A pocas horas del estreno de Rapunzel –con el teatro Metro convertido en un hormiguero de vestuaristas, escenógrafos, utileros y actores que se prueban sus trajes– Benjamín Alfonso (34) nos invita a pasar al camarín para charlar a solas.
-¿Nervioso por el debut en tu primera comedia musical?
-¡Muy! Pero también feliz y sorprendido de que me hayan convocado para este súper espectáculo. Cuando recibí la propuesta de interpretar a Leo, lo primero que les dije a los productores fue: "Chicos, todo bien, pero yo no soy del palo de la comedia musical". Nunca tomé clases de canto ni de baile, pero ellos me tenían fe, sentían que el papel era para mí y lo asumí como un gran reto… ¿Te digo la verdad? Nada me gusta más en la vida que los desafíos.
-¿Ya habías trabajado con Flor Otero?
-No, y es un privilegio enorme: es una artista inmensa, con esa voz aterciopelada que te conmueve y estremece. La adoro y admiro.
-Leí que empezaste a estudiar teatro por sugerencia de tu psicólogo mientras cursabas la carrera de Diseño industrial, ¿es verdad?
-Así es. Él me lo recomendó porque le parecía que el teatro me iba a ayudar a hacer un trabajo de introspección interesante, consideró que me iba a sumar mucho en una búsqueda interior en la que yo estaba en ese momento… Y es un tema de exploración que sigo haciendo y creo que haré toda la vida. También me lo sugirió porque yo era un chico muy tímido. Salí de mi primera clase de teatro tan feliz: fue un shock, algo hermoso. Te aclaro que seguí estudiando Diseño industrial y me recibí, pero no es una carrera que me apasione. Y yo soy un hombre que no puede vivir sin pasión. Amo los desafíos, la adrenalina y las aventuras.
-¿Fuiste profesor de surf en Hawái y Costa Rica? ¿Eso tuvo algo que ver con este espíritu aventurero del que me hablás?
-Sí, claro, me encanta viajar y elegí vivir un tiempo en esos dos lugares. No sólo di clases de surf, también fui jardinero.
-¿Extrañás esa vida un poco hippy?
-Para nada. Estuvo buenísimo hacer la experiencia y siento que cada tanto necesito volver a esas playas a surfear. Es como si me lo pidiera el cuerpo. Pero ahora estoy en otra etapa de la vida, con muchos proyectos, y quiero disfrutarlos a pleno.
-¿Estás trabajando, concretamente, en algún proyecto para televisión?
-Ahora está por estrenarse Rhizoma hotel, un unitario de Telefe en el que tengo un protagónico con Laura Laprida (26). Son historias mínimas, que arrancan y terminan en cada capítulo, pero a la vez están conectadas entre sí. La nuestra es una historia bastante oscura y tiene escenas de sexo muy fuertes.
-¿Cómo fue grabar esas escenas en este momento en el que tantas actrices salen a denunciar que sufrieron abusos o malos tratos por parte de sus compañeros de elenco?
–Hoy filmar escenas de sexo es todo un tema, pero yo lo manejé de una forma muy especial. Cuando me llegó el guion y vi lo que íbamos a tener que interpretar con Laura, la llamé y le propuse tomar un café para charlar tranquilos. Fue muy gracioso, pero te juro que le dije: "Ante todo quiero que estés cómoda cuando filmemos; si hay algo de lo que leíste en el guion que no te cerró, hablemos cuanto antes con el director para modificarlo. Eso en cuanto a la historia. Por mi parte, yo voy a respetar todas tus indicaciones y si algún gesto mío no te gusta quiero me lo digas de inmediato".
-Querías que ella se sintiera cómoda durante la filmación.
-¡Obvio! ¡Es lo único que me importaba! Entendía que la escena de sexo debía verse real para que la historia funcionara, pero no estaba dispuesto a que eso fuera a cualquier precio. Le dije cosas como: "Si vos no querés que te toque un seno o apoye mi mano en tu cola, me lo decís. Necesito que te quede claro que no voy a tomarme ninguna libertad que vos no autorices".
-¿Y ella qué te respondió?
-Ella es una copada; me dijo: "Relajate, está todo bien. Vamos a hacer un buen trabajo juntos". Y creo que fue así. Es una historia intensa e impactante.
-La pregunta que seguro no te gusta responder, pero debo hacerte: ¿estás de novio?
–(Se ríe) Estoy de novio, muy bien…
-¿Te planteás la posibilidad de tener hijos, de formar una familia?
-Sí, claro. Yo vengo de una familia muy conservadora, nací en San Isidro, soy el tercero de seis hermanos –cuatro varones y dos mujeres– y medio que me criaron para eso: formar mi familia el día de mañana. Es el mandato que tuve desde el día cero. No haberlo hecho aún y haber elegido esta profesión son como pequeños actos de rebeldía contra esa crianza tan convencional que tuve. Pero ahora, ya más grande, siento que estaría bueno tener hijos en algún momento. Aunque no hoy, ni mañana, por ahora quiero disfrutar de mi presente laboral y creo que en la vida siempre hay tiempo para todo.
Textos: Juliana Ferrini. (Foto: Maxi Vernazza/ Para Ti)
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