Alerta, amores low cost
por QUENA STRAUSS, periodista
Ahora podés volar a muchos lados pagando mucho menos, de acuerdo. Pero ya habrás advertido que esa mirada gasolera se ha hecho extensiva a las relaciones y que también los romances se han abaratado. Y mucho. Se besa, se acaricia y se aparea todo el mundo con todo el mundo como nunca antes. Pero en el medio todo se ha ido volviendo más ligero. Menos "específico". Así, un día nos sorprendemos admitiendo que tenemos "algo" con "alguien" que por alguna razón queda para siempre en ese lugar fantasmagórico. Esa es la primera alerta de Relación Low Cost: todo tiene tan poco peso (tan poco costo) que no da ni para gastarse recordando nombres ni profesiones. Lo querés en tu vida, sí, pero de la puerta y del corazón para afuera. Tranqui, que nos pasa a todos. El problema surge, en todo caso, cuando a) te pasa todo el tiempo o b) no les pasa a los dos al mismo tiempo. Ergo, vos querés ir en serio y él no, o viceversa. Pero por lo general en las relaciones low cost todo está claro desde el vamos y ya estamos lo suficientemente grandes como para saber que lo que cuesta nada vale ídem. ¿Qué sentido tiene hacerle una escena a un tipo que conociste en un sitio llamado Tutrampa.com? ¿O qué puede venir a reclamarte él si le dejaste en claro que verse un rato no significaba que fueras a dejar de verte con otra gente? Todo en estos vínculos es así: low. Bajo, chato, planito como pecho de marine. Yo no pido, vos no pedís y así estamos, en una sopa emocional cumplidora, pero sosa y berreta. ¿Sugerencia? Disfrutá un rato de chapotear en esta laguna Chis Chis del amor, pero en cuanto puedas hacete al mar. Con todo lo que eso implica.
Amor sin rebajas
por LUIS BUERO, periodista
Sufro de una enfermedad bautizada por Freud como neurosis obsesiva. No me la diagnosticó un profesional del bocho, pero lo deduje de mis lecturas de don Segismundo, y cuando se lo comenté a una psicóloga que me trataba mantuvo un aprobatorio silencio.
Esta posición subjetiva hace que para los sujetos como yo no existan las relaciones light. Podemos contratar vuelos aéreos de bajo costo, comprar en los negocios de segunda selección y elegir alimentos diet. De lo que estamos impedidos, al menos yo, es de establecer vínculos laborales, amorosos o de amistad "low cost". Todo lo que emprendemos implica una entrega total, incondicional, o no aceptamos el reto. Claro que no siempre la respuesta del otro es del mismo tenor.
En El Banquete de Platón, Alcibíades le insiste a su maestro Sócrates que le manifieste de manera expresa su amor y le dé un signo de su deseo. El psicoanalista Lacan utiliza este texto para exponer cierta fórmula del amor en la que se presenta un amante y un amado. Es decir que en una pareja hay un alguien que labura full time para que el otro lo ame, y el otro simplemente "hace la plancha" y se deja querer. El obsesivo es el primero de los personajes, seguro.
En las relaciones laborales nos sucede algo parecido, nos sentimos como el protagonista del tema de Serrat: "Uno de mi calle me ha dicho…". Es decir, desconocidos, ignorados, no valorados. Y la sensación de que no somos imprescindibles es muy exagerada en esta época donde todo es provisional, provisorio, eventual. Y sí. Debemos aprender a relajarnos y aceptar que el mundo "low cost" es el presente.
Ilustración: VERÓNICA PALMIERI
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