Querubines, vírgenes, cruces, trajes sastreros y piezas bordadas desfilaron en el antiguo cine Metropol, sede de la casa italiana, que fue transformada en un templo barroco.
Un show con impacto visual para inaugurar la pasarela. Bajo el lema "Fashion Devotion" una vez más la boutique se inspiró en el mundo eclesiástico.
La novedad para esta última colección otoño invierno 2018-2019 fue el uso de la tecnología, apelando una vez más al público millennial. En lugar de modelos, los bolsos y carteras desfilaron suspendidos en el aire por drones.
MODA RELIGIOSA. En cuanto a la colección, los diseñadores Stefano Gabbana y Domenico Dolce optaron por un estilo que fusiona lo sagrado con lo profano. "Todos somos pecadores en la moda y las mujeres son las grandes devotas", destacaron los creadores.
Marca registrada, la firma italiana, lejos de minimalismo, apuesta una vez más a la opulencia. No faltaron los abrigos bordados de oro, apliques en pedrería, vestidos en encaje, plumas, anteojos divertidos y los sombreros.
La nueva religión de D&G se refleja en las remeras, vestidos y camisolas con frases que ya causan furor entre el público y prometen ser tendencia:"Devoción por la moda","D&G: Cielo", "Pecador de moda", "Santa moda", "La moda es belleza".
¿Modelos? Los estilistas recurrieron a una fórmula que parece darles éxito: mezclar los modelos tradicionales con celebrities millennials. Esta vez fue el turno de Kitty Spencer, la sobrina de Lady Di, que ya había desfilado en 2017 para la casa.
Con una tiara sobre la cabeza, al estilo princesa, las comparaciones con su tía no tardaron en llegar. Spencer no fue la única 'royalty', también desplegaron su impronta las hermanas Manners -Violet, Alize y Eliza-, hijas del duque y la duquesa de Rutland, parte de la realeza británica.
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