El último lugar en el que uno espera encontrar hoy a la China Suárez (25) es en un estudio fotográfico, lista para protagonizar una campaña de ropa. Sin embargo, es precisamente allí –entre blusas con volados, blazers y vestidos de gasa estampada que integran la nueva colección de Naíma– donde nos reunimos para entrevistarla.
Cursa la semana 34 de embarazo y se la ve espléndida; se prueba un pantalón a rayas y se ríe porque no le cierra, pero soluciona el tema de inmediato con una camisa blanca larga que le tapa la panza. "La idea era protagonizar la campaña de primavera 2018, pero los primeros días de enero las chicas de Naíma me preguntaron, '¿te animás a hacer las fotos de invierno ahora?' Y obvio que acepté… ¡Si me siento perfecta!"
-Se te ve feliz eligiendo ropa… ¿Sos adicta a la moda?
-Nooo… ¡para nada! Me gusta esta marca porque es súper cómoda y eso es importante para mí. Detesto las prendas ajustadas. Para que te des una idea: yo amo andar desnuda por mi casa.
-¿Desnuda por completo? ¿Sin bombacha?
-Desnuda total. A ver, lo aclaro bien para que después no me lleguen reclamos o críticas: sólo ando desnuda cuando estoy con Benja (Vicuña, 39) y Rufina (4). ¡Si están los hijos de Benja me visto! A veces me dice (imita su tonada chilena): "Ya Chinita, ponte algo. Te ven desde la ventana". Asegura que nunca conoció a nadie que fuera tan fan del nudismo como yo".
-Tenés fecha para el 20 de febrero, ¿cómo llevás este último mes de embarazo?
-Súper tranquilo. Te diría que casi no me doy cuenta que estoy esperando un bebé si no fuera por la ansiedad de la gente que me pregunta: "¿ya sabés si es varón o nena? ¿Cómo se va a llamar?"
-Yo pensaba hacerte esas preguntas.
-(Se ríe) -¡Lo imaginé! Nombres no pienso darte… ¡me lo queman! Tampoco quiero que todos opinen y se arme un debate sobre el tema. Entiendo que va a pasar igual cuando nazca, pero ya es otra cosa: el nombre está puesto y al que le gusta, bien y al que no, también.
-Noto que te molesta que opinen sobre tu vida.
-Puede ser. Admito que a mí el embarazo me pone, ¿cómo decirlo?, más impaciente. Tengo la mecha corta, eso me pasa.
-¿Y con los antojos cómo estuviste estos meses?
-¿Sabés que no tuve ni uno? ¡Soy un embole como embarazada! ¡No tengo nada gracioso ni extravagante para contar! Yo, igual, te aclaro que jamás me cuido con la comida. Como de todo, pero si tengo que elegir algo dulce, suelo optar por postres más livianos o con frutas.
-¿Te gustaría tener un parto natural?
-Sí, claro, me gustaría pero no tengo esa obsesión de algunas mujeres por el parto natural. Lo dejo en manos de Dios y de la ciencia. Rufi venía para parto natural y fui a cesárea porque tenía una vuelta de cordón y mi obstetra decidió llevarme a quirófano. Perfecto. ¡No tengo nada que objetar! ¿Mirá si teniendo una buena clínica, anestesia peridural, médicos preparados para ocuparse de mi parto voy a ponerme a dar indicaciones sobre cómo tiene que nacer mi hijo?
-Entonces nunca te planteaste un parto en tu casa, por ejemplo.
-¡Ni loca! Nada me interesa menos que parir como una hembra. Yo soy muy amiga de Paula (Chaves) y ella es lo opuesto a mí, le gusta todo muy natural y el parto lo menos medicalizado posible. El otro día le dije: "Yo no pienso parir en una pelopincho en casa, no me quieras convencer", y nos reíamos. Imaginate que ya me está enloqueciendo con la teta.
-¿A Rufina la amamantaste mucho tiempo?
-Tres meses, porque después me quedé sin leche. Ahora veré qué pasa, pero no pienso sentir culpa si no puedo amamantar a mi próximo hijo hasta los 2 años.
-¿Cómo es la relación de Rufina con su papá? ¿Tienen un régimen de visitas establecido o es algo más libre?
-Durante el año estamos muy organizados y tratamos de respetar días y horarios para mantener cierto orden. Pero en vacaciones todo es más libre: si él quiere llevársela unos días porque tiene un buen plan, me avisa y la pasa a buscar y yo hago lo mismo. La verdad es que con Nico tenemos un buen vínculo, todo se puede charlar.
-¿Cómo definirías la experiencia de la familia ensamblada?
-Lindísima y también difícil. Es la verdad. No te voy a pintar un mundo ideal porque eso no existe. Hoy siento que tengo una familia que me contiene y, a la vez, de la que me siento responsable y me encanta. Por otra parte, ocurre que a mí siempre me gustaron mucho los chicos, charlar con ellos y jugar, porque siento que ellos no están contaminados, son lo más puro que hay.
-¿Sentís que tenés un instinto maternal muy desarrollado? -Sí, claro. Yo siempre supe que ser madre es lo que más quería en la vida. Te aclaro que entiendo perfecto a aquellas mujeres que se sienten súper realizadas con su trabajo y con eso les alcanza, pero a mí no me pasa. Yo puedo filmar la mejor peli del mundo con el director que más admiro y todo bien, entiendo que es un gran logro, pero mi verdadera vocación, la que me realiza como mujer, es la maternidad.
-¿Y cómo es un día en tu vida cotidiana? ¿Quién se ocupa de cocinar para todos?
-Yo cocino para todos y debo decirlo: lo hago muy bien (Se ríe). ¡En serio! Me enseñó a cocinar mi papá porque mi mamá no sale de las salchichas con puré. Preparo unas hamburguesas de quinoa que son una delicia. El tema es que soy vegetariana –la única de la casa– y me cuesta un poco manipular carne, así que lo hago con guantes de látex. Pero ya me acostumbré.
-¿Benjamín se lleva bien con las tareas domésticas?
-¡Muy bien! Él no cocina, pero limpia el desastre que dejo yo. Hacemos un excelente equipo. Yo detesto lavar los platos y después que preparo algo la cocina queda, literalmente, detonada. Entonces Benja –que no puede irse a dormir con la casa en ese estado– va y limpia todo. Tenemos bien distribuidas las tareas.
-¿Con el bebé será igual?
-Sí, obvio. Vamos a tener un hijo juntos y la idea es criarlo entre los dos. Sé que va a ser así porque Benja es la persona más generosa, compañera y protectora del mundo, ¡es el hombre ideal! Hoy, cuando me levanto a la noche para ir al baño, me pregunta si necesito algo. Por eso estoy segura de que el día de mañana, cuando el bebé se despierte llorando lo primero que va a hacer es ir a buscarlo y traerlo para que le dé la teta.
-Es, además, un papá con experiencia.
-Sí, pero no sé si pasa por ahí. Yo siento que con él comparto mil cosas que antes nunca compartí con nadie… ¡Nos reímos mucho! Te doy un ejemplo para que me entiendas: en la intimidad yo tengo un humor muy ácido, soy súper guarra y puedo decir cualquier barbaridad en tono de broma. Con otras parejas siempre sentí que me tenía que cuidar para hablar porque me censuraban. A lo mejor íbamos a una comida, yo hacía algún comentario de ese tipo, muy a mi estilo, y en el camino de regreso a casa tenía que fumarme un sermón sobre lo que no correspondía decir en público. Eso con Benja jamás me pasa porque nadie festeja mis chistes como él.
-Con cuatro niños en casa y un nuevo integrante en camino, ¿logran tener un momento a solas?
-Sí, claro. Tratamos de que todos se bañen y cenen temprano y, cuando ya están dormidos, nos sentamos en el sillón en silencio y decimos: "¡Qué lindo es este momento de novios!".
-¿Nos podés adelantar algo del casamiento? ¿Está confirmado que va a ser en el 2018?
-Sí, este año nos casamos. Eso es lo único que tenemos decidido. Todos nuestros amigos nos piden fecha y lugar y aún no lo definimos. Supongo que será en primavera, pero no quiero inventar. Sólo te puedo decir que no va a ser una megafiesta ni nada por el estilo.
-¿Benja va a participar de la organización de la fiesta o es algo que deja más a tu criterio?
-Supongo que organizaremos todo juntos después de que nazca el bebé. La verdad es que, como te dije antes, somos un buen equipo porque logramos el punto justo entre ser súper compinches y respetar, a la vez, los tiempos del otro. Es decir: cuando estamos juntos es porque queremos, porque lo elegimos, no porque es lo que corresponde. Yo siempre que estuve en pareja me sentí como asfixiada y con ganas de huir, necesitaba tener mi tiempo a solas y me costaba encontrarlo. Con Benja no me pasa: ninguno le rompe las bolas al otro. Igual, también reconozco que ahora me sucede algo muy especial: todo lo quiero hacer con él. ¿Será que estoy muy enamorada? (Se ríe con ganas).
Texto JULIANA FERRINI. Producción: Marité Rizzo. fotos: Gabriel Machado para estudio Machado Cicala Morassut / ALEJANDRO CARRA
Maquilló: Bettina Frumboli para Frumboli Estudio Peinó: Juan Manuel Cativa para Mala Peluquería. Ropa: Naíma (anticipo invierno 2018).
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