Paula estaba encantada con el regalo que le había conseguido a Matu, su sobrino favorito. Con diez años Matu y cero idea Paula sobre el mundo de los videojuegos, se sintió feliz cuando logró dar en un negocio con lo que el chico le había pedido: un juego llamado GTA. "Y no pasaron los días que mi hermana me llamó, totalmente sacada. Me increpó cómo había podido regalarle semejante cosa a Matu y me cortó. Casi me muero, no entendía nada", recuerda ahora Paula.
Finalmente, ya más calmada, su hermana volvió a llamarla y le explicó la situación. "Me dijo que había encontrado a Matu jugando y que en la pantalla se veía a una chica sexy bailando sobre el regazo del jugador. Recién entonces supe que GTA son las siglas de Gran Robo de Autos en inglés y que esa versión que me había pedido Matu era la más violenta y tremenda de todas. ¡Y la juegan nenes de diez, doce años!", cuenta.
VIOLENCIA EN LA PANTALLA. Como Paula, la mayoría de los adultos vamos a ciegas por ese mundo que tanto parece atraer a chicos y adultos jóvenes: el de los videojuegos. Y de la misma manera, en muchas oportunidades dejamos a los chicos solos con sus dispositivos, convencidos de que "ellos saben más que nosotros de todas estas cosas".
Pero ¿están realmente "tranquilos" en esos universos? "Los chicos siempre jugaron con juguetes o juegos que representaban hechos violentos", precisa Graciela Moreschi, médica psiquiatra. "Lo importante es que haya un camino heroico. En algunos videojuegos hay violencia sin sentido. El sentido es fundamental: por qué hacer algo, cuál es la lucha, quién es el héroe. Si nada tiene sentido, si hay solo crueldad, no ayuda a que los chicos desarrollen la compasión, la empatía", precisa.
Al mismo tiempo, y como aporta el especialista en Nuevas Tecnologías Enrique Quagliano, en la raíz de este fenómeno se encuentra "la multitud de aristas que conlleva la relación entre chicos y videojuegos. Una de ellas es el 'uso por arrastre', esto de que 'como mi amigo lo tiene yo lo quiero', y mi inclusión en el grupo tiene que ver con que lo juegue o no, haciendo muy difícil para los padres romper ese círculo".
Y eso nos hace perder de vista que los videojuegos, como las películas, son clasificados por las agencias de regulación y hasta por sus propios fabricantes como adecuados o inadecuados para determinada edad. Y la mayoría de los juegos por los que los chicos deliran (GTA, Halo, Call of Duty, Bioshock, Manhut) están estrictamente desaconsejados para menores de 18 años. El especialista en sociología de videojuegos Alejandro Tortolini, del proyecto Aulas Interactivas de la Universidad de San Andrés y de la ONG Educación Abierta, sugiere además "no dejar jugar a los chicos a un videojuego cuyos valores estén en contra de los valores que como madre o padre quiero transmitir. Hay además juegos que plantean dilemas éticos muy duros: en Bioshock, por ejemplo, nos topamos con niñas mutantes –recurso que permite lo que Hartman y Vorderer llaman la "desconexión moral"– que llevan en su interior una energía que debemos recolectar para avanzar en el juego. Si las matamos, recogemos el recurso más rápido; si las adoptamos, lo obtenemos más lentamente. ¿Qué hacer: matarlas o adoptarlas? Si jugamos Manhunt, el dilema que nos presentan es decidir con cuánta crueldad mataremos a nuestros oponentes, según apretemos más o menos fuerte una tecla. A mayor presión, la muerte será más cruel. Si elegimos el nivel más 'piadoso', el juego se volverá más repetitivo y lento. ¿Qué hacer? Seguramente la mejor decisión será, como dijo el experto José Zagal, no jugarlo", propone.
CHICOS SEDADOS, CHICOS SOLOS. Julieta es mamá de un "gamer" de apenas 10 años que sólo le da una pausa cuando se conecta y juega en red. "Este es otro aspecto central a tener en cuenta en este fenómeno: el del videojuego como distracción", apunta Quagliano. "Por más que suene muy crudo, los padres te dicen 'Mientras juega no molesta'. Y la mayoría de ellos tiene un profundo desconocimiento en cuanto a los riesgos implícitos. Esa ingenuidad paterna suele poner la decisión de qué y cuánto jugar en las manos del propio chico". Los expertos insisten que es muy importante no dejar solos a los chicos con las máquinas. Poner la consola o el smart en el living y a la vista, pautar horarios y jugar con ellos. De lo que se trata, en definitiva, es de no abandonar a los chicos ni en la elección del juego ni en el momento de jugar. "Como todo en la vida, creo que en materia de videojuegos es cuestión de medida y de criterio", dice Tortolini.
"Jugar un videojuego violento no crea una persona violenta, y hay una enorme cantidad de investigación que así lo demuestra. En el ambiente hay un dicho que dice que así como jugar un videojuego de cirugía no me convierte en cirujano, jugar uno violento no me convierte en una persona violenta. Sin embargo, creo que jugar solamente juegos violentos puede generar en los chicos niveles de estrés y de ansiedad que pueden ser contraproducentes. Y eso hablando de videojuegos elegidos de acuerdo con la edad del jugador". Los especialistas sugieren entonces no dejar solos a los chicos en esta clase de elecciones y estar a su lado revisando no sólo a qué juegan sino también por cuánto tiempo y con quiénes. Y, también, estar ahí para decir cuándo ya ha sido suficiente.
¿Cómo saber a qué juego están jugando tus chicos?
Según explica Alejandro Tortolini del proyecto Aulas Interactivas de la Universidad de San Andrés, "existen dos páginas de la industria de videojuegos que tienen una clasificación según edades de manera similar a como se califican las películas: la de ESRB de Estados Unidos y PEGI de la Unión Europea, que tiene la ventaja de estar en español (http://www.pegi.info/es/). Allí veremos que hay un código de edades y colores y unos símbolos que nos indican si un juego tiene escenas de violencia, de miedo, de sexo, de drogadicción, de abuso a indefensos, lenguaje adulto, etc. Para saber si un juego es conveniente o no lo buscamos por nombre en el buscador de la página. Para asegurarnos de que el nombre esté bien escrito (el buscador necesita el nombre exacto) es mejor buscarlo primero en Google, copiar el nombre y finalmente pegarlo en el buscador de PEGI", recomienda.
Textos: QUENA STRAUSS Fotos LATINSTOCK
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