Mientras la mayoría de los chicos de su edad piensan en ir a bailar, el buzo del último año y el viaje de egresados, Delfina Pignatiello (17) tiene la cabeza en otro lado. Se levanta todos los días a las cinco de la mañana para llegar a su primer turno de entrenamiento, en la pileta de la municipalidad de San Isidro, después va al colegio hasta el mediodía (es abanderada de sexto año del colegio Cardenal Spínola de San Isidro), y a las cuatro de la tarde comienza el segundo turno de natación. Tres horas más en el agua y, cuando vuelve a casa, hace la tarea. A las nueve de la noche ya está lista para dormir porque el despertador sonará otra vez a las cinco en punto del día siguiente.
Es una rutina exigente y sacrificada que sólo puede cumplir alguien responsable y disciplinado, con objetivos claros y que apunta bien alto. Este esfuerzo la llevó a obtener tres medallas (oro en 800 y 1.500 metros libres, y plata en 400) en el Mundial Juvenil llevado a a cabo en Indianápolis, Estados Unidos, en agosto pasado. Además, alcanzar tres récords argentinos en esas distancias de la competición. Un camino de lucha resaltado con la coronación de los Premios Olimipia , el galardón que reconoce a los mejores atletas nacionales de 41 disciplinas.
Alguien como Delfina que integra la selección nacional de natación y que este año subió varias veces al podio de los ganadores durante el Mundial de la juventud, en Estados Unidos. Una anécdota: durante los días de competencia Delfina no usó el celular más que para escuchar música. "Así no recibía presiones y no me quedaba hasta tarde con el celular", explica.
Y a la vuelta de tanta gloria, otra vez a casa, junto con sus papás, Paula y Germán, y su hermano Gianluca (13), y otra vez a la pileta para seguir entrenando, como si todavía no hubiera ganado nada. "Hay cosas que me sorprenden -confiesa- Hace un año yo era la que les pedía fotos a los más grandes de la selección y ahora los chicos me piden a mí. ¡¿Qué pasó?!, digo, y siento que fue todo muy rápido. Pero no me incomoda".
SE TIRA A LA PILETA. A los 12 años y después de incursionar por varios deportes, le dijo a su mamá (profesora de natación) que estaba decidida a competir en esa misma disciplina, y dos años más tarde participó de su primer torneo nacional.
Hoy ya tiene en su haber tres mundiales: dos juveniles (en 2015 y 2017) y uno de mayores (en 2016) y este nuevo premio (2017). El de este año será el último mundial juvenil al que asista ya que en 2018 saltará de categoría definitivamente. Y, sin haber asistido a mundial de mayores en Budapest, por sus marcas Delfina ya está 5ta en el ranking mundial de mayores. "Mi mayor objetivo es una medalla en un mundial o juego olímpico mayor".
Y al escucharla la imaginamos con una de esas colgadas alrededor de su cuello porque transmite entusiasmo y convicción.
textos CANDELA URTA (curta@atlantida.com.ar) fotos CARLOS ALFANO
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