Si la película protagonizada por Ryan Gosling y Steve Carell, Loco y estúpido amor (2011), se estuviera rodando recién ahora, la escena en el patio de un shopping donde Jacob Palmer (Gosling) revolea una zapatilla de Cal Weaver (Carell) por ser de mal gusto y estar totalmente fuera de moda, sería muy diferente. Seguramente el modelo de zapatilla deportiva súper aparatosa y descuidada a causa de su constante uso no sería el ítem a descartar, sino el must have a incorporar a un vestuario cool.
A los ojos de cualquier amante del buen gusto y las buenas costumbres, las Triple S sneakers que Balenciaga presentó como lo último de lo último para su temporada fall-winter 2017/2018 son tan feas que parecen casi un insulto. Son –en una dimensión que trasciende tiempo y espacio– como esas zapatillas que usan nuestros padres: tan cómodas como incombinables, tan prácticas como impresentables.
PERDÓN, RIÑONERAS. En la misma línea de elemento hiperfuncional, pero siempre out of fashion, encontramos otro accesorio: la riñonera, que ahora se ha vuelto it. Característica infaltable del outfit de todo antihéroe, tanto en la ficción como en la realidad, la riñonera nacida en la década de 1980 naufragó siempre en la periferia de la moda: la usaba George Constanza en la serie Seinfeld y los turistas –sin sentido del gusto– en la vida misma.
Sin embargo, ahora que quien la usa es la chica del momento Kendall Jenner y no una loser cualquiera, un poco me dan ganas de hurgar en el baúl que contiene esas cosas que no sé por qué mi papá nunca quiso tirar y ver si rescato alguna. Es que estos objetos son tan feos que me parece que dan la vuelta entera y ya empiezo a verlos con cariño. ¿No será que estamos tan bombardeados con leyes sobre lo que debemos usar para que nadie la pifie, tan intervenidos por filtros de Instagram y Snapchat para que todo se vea más lindo, tan armados para la foto, que necesitamos que algo se salga de la norma para que nos despierte interés?
EL "MAL GUSTO" DE MODA. Qué se usa y qué no parece estar reglado, pero no lo está del todo. Para que un diseño o estilo se presente en pasarela como tendencia hay un estudio y análisis previo de un no-sé-qué latente en la sociedad que se produce casi de manera intuitiva y que se evidenciará luego con el sentido de aceptación que esa tendencia tenga. No es la primera vez que el mal gusto se impone, ni será la última: la cartera de nylon que reivindicó a la firma italiana Prada a comienzos de los '90 y las tabi boots (botas con dedo partido) que hicieron famosa a la Maison Margiela son algunos ejemplos.
El turno ahora es de las zapatillas triples y de la riñonera, dos objetos ñoños por excelencia que hoy en día son puro éxito. Las Triple S sneakers de Balenciaga están agotadas en ventas, muy a pesar de ser la versión de zapatillas más cara de la firma (655 euros). Sus tres capas de suela le dan un aspecto casi ortopédico y el color amarillento del plástico hace que parezca corroído, tanto que no parecen nuevas, sino más bien adquiridas a través de la venta de garage de algún vecino muy nerd. Pero hay más: la combinación de colores, los materiales y hasta la puntera donde el talle del calzado aparece bordado, todo es border en este calzado. Tan border que es garantía de éxito, por eso firmas como Dior y Gucci hicieron las suyas.
En cuanto a la riñonera, hay tantas versiones como marcas de alta moda. Chanel, Moschino, Vuitton, Gucci, Hermès, Dior; algunas más deportivas, otras más urbanas y otras tan ornamentadas que pueden tranquilamente reemplazar un clutch en una fiesta. ¿No sería genial poder bailar en la pista sin tener que estar mirando a cada rato hacia la silla donde dejaste apoyada la cartera? Y si en lugar de los tacos aguja nos calzáramos las Triple S, ni les cuento. Si el confort viene de la mano del mal gusto, ¡entonces pongamos el mal gusto de moda!
textos MARIELA RAFFAELLI (mraffaelli@atlantida.com.ar) fotos ARCHIVO ATLÁNTIDA
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