En la era de los millenials, con el fin de complacer a los nuevos talentos, las empresas del mundo entero fueron accediendo a una modalidad de trabajo más flexible que prometía mantener todas las bondades del empleo bajo dependencia, pero sumándole las ventajas de los freelances: el home office.
Como lo indica la palabra, esto significa trabajar desde casa, ya sea una vez por semana, varios días, todos o de manera aleatoria según la decisión de cada empleado y empresa. Sin embargo, no todo es una fiesta. Es que, según un informe realizado por la Sociedad para la Administración de los Recursos Humanos de los EE.UU., el porcentaje de personas que gozan del home office bajó de un 24% a un 22% en los últimos dos años. Muchas de las empresas líderes en el mundo como IBM, Best Buy, Yahoo o Bank of America dieron marcha atrás y les exigieron a los empleados volver a sus puestos en las oficinas.
¿El motivo? Los especialistas aseguran que, si bien trabajar desde casa claramente tiene sus encantos, a largo plazo perjudica el rendimiento de la empresa, descuida las relaciones interpersonales, debilita el contacto con los clientes, no fomenta el trabajo en equipo y se pierden ideas de negocios que surgen espontáneamente en espacios comunes.
En la Argentina el home office crece tímidamente, aunque ahora su futuro es incierto. "Hay prácticas que no pueden ser trasplantadas de manera automática porque están condicionadas al contexto cultural, social y también al momento de crecimiento económico de cada país", plantea Cecilia Senén González, doctora en Sociología y especialista en relaciones laborales y empleo.
COCOONING. A comienzo de los '90 nació esta tendencia creada por la consultora de marketing Faith Popcorn que promovía volver al hogar. Inclusive durante la jornada laboral. El pionero en implementar el home office fue el estado de California en 1988, cuando seis departamentos del gobierno les propusieron esta posibilidad a sus empleados. Los resultados de este ensayo de teletrabajo fue un éxito rotundo: incrementó la productividad y se achicaron gastos.
Si bien el home office se volvió casi un derecho en la mayoría de las empresas de Estados Unidos (actualmente hay 33,7 millones trabajadores que lo disfrutan), según publicó el diario financiero The Wall Street Journal, cada vez son más las firmas que quieren volver al esquema de trabajo convencional.
La primera en tomar esta decisión fue -en 2016- Marissa Mayer, CEO de Yahoo, argumentando que "es mejor para la cultura colaborativa e innovadora de la compañía". Tiempo después lo siguió IBM en Estados Unidos. El trabajo remoto ya no es una opción para ellos. Para incentivarlos, invirtieron US$ 750 millones en renovar los espacios de oficinas y en capacitaciones.
TRABAJAR EN CASA. Es de esas expresiones anglosajonas que adoptamos como locales ya que no tiene una traducción exacta en español. Quizás éste sea uno de los motivos por el cual nunca encajó al 100% en nuestra cultura. Por ejemplo, muchos se sorprenden al saber que una empresa tecnológica como OLX no ofrece este beneficio.
Para fomentar el trabajo en equipo en una misma oficina ellos crearon un espacio súper tentador: tienen snacks, frutas, heladeritas con bebidas, un playroom, masajes una vez por semana, play station, pin pong y metegol, entre otros beneficios.
En sintonía con la decisión que tomaron en Estados Unidos, IBM Argentina también pretende erradicar el home office de su política. "La compañía se está transformando y apoya la modalidad agile, que implica formar grupos pequeños llamados squads para trabajar codo a codo. Pero por ahora hacemos un mix entre el teletrabajo y el laburo en la oficina", dice en confidencia un especialista IT de IMB.
CASOS DE ÉXITO. Por otro lado, algunas compañías se enorgullecen llevando la bandera del home office. Alejandra Ferraro es la actual directora ejecutiva de Recursos Humanos de Accenture para Latam, que cuando arrancó en la compañía hace 20 años no tenía la opción de trabajar desde su casa.
En 2005 se empezó a implementar de manera esporádica hasta que, en la actualidad, todos los empleados que llevan más de seis meses contratados pueden gozar del home office dos veces por semana. Y, en el caso de las madres recientes, pueden trabajar tres días desde sus casas y dos días media jornada. "Todo es bueno en su justa medida. Las empresas que volvieron atrás fueron porque eran extremistas e iban cuatro veces por año a la oficina. Nosotros buscamos un balance que nos da resultados porque la productividad es buena, la gente lo valora enormemente, lo eligen y lo retribuyen. Tenemos una cultura sustentada en los valores y códigos de ética. Nos basamos en la confianza y el trabajo en objetivo", asegura la experta.
texto AGUSTINA D'ANDRAIA (adandraia@atlantida.com.ar) fotos LATINSTOCK
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