CHANEL. Karl Lagerfeld, el rey de los desfiles majestuosos, ha transformado el Grand Palais en un impresionante jardín. Al principio fue un claro homenaje a Coco con las míticas chaquetas del tejido de la casa y faldas midi en tonos que iban desde los crudos a los violeta pero siempre dentro de la gama cromática de los colores pastel. Las referencias a las flores -uno de los elementos clave de Chanel- y la naturaleza no faltaron. No sólo estuvieron en el decorado también en las prendas a través de corolas en los hombros de las chaquetas y los volúmenes de las faldas y vestidos. La mujer Chanel floreció por debajo de capas y capas de tul de seda, chiffon y organdí plisado o enriquecida por bordados botánicos compuestos de lentejuelas, canutillos, piedras y bisutería. Las plumas acariciaban sus hombros o tobillos, extendiendo el tejido del tweed y del satín mate.
Triunfaron los tocados de rejilla combinados con botas planas a la altura del empeine – también de tweed- logrando un espíritu elegante y juvenil.
JEAN PAUL GAULTIER. El enfant terrible de la moda le rinde homenaje a su 'padre artístico' Pierre Cardin. Una colección llamativa y excéntrica con guiños étnicos y orientales, desde la implementación del maquillaje pasando por los peinados, las siluetas hasta las estampas. Cortes arquitectónicos y el invasión de flejos en vestidos y sastrería fueron la novedad.
DIOR. El desfile se realizó en una sala llena de espejos del Museo Rodin de París, un telón de fondo perfecto para mostrar esta colección tan arquitectónica y moderna, inspirada en Leonor Fini, artista surrealista argentina. Maria Grazia Chiuri presentó la colección alta costura verano 2018 con una propuesta basada en el binomio blanco y negro negro y una dosis de sensualidad. Se vieron vestidos con transparencias, tules que dibujaban las siluetas y trajes sastreros fueron los principales ítems. El color negro es siempre un acierto por eso lo propone en todo tipo de diseños: vestidos, sastres (muchas salidas con pantalón), trajes de chaqueta y falda. También aparecieron vestidos de princesa de escotes strapless, hombros al aire, cinturas muy entalladas y llamativas faldas de mucho volumen, algunas con interminables capas de tul. No faltaron las referencias al tarot y la astronomía a través de estampados y bordados. El detalle más llamativo del desfile fueron las gafas de sol futuristas realizadas en tul que tapaban medio rostro.
GIAMBATTISTA VALLI. La firma diseñó nuevos modelos de gran volumen donde las asimetrías fueron su razón de ser. Se vieron calados, plisados y volados donde no faltaron sus famosos bordados florales y sus vestidos tail hem (cortos adelante, largos atrás), el sello más reconocible del diseñador italiano. Aparecieron también vestidos rectos a ras de suelo. Se impusieron los colores flúo, pasteles y blancos. El plato fuerte de la colección fueron los diseños voluminosos donde el tul hizo de las suyas y creó vestidos que emulaban un gran algodón de azúcar.
VALENTINO. Había gran expectativa por la puesta en escena de Pierpaolo Piccioli en su propuesta de haute couter. El atelier decidió rendirle homenaje al motor de la firma, sus artesanos que llevaban bordado en su interior cada uno de sus nombres.
Los vestidos voluptuoso de estilo renacentista -la marca registrada- de la boutique se tiñeron de colores vibrantes -el clásico rojo, al igual que una paleta viva en naranja, azul y fucsia. Todos invadidos de volados que brindaban vitalidad a cada pieza.
Texto VALERIA MARIÑO. Fotos: FOTONOTICIAS y AP
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