"¡Qué bebé más bonito!"… "¡Te amo, te amo, te amo!", le decís a tu hijo mientras lo sostenés con los brazos arriba y lo sacudís hacia adelante y hacia atrás, sonrisa de por medio. Por supuesto que no lo hacés con mala intención, pero zarandearlo puede traerle consecuencias poco gratas.
En qué consiste
Se lo llama "Síndrome del zarandeo". Proviene de la expresión del inglés "shaken baby" que puede provocar un tipo de lesión a nivel cerebral en los pequeños.
El neuropediatra Claudio Waisburg explica que sus cabezas son mucho más grandes en proporción a otras partes de su cuerpo y, por ende, son también más pesadas. Entonces, al sacudir al bebé fuertemente, el cerebro puede golpear el cráneo y producir hematomas o hemorragias internas.
"Todos los movimientos bruscos, sacudones fuertes o en forma de látigo (cuando la cabeza va y viene de un lado a otro) deben evitarse, sobre todo en los bebés menores de 3 meses, que aún no tienen sostén cefálico", agrega el experto.
Pasos a seguir
Entonces, si vas a jugarle, que sea sosteniéndole la cabeza. Lo mismo al momento de acostarlo: apoyá su cabecita primero con tu mano debajo y luego el cuerpo, así evitás que se le vaya bruscamente para atrás.
Ahora bien, si a pesar de estos recaudos, creés que se le pudo haber caído la cabecita de manera brusca hacia abajo y hacia arriba, o notás que presenta más decaimiento, somnolencia, mala actitud para alimentarse, vómitos o llanto constante que de costumbre, lo mejor va a ser que consultes con su pediatra.
En la consulta
Waisburg cuenta que el profesional lo va a revisar con un detallado examen neurológico (como por ejemplo reflejos de los ojos, perímetro cefálico, características de la fontanela anterior-mollerita, tono muscular, nivel de alerta).
Si sospechara que puede llegar a tener este síndrome, seguramente te indicará diferentes estudios como ecografía abdominal, radiografía de huesos largos para descartar fracturas, neuroimágenes para descartar sangrado del sistema nervioso central y te derivará a un oftalmólogo para que le realice un adecuado fondo de ojo y descarte hemorragias retinales. En caso de que se encuentre alguna lesión, según de cuál se trate, será su tratamiento.
No dejes de mimar a tu bebé ni le saques ese placer a la gente que lo quiere. Simplemente tengan el recaudo de sostenerle siempre la cabecita al agarrarlo, y listo. Él necesita sentirse amado y ser mimado, siempre.
Por Milagros Mignaquy y Paula Labonia / Asesoró: Dr. Claudio Waisburg, neuropediatra, director médico del Instituto SOMA, M.N. 98.128.
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