Rocío Igarzábal: "La maternidad es una montaña rusa de emociones"

Abocada por completo a la música, la ex Teen Angel es una mamá muy presente, que comparte la crianza de su hijita y el trabajo con su marido. De todo eso y más, hablamos con ella.

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Rocío Igarzábal y su hija
Rocío Igarzábal y su hija Lupe: “La maternidad es una montaña rusa de emociones”. Foto: Maxi Didari / Para Ti Mamá.

Se los ve muy unidos, son un auténtico tándem que van de aquí para allá, los tres juntos: bebé, mamá y papá. Pero no es un trío cualquiera, sino el formado por la actriz y cantante Rocío Igarzábal y su pareja, el músico Milton Cámara, padres de la pequeña Lupe, que acaba de cumplir 2 años el 7 junio. Por eso, mientras a mamá la maquillan y peinan para las fotos, papá cuida de la pequeña.

–Se te ve espléndida, feliz y relajada. ¿Cómo te sienta la maternidad?

¡Es una montaña rusa de emociones! Descubrí otras cosas mías, reacciones o situaciones que me sorprenden. Además, es impresionante tener un ser humano desde cero, ver cómo va evolucionando, crece e incorpora todas las cosas que nosotros hacemos con naturalidad: caminar, hablar…

–¿Siempre habías pensado en tener hijos o te surgieron las ganas con Milton?

–Me pasó de sentirlo más fuerte cuando lo conocí a él. Nunca me había planteado tener hijos a cierta edad, tampoco era un deseo desde chiquita. Siempre tiré más para el lado de la actuación y no me había planteado en qué momento quería tener hijos. Pero cuando lo conocí a Milton, me dieron ganas de ser mamá y de formar una familia con él. Fue todo muy rápido.

–¿Cómo te imaginabas como madre y cómo sos, finalmente?

–Lo que uno no se da cuenta hasta que lo vive es el margen de paciencia y esfuerzo que uno puede desarrollar con un hijo. Ese amor incondicional del que se habla cuando nos referimos a los hijos. Podés estar agotada, sin dormir, sin atender tus necesidades básicas pero aun así estás 100% disponible para esa personita. En los primeros meses era todo muy idílico, me sentía flotando en una nube, todo era hermoso. Después ves que no es tan así, pero igual todo lo que sucede es enriquecedor y vas aprendiendo en el camino, pero hasta que no lo vivís no tenés la magnitud de amor e intensidad que es en realidad.

En los primeros meses era todo muy idílico, me sentía flotando en una nube, todo era hermoso.

–¿Sos una mamá relajada o muy obse?

–Soy re relajada, aunque también un poco obse con algunas cuestiones. Pero busco relajarme. Para eso tal vez lo escucho mucho a Milton, sobre todo cuando entro un poco en crisis. Él me da la mirada externa en el vínculo mamá-bebé que, sobre todo al principio, es muy fuerte. Y trato de incorporar lo que él me dice o lo que siento que está bueno cambiar, para que el desarrollo de ella sea más libre. A veces siento que más que cuidarla la estoy sobreprotegiendo. Con algunas cosas soy firme y me gusta serlo.

–¿Con qué cosas por ejemplo?

–Por ejemplo con la teta. Ahí tuve algunas dificultades al principio, no se prendía bien, pero yo seguí insistiendo, no por cabeza dura, porque no había problemas, sino algunos desajustes. Me asesoré con una puericultora que me ayudó un montón y me explicó que era cuestión de paciencia, de encontrarle la vuelta y de conocer a la beba también. O tal vez con el tema de la comida, que coma sano. Obvio que tampoco me pongo súper estricta, porque disfruto de ver el intercambio cuando va a lo de los abuelos y come cosas ricas, o que coma en la mesa con los primos.

La ex Teen Angel hoy
La ex Teen Angel hoy está enfocada en su carrera como cantante y en la crianza de su hijita Lupe. Foto: Maxi Didari / Para Ti Mamá.

–¿La seguís amamantando?

–Sí, sigue tomando teta. No decidí cuándo vamos a parar. Nosotras vamos a ir viendo cuándo es el mejor momento, cómo nos sentimos entre las dos. Lo re disfruto, me encanta y creo que a ella le suma un montón. Siento que tenemos un vínculo muy afianzado. Además, Lupe es muy menudita. Nació con 3,400 kg y medía 47 cm, era cortita. Después empezó a crecer y siempre chiquita. Por eso en algún momento me decían que dejara de darle la teta para que comiera más, hasta que uno de los varios pediatras que fuimos a ver nos dijo que no necesitaba engordar, que estaba creciendo perfecta en sus curvas y que estaba sana. Ahí me empecé a relajar un poco más. También la puericultora me dio mucha confianza, porque todo el mundo opina y recibís comentarios de todos lados. Hoy,miro para atrás, veo que me pide teta y cómo nos miramos mientras le doy, cómo se ríe, tenemos nuestros códigos y todo el esfuerzo valió la pena. Es muy mágico.

Por Florencia Romeo / Producción: Paula Germino / Fotos: Maxi Didari.

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