Aprender a conocernos, entendernos y conectarnos con nuestro pequeño, es una misión única y un desafío amoroso que arranca desde que nace. Según la psicóloga Analía Mitar, al principio el vínculo está dado más por lo físico –a través de la piel y la mirada– y la gran conexión es a través de la boca, ya sea porque le damos la teta o la mamadera.
A partir del tercer mes aparece su sonrisa y funciona como puente con nosotras. Desde el séptimo y octavo mes, o por la incorporación del bebé en el aprendizaje de ciertas palabras y del reconocimiento de su nombre, el lenguaje también pasa a formar parte de la conexión. Entonces, la mejor manera de vincularnos con nuestro bebé, es a través de lo físico y de lo emocional. Por eso la especialista recomienda:
* Ponelo sobre tu corazón. Lo estuvo escuchando durante los nueve meses de gestación y ya conoce su sonido. Al ponerlo arriba de tu pecho, el ritmo cardíaco lo tranquiliza y a su vez hace que te sientas poderosa por poder calmarlo. Aprovechá ese momento para abrazarlo y besarlo, herramientas básicas como vehículo del amor.
Al ponerlo arriba de tu pecho, el ritmo cardíaco lo tranquiliza y a su vez hace que te sientas poderosa.
* Leele cuentos. Son fundamentales para la conexión –además de estimularlos para la lectoescritura– ya que el niño puede, a través del relato, ir aprendiendo lo que es una secuencia de acciones y a saber esperar. Esta es una herramienta para profundizar aún más el lazo madre-niño.
* Ofrecele movimientos rítmicos. Acunarlo o sacarlo a pasear en auto son buenas ideas para generar en el bebé la sensación de estar en el útero nuevamente –por el parecido al movimiento rítmico de cuando caminabas con panza– y esto refuerza la conexión por sí mismo.
* Dale la teta. El vínculo es a través de la mirada, del contacto piel a piel y del contacto teta-boca. Esto genera una unión emocional y psicológica de contención y cuidado, además de satisfacer las necesidades básicas del bebé, como alimento y amor. Si por alguna razón la lactancia no es una opción, también podés lograr una conexión emocional al darle la mamadera.
* Bañalo. Por el contacto con el agua, el niño siente que vuelve, de alguna manera, al útero materno y esto lo hace sentir más cerca tuyo.
Por Carolina Koruk / Asesoró: Analía Mitar, psicóloga especialista en Crianza, directora de Familyhold, M.N. 17.818.
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