La búsqueda de la felicidad es tan arcaica, que ya en la antigüedad, filósofos como Aristóteles, Sócrates y Platón reflexionaban y se formulaban preguntas sobre su significado. "Es una emoción", asegura hoy sobre el término Alexander Kjerulf, líder mundial de felicidad en el trabajo y escritor del libro Happy Hour es de 9 a 5, cómo adorar tu trabajo y tu vida y arrasar en tu empresa.
A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre se empeñó en buscar cuál era el sentido de la vida y si, al fin y al cabo, se trataba de la búsqueda de la felicidad; pero siempre se pensó fuera del ámbito laboral.
El tiempo pasó y esa idea evolucionó: las relaciones humanas cambiaron, nuevas generaciones rompieron con el antiguo paradigma de "trabajar para tener una gran jubilación en 30 años" y se empezó a pensar en el hoy.
Nació el home-office, la flexibilidad laboral y muchas otras búsquedas que iban de la mano con ser feliz dentro del tiempo en el que trabajamos, y no solo después. Si tenemos en cuenta que la segunda cosa que más hacemos en nuestra vida –después de dormir– es trabajar, ¿por qué querer ser felices solamente los sábados y domingos?
En ese contexto, en diferentes partes del mundo, muchas compañías empezaron a entender que el bienestar de los empleados era tan importante como la satisfacción de los clientes.
Y así, de la mano de esa necesaria revolución, nació el cargo de gerente de Felicidad, hoy todavía poco escuchado. En países como Chile y Estados Unidos ya es tendencia; y en Argentina algunas empresas –todavía pocas– lo están adoptando.
MENOS JEFES, MÁS GEFES. ¿De qué se trata este nuevo cargo? ¿qué hace un gerente de Felicidad? ¿se puede contentar a todos los empleados, al ser este término tan subjetivo? Los "gestores de felicidad" (GEFES) –así son llamados estos nuevos líderes– tienen como objetivo interesarse por el bienestar de sus empleados y no solamente por el éxito económico.
Para Daniel Cerezo, primer gerente de Felicidad del país, de la compañía de alpargatas Páez, sí es posible contentar a todos. "Las empresas son, al fin y al cabo, un conjunto de personas, por eso no sólo están para generar dinero, sino también para mejorar el mundo en donde vivimos y la calidad de vida de sus empleados".
Hoy, Cerezo creó su propia compañía Creer Hacer, cuyo objetivo es la transformación social para mejorar la calidad de vida de las personas.
Pero, entonces, si la tarea del gerente de Felicidad es buscar –precisamente– el bienestar laboral, ¿existe un factor común que haga felices a todos los empleados en el trabajo?
Según Martín Leroy, director de Grupo Aukera Consultores, especializado en felicidad laboral, sí. "En mis charlas siempre doy el ejemplo de una mujer que limpia baños en un aeropuerto y es inmensamente feliz con lo que hace", afirma. Y esta idea se basa en dos factores fundamentales: los resultados y las relaciones.
"Tener objetivos claros y cumplirlos, sin ser un robot que trabaja a base de repeticiones. Estas tareas te tienen que generar orgullo, no sólo a vos, sino a los demás", explica Leroy.
Y agrega: "La segunda premisa es que haya buenas relaciones humanas con los jefes y compañeros de trabajo. No hace falta ser amigos, pero sí saber que hay gente que se preocupa por cómo estoy y yo por ellos".
Los empleados felices desarrollan un montón de ventajas y beneficios: se automotivan, aprenden mejor, son más amables y empáticos, atienden mejor a los clientes, se enferman menos, están más comprometidos, rinden más, producen mejor y hasta son menos propensos a sufrir infartos.
DE LA TEORÍA A LA ACCIÓN. Desde hace un año y medio, Paola Ini desempeña el cargo de gerente de Felicidad en DHL y tiene bajo su responsabilidad el bienestar de 3.000 empleados. "Nos interesamos por cómo viven, cómo están sus finanzas, su vivienda, sus relaciones y capacitamos a los líderes en coaching para que trabajen cerca de sus empleados, que los conozcan y los ayuden", explica Ini.
Este tipo de medidas hacen que esta compañía se encuentre rankeada como una de las mejores para trabajar.
La felicidad laboral es un área que está recién comenzando y que tiene todavía mucho por explotar. Entender que estas medidas, tan lógicas como revolucionarias, pueden cambiar la vida de los empleados y la economía de las compañías, es clave para el futuro laboral. El tiempo dirá si, efectivamente, este es el inicio de una nueva era.
Textos: Candela Urta (curta@atlantida.com.ar)/ Lucía Benegas (lbenegas@atlantida.com.ar) Foto: Latinstock
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