"Antes se fichaba a una determinada hora para entrar a trabajar y se salía a horario todos los días. Incluso sonaba un timbre. Ahora sabés cuándo llegás, pero no cuándo terminás", ilustra el doctor José Luis Faccioli, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Italiano.
Que tire la primera piedra la mujer que no pasa por esto. ¿Podés desconectar de lo laboral después de terminar de trabajar? ¿Sos capaz de silenciar el grupo de WhatsApp del trabajo durante la cena y no espiar la pantalla para ver si hay novedades? Nos pasa a todas, aunque hagamos el intento de desenchufarnos. ¿Por qué pasa esto? ¿Trae consecuencias? ¿Cómo manejarlo? "Hay apasionados por el trabajo y hay adictos al trabajo. Podés estar pendiente por interés y gusto o por una necesidad o dependencia. Es nocivo siempre y por eso no desconectar del trabajo puede terminar afectando tu vida", explica el médico.
Luciano Dayan es psicólogo (www.evaluarpsicologia.com.ar) y desde su experiencia en el consultorio afirma: "Pasa mucho y se nota en la práctica clínica con los pacientes que llegan después de las 18 y vienen cargados del trabajo, y si no les corto el discurso pueden estar toda la sesión hablando de eso cuando en realidad el foco de la sesión es otro".
¿Por qué es tan necesario desconectar, entonces? "El esfuerzo de tratar de desconectar de lo laboral vale la pena tanto por uno como por los hijos y por la pareja. 'Vení a jugar', dicen los chicos, que son siempre buenos orientadores y por eso hay que escuchar esas señales. Ir a una plaza siempre es una buena idea, la gente menosprecia la idea de desconectar del todo, pero ese momento tiene una importancia relevante porque si uno baja el ritmo cardíaco, piensa de otra manera, respira de otra forma y las sensaciones se sienten distinto", agrega.
¿A todos nos pasa lo mismo? Daniel Colombo es master coach internacional y autor de una veintena de libros, y destaca: "Hay dos aspectos que influyen: en el personal, la autoexigencia, el multitasking, la competencia misma desde los equipos de trabajo o los problemas laborales hacen que las personas piensen que deben tener una dedicación extraordinaria o que se van a perder de algo si no están conectados. El plano externo tiene que ver con las facilidades tecnológicas; tener sincronizados los mails en el celular o el calendario volcado en el teléfono lleva a cierta tendencia a querer controlar todo las veinticuatro horas del día. De ahí no se puede tener ese discernimiento de decidir desconectar".
En el mismo sentido, Faccioli explica que "hay varias situaciones que son de siempre, pero que se potencian hoy. La realidad del mercado laboral es más competitiva y esto implica un gran abuso de los empleadores que a veces esperan que permanentemente el empleado esté a disposición".
Dayan coincide con Colombo en quién es la gran responsable de nuestra adicción a estar tan conectadas: "La tecnología portátil tiene mucho que ver. Antes, era impensable estar vinculado con el trabajo; hoy todo se confunde. Hay un mundo que aparece cuando el celular se rompe y te encontrás con la realidad. ¿Qué es lo peor que puede pasar si no funciona el celular? Pueden pasar cosas buenas, ése es el tema".
Aprendé a desenchufarte
por Daniel Colombo, master coach internacional
xApagá los dispositivos del trabajo: desde hoy mismo, fuera de la oficina, apagá conscientemente todos los puntos de contacto con el trabajo, es decir, el celular laboral, desconfigurá la sincronización de la cuenta de correo laboral, desligá tus cuentas personales que alguna vez asignaste a temas del trabajo. Volvé a conectarte media hora antes de tu tiempo de inicio de la jornada profesional.
xRenegociá compromisos laborales: es necesario acordar con los líderes las condiciones de respeto del tiempo personal, por tu salud, la de tu entorno e incluso por tu rendimiento dentro de la organización. Hacé una lista de los compromisos extra o fuera de horario; priorizalos; ponelos en categorías, algunos seguramente podrán delegarse, otros, dejar pasar y, finalmente, algunos serán impostergables.
xDistraé la atención hacia algo sumamente placentero: una lectura, escuchar música, un hobby, compartir momentos con amigos, son algunas formas de distracción consciente para desconectarte progresivamente. xReemplazá la idea obsesiva: en lugar de la idea de la inseguridad o el miedo a que suceda un desastre (que rara vez sucede) si te desconectás, poné una idea positiva, como por ejemplo "voy a ganar energía si hago ejercicio físico tres veces por semana". Así, bajará tu nivel de estrés.
xIncorporá un hábito impostergable y flexible en horarios: también podés agregar a tu rutina y agenda un compromiso personal que te motive, y que, a su vez, te permita cambiarlo de horarios si surge un imprevisto en el trabajo. Esto te va a dar la posibilidad de desconectar conscientemente durante ese tiempo, y contribuirá a un mayor equilibrio entre el tiempo personal y el laboral.
Textos: CAROLINA KORUK Foto: Latinstock
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