Cecilia Bernard (45) y Meena Ferrea (34) expertas creadoras del libro Compañía Botánica comparten sus consejos, precauciones y secretos practiquísimos para quien pretenda sumergirse en el universo de la botánica, aun sin conocimientos previos.
El círculo verde del bienestar. Hay tres pilares básicos que hacen la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que crece sana y fuerte: el riego, la iluminación –que debe ser acorde a los distintos tipos (especialmente si es de exterior o interior)– y el sustrato (la tierra más algún agregado orgánico). Cada familia de plantas tiene uno ideal: de allí se alimentan y toman los nutrientes. No es lo mismo una preparación para huerta (que debe ser bien nutrida) que una para cierto tipo de plantas de interior (que requieren más acidez) o las suculentas, que necesitan un suelo más suelto y poroso.
Tropezones típicos. ¿Cuáles son los errores más comunes que solemos cometer frente a un proyecto de jardinería urbana?
x Tomar decisiones basadas únicamente en la intuición: alguna vez puede salir bien, pero es probable que haya sido de casualidad. Y si te sale mal te frustrás, sentís que no es lo tuyo y dejás de intentarlo. Con un mínimo de conocimientos y de información es fácil llegar a buen puerto.
x Elegir sólo por estética. A veces compramos una planta porque nos gusta (especialmente si tiene flores a la vista), sin tener en cuenta el lugar en el que va a vivir y el nivel de mantenimiento que requiere. Más allá de si tu casa sea luminosa o no, hay que conocer la orientación del lugar y saber en qué momento del día recibirá luz solar. Nunca hay que ubicarlas sólo en función del espacio que nos queda libre. Si es abierto y aireado, sombrío o cerrado, es definitorio para que la planta viva de manera saludable y pueda crecer.
También hay que preguntar si es de interior o exterior y actuar en consecuencia. Además, no te olvides de que en la naturaleza hay especies que crecen en todas las situaciones: podés tener una planta aunque vivas en un departamento oscuro. Sólo es cuestión de buscar la correcta.
x No trasplantarlas después de comprarlas. Es lo primero que hay que hacer porque la tierra y la maceta con la que vienen no suele ser la adecuada.
x No dedicarles un mínimo de tiempo al cuidado y mantenimiento. Algunas especies son más delicadas que otras, pero siempre requieren cierta atención.
x Pensar que van a vivir o morir sólo porque las reguemos: aunque el agua es importantísima no es el único factor que incide en su bienestar. Las cantidades y el estilo de humedad que cada una necesita también es clave.
Vintage. Así como la jardinería urbana está de moda, algunas especies que tenía la abuela en su patio también son tendencia hoy. Además de las suculentas y los cactus de todos los tamaños (que se cultivan todo el año, se bancan mucho el calor y son de bajo mantenimiento) volvieron algunas retro como los helechos, las tropicales y las de hojas grandes como la monstera (o costilla de Adán), la oreja de elefante y el gomero.
Dónde comprar. No cualquier lugar es aconsejable para comprar plantas. Un supermercado, por ejemplo, no lo es. Principalmente porque no suelen tener los recaudos ideales para mantenerlas y no siempre hay gente capacitada para asesorarnos. Lo mismo ocurre con las compras online: es cómodo, resuelve, pero nos quita la posibilidad de sacarnos dudas ao vivo y sorprendernos con alguna especie que no teníamos en cuenta. Lo ideal es darnos una vuelta por un vivero, puesto o florería, donde es más factible que la persona que atiende sepa de lo que habla y pueda orientarnos.
Macetas. Los recipientes de materiales nobles como los de barro cocido (o terracota), cemento, madera y fibra de coco son mucho mejores que los de plástico porque ayudan a eliminar el exceso de agua y a mantenerlas con la humedad necesaria. Cuidado con las de colores oscuros que absorben demasiado los rayos de sol. Las de cerámica se hornean a diferentes temperaturas y, aunque son menos porosas que las de arcilla, también tienen un efecto aislante.
Primeros auxilios. Provocadas por hongos, virus o bacterias (o una combinación de ellos), las plagas y enfermedades atentan contra la salud de las plantas. Las producidas por hongos están relacionadas con los riegos excesivos y con la mezcla de humedad y frío, que es fatal para ciertas especies como las suculentas. Lo primero que hay que hacer cuando notamos que una planta está mal es separarla de las demás y ponerla en cuarentena para que se recupere y no contagie al resto. También hay que quemar o cortar la parte dañada y esterilizar las cuchillas antes de usarlas. Podés calentarlas o embeberlas en alcohol. Las aromáticas generalmente se mantienen libres de plagas, aunque pueden ser atacadas si reciben exceso de humedad, les falta luz o están hacinadas. También hay que evitar que sufran golpes de calor: provocan que el follaje se seque, adquieran un aspecto decaído y las flores se marchiten. Un buen consejo para prevenir complicaciones es cambiar de sustrato cada año y medio para renovar sus nutrientes y reforzar con agregado de compost cada seis meses para prevenir carencias. De los abonos y fertilizantes, que vienen en distintas presentaciones, es imprescindible no abusar y leer las recomendaciones del fabricante antes de aplicar. Los gatos y perros, cuando se empecinan con estar encima de alguna especie, pueden estropear cualquier espacio verde. Para disuadirlos podés probar escondiendo algunas bolitas de naftalina o pedazos de piel de naranja en las macetas.
Textos: MARA DERNI (mderni@atlantida.com.ar).
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