Cecilia Bernard (45) y Meena Ferrea (34) coincidieron hace unos años en un taller de cerámica y casi desde el principio asumieron que juntas iban a hacer algo grande (y verde): entre todos los objetos posibles de moldear, ambas preferían las macetas y aprovechaban cada break del curso para intercambiar gajos y tips de jardinería.
Tenían mucho en común y cada una, por diferentes lugares, había transitado su propia búsqueda. Meena como diseñadora y directora de arte y Cecilia como estudiante de arquitectura y especialista en paisajismo y sostenibilidad.
Un tiempo después, a pedido e insistencia de sus amigos y conocidos, empezaron a hacer kokedamas en una serie de reuniones que llamaban "encuentros creativos". En 2013 se animaron a ir por más, lanzaron en Instagram y FB su marca: Compañía Botánica, un emprendimiento que integra venta de producto, brinda talleres y ofrece ambientaciones.
Este año, por si algo faltaba para coronar la marca, publicaron Compañía Botánica, su primer libro (ed. Grijalbo). Son casi 250 páginas (a color y con fotos) de consejos, precauciones y secretos practiquísimos para quien pretenda sumergirse en el universo de la botánica, aun sin conocimientos previos, pero con muchas ganas de incorporar plantas a sus escenarios cotidianos.
Promedio. Hay que buscar un equilibrio entre el tamaño de la planta y la maceta. Si la planta es muy chica no hay que ubicarla en una enorme y viceversa.
El círculo verde del bienestar. Hay tres pilares básicos que hacen la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que crece sana y fuerte: el riego, la iluminación –que debe ser acorde a los distintos tipos (especialmente si es de exterior o interior)– y el sustrato (la tierra más algún agregado orgánico). Cada familia de plantas tiene uno ideal: de allí se alimentan y toman los nutrientes. No es lo mismo una preparación para huerta (que debe ser bien nutrida) que una para cierto tipo de plantas de interior (que requieren más acidez) o las suculentas, que necesitan un suelo más suelto y poroso.
Huerta a mano. El secreto para que las aromáticas crezcan bien es la luz: necesitan, por lo menos, toda la mañana de sol. El lugar ideal es la ventana de la cocina (del lado de afuera o de adentro) no sólo porque ese ambiente suele estar correctamente orientado sino porque la proximidad te va a ayudar a que la uses con frecuencia.
Es recomendable acomodarlas en una maceta alargada, teniendo siempre en cuenta que algunas pueden ser más invasivas que otras porque compiten por los nutrientes. Pero, sabiendo que crece primero la raíz y después el resto de la planta, podés tomar recaudos.
A la menta, por ejemplo, envolvela en una maceta de plástico fino para que las raíces no se "desbanden". En verano hay que regarlas todos los días, sobre todo las que son blandas como la albahaca que suele morir en invierno y resurgir en primavera. Dale tiempo para volver a crecer porque deja su semilla.
Otras, como el romero, el estragón, el laurel o la lavanda, las de tallos más leñosos o duros se pueden regar más espaciadamente, cada tres o cuatro días si hace calor. Una vez cosechadas podés secarlas al aire libre, separadas en ramilletes y colgadas boca abajo durante algunas semanas. Duran hasta tres meses, especialmente si las conservás en recipientes de vidrio oscuro y en un lugar fresco.
Juntas somos más. Como a cualquier otro ser vivo a las plantas les gusta estar juntas y agrupadas. A veces se las ubica separadas como si fueran un objeto decorativo, impidiendo que se genere un microclima propicio para que se multipliquen y se potencien.
Riego en vacaciones. Es una gran idea dejarlas afuera (si tenemos la posibilidad) mientras estamos de viaje. Van a estar bárbaras porque la mejor agua de riego es la de lluvia.
x Para las de interior se puede recurrir a la conocida y siempre útil estrategia de dejarlas en la bañadera o de un platito con algo de agua para que puedan absorber el líquido que necesiten. Pero no es lo más aconsejable para las plantas que requieren escasa humedad, como los cactus y suculentas: es preferible que pasen 15 días sin recibir agua a que sus raíces estén en contacto con ella por más de unas horas.
Textos: MARA DERNI (mderni@atlantida.com.ar).
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