Dicen que la primavera es "la estación del amor". Primavera & amor: una asociación ilícita de estafadores profesionales que debería ser desmantelada. Trabajan con la ilusión de la gente: salir de la soledad y el frío para abrazar la calidez añorada.
Personalmente soy capaz de hacer una danza de celebración al primer hilito de sol en el balcón. Y de repente, sin darnos cuenta, nos estamos quejando otra vez: ¿qué pasa con este clima de porquería? No leíste las contraindicaciones: se la pasa lloviendo, no se entiende nada, nubes por todos lados, tornados, huracanes, terremotos, alergias, estornudos, pañuelos, ojos llorosos; creemos que las gripes quedaron atrás y levantamos 39 de fiebre. Es indignante porque uno espera otra cosa. Uno se pensaba corriendo descalzo por el parque al rayo del sol y está en la esquina más nublada, empapado, viendo su paraguas volar por la avenida y clavarse en el ojo de una abuela. De la suya. Y seguimos usando medias. No podemos archivar la ropa de invierno.
La primavera y el enamoramiento son una estafa a primera vista, una farsa sostenida por años de publicidades y películas llenas de mentiras sin piedad. Se invirtió mucho dinero en hacernos creer cosas. Pero nada de eso que viste en el cine de pasear con un nuevo amor mientras te persigue una mariposa sucede en la vida real. En primer lugar porque llueve. En segundo lugar porque lo único que te persiguen son los mosquitos, porque ellos sí son puntuales para llegar.
Y las coloridas mariposas viven tan poco que si de pedo te pasó una viva por al lado, con suerte llegaste a sacarle una foto. Vendrían a ser como las stories de la primavera, duran veinticuatro horas, que es más o menos lo que dura la sonrisa inmensa que te dibuja la persona que te gusta en la cara. ¿Te enamoraste, marmota?
Te canto los efectos secundarios, así no te sorprenden: una inseguridad que te revuelve las tripas; un insomnio que parece lindo porque arranca pensando en el objeto de tu amor, pero se termina transformando en un loop diabólico de ese momento en que le tendrías que haber dicho otra cosa; unos celos espantosos que contradicen todas tus teorías sobre la libertad, la propiedad privada y la familia; preguntarte quién sos en esta vida; reorganizar tu lista de prioridades para descubrir que tu lista de prioridades está encabezada y termina en esa persona; reorganizar la agenda; preguntarte si de verdad te quiere, si de verdad le gustás, si de verdad quiere verte o alguien le pagó para que te lo haga creer; verte horrible; perder criterio, perder amigos, perder cosas; dolor de panza; sensación de febrícula permanente; vivir en llamas, en carne viva, vulnerable, con una ansiedad tan espantosa… que es deseo, ganas, desesperación y sobre todo apego. Un asco.
Definitivamente me quedo con el otoño. Ésa es una estación tranquila, cálida en el buen sentido y sobre todo humilde: no nos promete nada y nos da un montón. Al revés que vos, primavera, que me tenés moqueando y llena de pavadas en la cabeza.
Texto: Julieta Otero
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