Valeria Rodero (34) vivió dos veces en Madrid. La primera fue entre 2005 y 2008, y a ese viaje le debe su relación con Maxi Itzkoff. Ella había estudiado cine en TEA y cuenta: "Yo era fanática de Madrid y me gustaba mucho el cine español. Eso hizo que quisiera ir a conocer. Como no tenía plata para viajar mucho, pensé en ir a probar suerte". La lista de argentinos que podía contactar a su llegada empezaba por Maxi, un joven publicista que estaba allá hacía dos años. Quince días después de haberse conocido, ya estaban planeando una mudanza juntos y desde hace 13 años son inseparables. "Fue muy rápido, pero también muy fuerte", comenta.
La segunda vez que se instaló en Madrid fue de 2014 a 2016, y ese retorno le trajo a Amanda (2 años y medio), la hija que tuvieron juntos diez años después de haberse conocido. Por eso, tiene sentido que tenga un mapa esa ciudad en una de las paredes del comedor de su casa de Buenos Aires, aún cuando fue ella la que quiso regresar a Argentina las dos veces. "A mí me cuesta el desarraigo mucho más que a Maxi. Él hizo su especialización en Londres, vivió mucho afuera y se le dificulta más estar acá que irse", comenta. Lo cierto es que a cada una de esas partidas le debe los cambios más grandes de su vida.
El departamento en el que nos recibe es al que llegaron en 2016. Casualmente, está en el mismo edificio que en el que vivieron entre 2008 y 2014, cuando volvieron juntos a Buenos Aires por primera vez: "Fuimos de los primeros en mudarnos cuando todo el complejo estaba en obra".
De aquel primer departamento sobreviven muchos de los muebles que los acompañaron de ida y vuelta a España y ahora se combinan en el living con sillas, mesas, una cocinita de madera y juguetes de Amanda. Este mismo escenario es el que se ve en muchas de las fotos de Argentina Petit (@argentinapetit), la cuenta de Instagram que Valeria empezó poco después de su retorno de Europa.
"Fue algo que se dio espontáneamente, un poco porque veía que, en general, la gente creía que todo lo lindo que tenía en casa eran cosas que me había traído de España, cuando en realidad no era así. El ejercicio de sacar fotos a las cosas y rincones era algo que había aprendido por haber vivido la maternidad lejos de mi familia", explica. Esa curaduría de productos y postales de la cotidianeidad se convirtió en una comunidad que en poco más de un año superó los 18 mil seguidores.
LOS HERMANOS SEAN UNIDOS. Los Rodero son cuatro hermanos: Canela, Pablo y las más chicas, las mellizas Soledad y Valeria. Criados en Santos Lugares, localidad del partido de Tres de Febrero, provincia de Buenos Aires, Valeria vivió ahí hasta los 19 años, cuando –por su trabajo y estudios– decidió mudarse a la Capital. "Nosotros somos súper unidos y nos costó mucho abrirnos para armar cada uno su familia, porque perdimos a nuestros papás cuando las más chicas teníamos 17 años", cuenta.
Aunque no esconde su historia, prefiere evitar los detalles: "Mi mamá se murió de cáncer y mi papá, de tristeza. Es una historia re triste, pero linda: ella se enfermó y él no lo soportó y se enfermó también". Lejos del derrumbe, los cuatro Rodero se mantuvieron unidos y lograron hacer sus carreras, trabajar y armar sus familias. "¡Creo que salimos bastante bien, dentro de todo! "Cuando te pasa algo así, hay cosas que te unen mucho. Yo además tengo una melliza, y eso es un vínculo mucho más fuerte de lo que puedo llegar a explicar", asegura. En su caso, la vocación no fue tan clara como para su hermana mayor, psicopedagoga, o para el varón de la casa, que hizo la licenciatura en Comercio Exterior.
Después de terminar el colegio, Valeria se inscribió en Escenografía, en el IUNA, y poco después en Cine, en TEA. "Mamá había trabajado en el Colón antes de tenernos a nosotros, yo supongo que eso pudo tener algo que ver con mi inclinación por lo artístico. En realidad, hoy me doy cuenta de que lo mío era la dirección de arte, solamente que en ese momento no sabía ni que existía esa carrera", reflexiona. Lo cierto es que, por caminos menos directos, terminó llegando a la publicidad, que es a lo que se dedica desde los 19 años.
DE MADRID CON AMOR. "Amanda es madrileña de pura cepa. Quedé embarazada a los seis meses de llegar por segunda vez a Madrid, después de mucho tiempo de buscar", cuenta Vale. Como pasa tantas veces, llegó cuando menos pendiente estaba.
"El embarazo fue, por un lado, un privilegio enorme, y por el otro, muy duro porque me agarró muy lejos de todos y con Maxi en un trabajo que le exigía viajar", se acuerda. Pero aprovechó la soledad para conectarse con el embarazo de un modo especial y hacer todo lo que la hacía sentir mejor, desde prácticas de yoga hasta adoptar la filosofía de parto respetado.
Su embarazo y los primeros 8 meses junto a Amanda, a distancia, fueron un poco ese disparador para lo que ahora es Argentina Petit. "Nunca pensé en hacer un blog de maternidad porque jamás me animaría a dar consejos, ni mucho menos; yo me limito a compartir cosas que me gustan", aclara. "En la maternidad no hay reglas. Igual que la mayoría de las madres, yo hago lo que puedo, lo que me sale y lo que considero mejor para mi familia. No se me ocurriría decir qué es lo que hay que hacer o cómo", reflexiona.
Aunque no dé cátedra, ver a Amanda tan simpática y alegre habla bien de Valeria como mamá. "Tener un hijo es un cambio enorme, sobre todo cuando estás acostumbrada a estar diez años sola con tu pareja", advierte. La beba fue un feliz sacudón. "Hay gente que no deja de hacer nada, yo no fui de esa escuela porque sentía que no disfrutaba algunas cosas: ir a comer a un lugar y pasármela paseándola mientras se enfriaba la comida no me parecía un buen programa", confiesa. Quizás justamente por eso, Vale se ocupó de que su casa fuera un lindo lugar para que pudieran disfrutar los tres.
Feliz de estar cerca de los suyos en su país natal, la maternidad sin recetas parece haberla llevado a un buen lugar. "Obviamente que a esta edad ya empieza a salir el tema de empezar a buscar al segundo, pero también siento que este es el momento en el cual todo se acomoda y vuelve la calma. Así que por ahora, vamos a disfrutar de un tiempito más de a tres", concluye.
Texto: Lucía Benegas (lbenegas@atlantida.com.ar) Fotos: Maximiliano Didari
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