Hay gente que es más emprendedora que otra. En lo de Capatto, el proyecto propio fue siempre una constante. "Papá era médico, pero tuvo una empresa y mi mamá fue emprendedora también. Supongo que aunque no me diera cuenta tener un proyecto personal fue algo natural para mí", dice. Constanza (33) es arquitecta y hace tres años se juntó con Milagros Vázquez y creó NOI, una marca de calcáreos contemporáneos que enseguida tomó vuelo. Amigas desde el colegio, compañeras de la facultad y socias, la idea de hacer cerámicos surgió un día que miraban videos en Internet.
"Mi casa no es buena publicidad porque cuando hice la reforma, todavía no existía NOI", anticipa antes de que recorramos su PH de Parque Chas. Hace cinco años que vive con su novio, músico, en este lugar que ella misma modificó cuando llevaba un par de años de recibida. "Empecé pensando que iba a vivir sola acá un tiempo, pero estas cosas siempre son más largas de lo que uno planea. En el medio me fui a vivir con Juanchi, así que terminó siendo un proyecto de los dos", explica. El patio devenido en living con sus techos vidriados, el escritorio que balconea y baño y cocina nuevos son parte de la obra que la arquitecta muestra orgullosa.
DIVISIÓN PERFECTA. "En casa estamos divididas: mi mamá y mi hermana más grande son matemáticas y mi hermana del medio y yo, arquitectas. Mi papá era médico, pero quedó solo, pobre, nadie lo siguió", cuenta Connie riéndose. Constanza es la menor de las tres hijas que tuvieron Amalia Bañuelos y Jorge Capatto, un médico que tenía una prepaga en una época en la que todo era muy distinto de lo que puede ser hoy. "Era una empresa chica, nada que ver con las prepagas de la actualidad. Mamá trabajaba con él en lo administrativo, pero hasta que tuve 12 años lo hacía desde casa", cuenta.
Los recuerdos de su infancia en Coghlan son los de una casa y una familia tranquilas: "Fui siempre al mismo colegio, a cinco cuadras de casa… muy tranquilo". Aunque ninguna siguió a su papá en la vocación de médico, todo indicaba que Constanza iba a continuar con el legado. "Hasta cuarto año estaba convencida de que iba a estudiar Medicina, lo decía desde chiquita. De hecho, al día de hoy me sigue encantando ver programas de médicos, no sé si por Edipo o por interés real", reflexiona. Su papá murió hace 10 años y su foto juntos es una de las pocas que tiene en su casa. Lo cierto es que un día, inesperadamente, cambió de opinión y empezó a pensar en la posibilidad de hacer diseño de indumentaria.
"Yo siempre había tenido facilidad para hacer cosas manuales: pintura, tejido, bordado", reflexiona. En ese momento, su hermana, Estefanía, empezó Arquitectura: "Cuando vi lo que ella hacía, me encantó", se acuerda. Una vez que terminó el colegio, se inscribió en la FADU y se recibió en el año 2010. "En casa, el mensaje fue que podíamos ser lo que quisiéramos y siempre nos apoyaron en lo que elegimos", asegura Connie.
De ese mandato surge que su hermana Carolina (38), que estudió matemáticas, se fuera a vivir a Estados Unidos con su marido ocho años atrás y Estefanía (34) se animara a crear su propio estudio. "Antes de NOI trabajé en estudios e hice de todo. De hecho, la crisis que no tuve en la facultad, me agarró ya trabajando", se acuerda. "La arquitectura es una carrera muy amplia y no siempre el trabajo que te toca es creativo. En un momento se me ocurrió empezar Diseño Gráfico y lo hice hasta que empezamos con NOI", explica. Un clásico de todo emprendedor, el primer año y medio previo a inaugurar definitivamente su marca y comenzar a vender, las socias mantuvieron sus trabajos en relación de dependencia. "Hay un momento en el que hay que saltar, es re difícil, pero no hay otra", cuenta. "En ese sentido, necesitás tener el apoyo de la familia. Casi tanto mérito como yo tiene Juanchi", asegura riéndose.
AMORES INDEPENDIENTES. "Juanchi" es Juan María García Bisio, su novio hace nueve años. "Nos conocimos cuando yo estaba en la facultad, era compañera de un amigo suyo", explica. "Juanchi es una de esas personas que desde chicos saben qué quieren hacer ¡y lo hacen!", cuenta. Guitarrista y productor, tiene un estudio en Florida. "Empezamos a salir y nos enamoramos en un segundo –confiesa–. Ya son nueve años que estamos de novios, cinco conviviendo. Cuando la pasás bien, se pasa rápido", asegura.
"A los meses de empezar a vender, nos ganamos una beca de IncuBA, así que hasta ahora estábamos en el Centro Metropolitano de Diseño", cuenta. "Estuvo bueno, porque nosotras venimos del diseño, no del mundo de las empresas", admite. A pesar del riesgo que implica una sociedad con alguien tan cercano, Constanza asegura que nunca tuvieron grandes desacuerdos. "La verdad es que, por suerte, somos re compatibles en lo laboral. Por lo general, no tenemos muchas diferencias", asegura. El final de la beca las encuentra alquilando por primera vez un lugar para ellas dos, a cuatro cuadras de su casa. "Fue una etapa buenísima la del CMD, pero ya tenemos ganas de abrir nuestro lugar", asegura. Igual que pasó con su casa, hoy NOI pide un lugar propio.
Textos: LUCÍA BENEGAS (lbenegas@atlantida.com.ar)
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