Según por dónde se quiera empezar el recorrido, las terrazas de este tríplex serán su mejor prólogo o epílogo. Aquí, una instantánea de la que se abre desde el área social hacia Avenida del Libertador: una generosa pasarela de 13 m de largo x 4 m de ancho, totalmente revestida en travertino San Luis. Allí, unos sillones de hierro con almohadones lisos y a rayas se enfrentan en torno a dos mesas bajas dobles, también de hierro. Una familia de buxus en macetas de cemento acompañan el recorrido de la baranda del mismo hierro negro.
En los días cálidos, la niña mimada del depto es esta pileta cuadrada de 4,30 m de lado y 1 m de profundidad, íntegramente revestida en travertino y con desborde infinito en el lado que asoma hacia la ciudad. (Ab.) Un piso más arriba se encuentra la terraza de la parrilla, lugar de comidas con amigos, siempre con el cielo y las estrellas como testigos. Allí, la madera de quebracho presente en las tablas del piso, la mesa y sus bancos perfuma el espacio con su aroma. Una pérgola de hierro de la que cuelgan lámparas del mismo material le da protección a este comedor de exteriores, rematado por un par de toldos verticales que lo reparan del sol.
Vuelta de página para los interiores. A diferencia de las modernas terrazas, el living propone un show de clásicos & modernos, todos de impecable presencia. En este plano, dos sofás con fundas de terciopelo beige y una pareja de sillones de estilo en lino maíz –comprados en un anticuario y custodiados por dos altos candelabros con pies de hierro forjado– se acomodan en torno a dos baúles antiguos con el holograma de la casa Louis Vuitton (Gabriel del Campo). Una alfombra de pelo largo beige (Hans) se extiende sobre el piso de mármol original. Al fondo sobresale la silueta de la chimenea de mármol, enmarcada por unos apliques de hierro y caireles y un espejo con marco dorado a la hoja de la casa Jansen.
Sólo una arcada rica en molduras (detalle que se repite en todos los muros del departamento) marca la sutil separación entre el living y el comedor. El resto es una cuestión de estilo. Con su ADN moderno, este espacio conjuga una mesa rectangular de madera de timbó y patas de hierro junto a las sillas DSW, de Charles Eames para Vitra. Dos grandes globos Copper Shade –signée Tom Dixon– resultan el complemento justo de este ambiente: sobre su superficie cobre se reflejan además la tela pintada por la artista Ana Fuchs que cuelga de la pared posterior y el centro de mesa de loza mate comprado en Punta del Este.
Comedor diario y cocina comparten una misma impronta de tonos calmos y pisos de calcáreos. El primero se ganó el espacio que originalmente ocupaba un lavadero. Sus paredes revestidas en Tarquini color arena abrazan a la mesa de mármol de Carrara puesta en voladizo, con sillones fijos enfundados en bull blanco y una silla de PVC, también en blanco. La biblioteca que se armó en un nicho de la pared tiene estantes en madera natural y fondo de machimbre. Una pequeña campana de cerámica verde (Broca) aporta una pizca de color.
Con muebles de diseño en "U", mesadas de mármol de Carrara y una única pared revestida en azulejos Subway (Entorno) la cocina se presenta como un espacio de trabajo claro y funcional. Todos los muebles llevan puertas y frentes en madera laqueada, con detalles de vidrio en algunos casos y herrajes de acero. La bacha es de líneas rectas (Franke) y lleva grifería monocomando (Hansgrohe).
En el dormitorio principal, la boiserie pintada de blanco sirvió para darle un refresh al ambiente, rico además en molduras, rosetones y apliques varios
que refuerzan su elegancia. La cama con respaldo tapizado en lino blanco viste una manta antigua de seda traída de India. Dos pequeños óleos heredados se apoyan sobre la cabecera. La pared de espejos repartidos, original del departamento, es otro gen que sobresale de la personalidad de este adepto.
Las mesas de luz merecen un capítulo aparte. Se trata de dos tabiques bajos moldeados en yeso, que originalmente destacaban en el hall de entrada. La arquitecta les sumó una delicada tapa de mármol y las complementó con una pareja de sillas art decó compradas en un anticuario. Del cielorraso caen dos colgantes de opalina (Foscarini) traídos de New York.
Un close up del toilette, con una pared completa empapelada con hojas de libros antiguos. La mesada se funde con el piso, ambos en mármol belga negro, y sobre ella contrasta la gran bacha de apoyo (Deca) con su grifería de porte antique (Robinet). El espejo con marco de acero acompaña el largo de la mesada.
En el escritorio, una moderna mesa laqueada con patas de acero (Habito) actúa como superficie de trabajo. El clásico Lounge Chair and Ottoman
en cuero beige aguarda junto a la biblioteca embutida dentro de un gran nicho en la pared y armada con estantes de madera maciza pintada de blanco. Del techo cae una Tolomeo Suspension, mientras que otra Tolomeo (la Reading Floor Lamp, ambas de Griscan) asoma junto al sillón.
En el dormitorio de los varones, dos camas de madera laqueadas de blanco se acomodan al costado de una pared intervenida con vinilos traídos de Londres.
Producción: Valeria Crida.
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