En esta ambientación de Marta Palacios, el color –un azul intenso y fresco– viste la pared que acompaña el recorrido de la escalera, que a su vez fue pintada –al igual que el mueble exhibidor– en un tono similar, pero en la variable esmalte para maderas. Ambos engaman a la perfección con el piso de pinotea y el color del aguayo antiguo que viste a la banqueta.
Este living privado e informal, ubicado en un departamento de estilo del edificio La Inmobiliaria, apela a un fondo de esmalte sintético satinado en un tono verde que le imprime elegancia al ambiente. Los dueños de casa –Nicolás de Urquiza y Rafael Pimentel– lo eligieron para acompañar muebles vintage, sazonados con otros hallados en páginas web y en el Puerto de Frutos: sofá y sillón tapizados en cuerina plástica brillante de los años '50, alfombra tejida (Elementos Argentinos) y mesa de cemento y vidrio. Una fotografía de Tony Ward, tomada por el holandés Pieter Henket, y un dibujo de Rafael Pimentel aprovechan el fondo verde para lucirse aún más.
La cocina de una vieja casona de La Horqueta se modernizó con un recurso de bajo costo: pintar de negro absoluto (color Layla, de Upstairs) la pared que enmarca la ventana y da apoyo a una mesa auxiliar de madera laqueada (Falabella) en un blanco bien contrastante.
El recurso: Parece un color difícil, pero usado en forma estratégica y moderada (no olvidemos que absorbe la luz) puede lograr grandes efectos. Usalo para destacar un sector, crear un clima escenográfico o lograr un rico contraste con muebles. También es tendencia usar el negro en aberturas y molduras con paredes blancas.
En madera o chapa, antiguas, nuevas, tipo placa o con vidrios repartidos, las puertas son un buen pretexto para renovar con pintura. Aquí, un fresco azul Grecia renovó una puerta de entrada de madera maciza, carta de presentación de un chalet de tejas coloniales y exteriores color gris oscuro, reciclado por Sebastián Saggese y Florencia Maidana.
Aquí, la pintura se ocupó de cambiarle la cara radicalmente a una escalera. Intervenida por el decorador Santiago Calvo, sus peldaños se pintaron en un color verde aqua que se emparenta con el tono que cubre la pared final de la cocina, y se lleva más que bien con la madera. Dos delicadas rayas blancas a un lado y otro les dan un buen toque final.
El recurso. La táctica de pintar una pared en un color más fuerte que el del resto del ambiente encuentra en los dormitorios, como voz cantante, a la pared cabecera. Allí, el color diferente actúa como un respaldo que cubre la totalidad del muro.
Darle color a la pared cabecera es una variable muy usada en el mundo deco. En esta ambientación del equipo de Mesopotamia, se optó por un gris cemento bien oscuro que suma elegancia frente a una composición en la que son protagonistas la cama con respaldo de lino gris y tachas en bronce viejo (La Fábrica de Pájaros), la mesa de luz Gaviota (Mesopotamia), los apliques Tolomeo (Iluminación Agüero) y el cuadro de Pablo Insaurralde. (Der.)
Verde aguamarina para este toilette de la diseñadora Eugenia Landaboure, con sus paredes vibrantes que se replican gracias a un juego
de espejos superpuestos. Como vanitory, una base de máquina de
coser pintada en el verde dominante, a la que se le sumó una tapa de mármol de Carrara, una bacha cuadrada (Ferrum) y la estilizada monologando Libby (FV).
Toda la fachada de esta casa de aires coloniales se trabajó con un revoque texturado para exteriores en color rojo, que realza aún más la calidez del cedro, presente en la puerta de dos hojas con detalles de tallado. El color se emparenta, además, con el de las tejas que forman el alero. En contraste, las macetas de cemento –con variedad de suculentas– se pintaron con esmalte verde.
En este dormitorio, con diseño de Betina Pelagagge, el color es un elemento dominante. Un fresco y relajante aqua cubre la pared cabecera y además le da apoyo a una mesita antigua en el mismo tono, otra de un rojo intenso y un cuadro de Claudio Roncoli con una paleta explosiva. A los pies de la cama, una alfombra tejida comprada en Bolivia da la pincelada final.
En lugar de disimular su presencia, el decorador Santiago Calvo optó por pintar la cara interna de estas tres puertas ubicadas en línea con un rojo intenso a base de esmalte para maderas. Un papel mural con figuras
de ciervos (Picnic) se aplicó sobre la misma pared. El resto corren por cuenta de la madera de petiribí presente en la mesa y en el muro divisorio y el surtido de colores que se desprende de las sillas.
En la cocina del depto, la renovación tuvo por objeto darle un refresh al espacio, pero sin perder su ADN: alacenas y bajomesadas originales ganaron un buen cambio con una mano de pintura para madera en color verde suave.
El recurso. El verde agua y todas las tonalidades suaves o que carecen de carácter necesitan ser complementadas con tonos intensos, como el rojo. En cambio, a los de un tinte más amarillo les sienta bien un blanco neutro.
Textos: MARINA DENOY/ CLARISA CORSUNSKY. Fotos: ARCHIVO ATLÁNTIDA.
LEA MÁS: