Dólar: Para 2025, según el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) de BCRA (Banco Central de la República Argentina) se espera que el tipo de cambio llegue a $1.249,50 por dólar. Esta cifra es comparable al tipo de cambio real observado durante el gobierno de Mauricio Macri en febrero de 2016, cuando alcanzó $1.303 (ajustado por inflación), y en diciembre de 2017, con $1.107. En términos relativos, el tipo de cambio proyectado para 2025 sería 24,95% superior al dólar de la predevaluación de diciembre de 2023, estimado hoy en 1.040 pesos.
Si esta proyección se materializa, la devaluación en 2025 sería aproximadamente del 20%, menor a las devaluaciones del gobierno de Macri, que oscilaron entre 36% y 42%. En términos históricos, esta magnitud de devaluación se asemeja a las registradas en enero de 2014 (12,4%) durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, o a la de agosto de 2018 (21%). Al cierre de diciembre de 2024, el tipo de cambio oficial se ubicó en $1.032,50, mientras que el dólar MEP cotizó a 1.169 pesos.
En 2024, el peso argentino lideró el fortalecimiento monetario global, con una apreciación real del 40%. Este desempeño superó ampliamente al de otras monedas, como la lira turca (16,5%) y el ringgit malasio (8,5%). La estrategia del Gobierno incluyó una devaluación inicial del 54% en diciembre de 2023, seguida por ajustes mensuales del 2% en el tipo de cambio oficial mayorista durante 12 meses consecutivos.
Actualmente, el tipo de cambio oficial mayorista cotiza 25,2% más que a fines de diciembre de 2023. Este nivel se sitúa en valores similares a los de diciembre de 2015 y apenas un 5% por encima del registrado en 2001.
Históricamente, las devaluaciones en Argentina se han asociado a crisis comerciales (1955-1975) o financieras (1976-2002), generando efectos recurrentes como caída del salario real, contracción del PBI y aumento del desempleo. Ejemplos notables incluyen el “Rodrigazo” de 1975, la crisis hiperinflacionaria de 1989, y el colapso de la convertibilidad en 2002.
Inflación: si alcanzara 18,7% en 2025, se trataría de un nivel similar al registrado en 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Este escenario representaría una reducción significativa de más de 211 puntos porcentual en comparación con la tasa interanual actual, que es de 118%. Si fuera del 28%, se asemejaría a la registrada en 2006, también bajo el gobierno de Kirchner.
Con la tasa oficial proyectada para el año, se ubicaría en el noveno lugar de mayor inflación a nivel mundial y con 28% mejoraría su posición en comparación con países con inflaciones elevadas como Venezuela, Turquía o Irán, y pasaría al cuarto puesto.
Superávits gemelos. Si el Gobierno logra mantener lo proyectado, sería necesario retroceder a 2003-2008, cuando, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, el país experimentó una fuerte expansión económica, impulsada por un contexto internacional favorable y una política económica que permitió mantener superávits fiscales y comerciales sostenidos en simultáneo.
A su vez, durante la implementación de la convertibilidad (1991-1993), se registraron superávits fiscales primarios, pero no incluían el servicio de la deuda.
En 2024, Argentina alcanzó un superávit fiscal primario de 1,9% del PBI, gracias a un recorte del gasto público y un incremento del 30% respecto al año anterior.
Tasa de interés: el REM estima que bajará de 32% actual a 25% anual, un valor similar al de abril y mayo de 2020, cuando la tasa fue ajustada agresivamente por el Banco Central para enfrentar presiones inflacionarias y contener la fuga de capitales. Si la tasa de interés en 2025 se mantiene en torno al 25%, el contexto económico será similar al de principios de la pandemia de COVID-19, cuando se adoptaron medidas extraordinarias para asegurar la estabilidad financiera.
Nuevo escenario energético
Otro factor para analizar es la cuestión energética, desde hace 24 años que Argentina no alcanza un superávit en la balanza comercial del sector. La proyección es superior a USD 5.000 millones.
Las exportaciones de hidrocarburos comenzaron a repuntar, impulsadas por la mayor producción interna y el aprovechamiento de infraestructuras clave como el gasoducto “Néstor Kirchner”, actualmente denominado “Perito Francisco Pascasio Moreno”. Este gasoducto permitirá aumentar la capacidad de transporte de gas natural y reducir la dependencia de importaciones, contribuyendo a mejorar la balanza energética.
Crecimiento económico. Si bien en 2024 se estima cerró con una recesión del 3%, para 2025 hay perspectivas optimistas de un crecimiento del 4% al 5%. El antecedente más cercano fue en 2021, cuando la economía creció un 10,4% como parte de la recuperación posterior a la contracción del 9,9% en 2020 debido a la pandemia de Covid-19.
Las proyecciones económicas para Argentina en 2025 sugieren un panorama mixto, donde la posibilidad de crecimiento y estabilidad fiscal depende en gran medida de la gestión de políticas clave, como la devaluación controlada, la inflación y el manejo del superávit fiscal y energético.
A pesar de los desafíos estructurales, el país podría enfrentar un rebote económico significativo si se implementan reformas adecuadas y se mantienen las condiciones favorables, especialmente en sectores estratégicos como la energía y la minería.
El resultado electoral del oficialismo en las próximas elecciones legislativas determinará la suerte sobre el avance de reformas estructurales del Plan de Gobierno. La salida a los mercados internacionales de deuda permitiría cumplir con los compromisos de pago en 2025 y generar las condiciones para el levantamiento del CEPO.
El autor es Analista Económico