El presidente Milei, ¿está resolviendo lo que asoma del iceberg o al iceberg mismo? La pregunta tiene que ver con que la inflación, la inseguridad y la pobreza vienen creciendo en Argentina en los últimos 50 años.
La pobreza -sostiene el Dr. Carlos Leyba-, al 7% anual acumulativo, con un 25% que pasó a ser estructural. La inflación, dependiendo del período político, ha crecido o disminuido, pero siempre ha sido un problema. En cuanto a la inseguridad, se incrementó fundamentalmente por la presencia del narcotráfico. Estos problemas crecen o menguan de acuerdo a los momentos, pero nunca desaparecen.
Insisto con la pregunta: ¿el Presidente está resolviendo lo que todos padecemos y asoma en superficie, o las causas que producen inflación, inseguridad y pobreza?
Hay cosas que están cambiando. 328 mil trabajadores que antes estaban registrados, hoy son monotributistas; 1 de cada 4 trabajadores registrados busca más trabajo. El correlato podría ser que mientras el salario formal defendido por los representantes gremiales tuvo una caída de 4% en el sector privado y de 19% en el sector público, para quienes no contaron con esa representatividad -trabajadores informales- la caída fue del 25%.
La pregunta que esta cronista plantea es si ante la desinflación en pesos y la inflación en dólares habrá políticas para enfrentar el inexorable achicamiento del mercado interno y de los actores económicos (pymes industriales y comerciales). No me refiero a quienes vivieron de la prebenda del Estado. Hoy el deterioro del sistema productivo es una realidad palpable. ¿Podrá -le interesará- el Gobierno poner este año un punto de equilibrio entre la importación y lo producido en Argentina? ¿Entre la mano de obra importada que llega con estos productos y la nacional?
Tal vez ante mi pregunta inicial (si se intenta resolver solo lo que asoma como punta del iceberg o el iceberg en sí) debiéramos formularnos otra pregunta: ¿tiene que ver con números o políticas, o es más profundo y se trata de los valores de una sociedad?
Argentina cambió hace tiempo la cultura del trabajo por la de la especulación, del sálvese quien pueda -apostando a la quiniela, con un bingo o teniendo un registro automotor-. ¿Será que rifamos los valores que tuvimos cuando no había inflación, pobreza e inseguridad?
Los empresarios de bien -que los hay- manifiestan su preocupación por el retraso cambiario. Señalan que en la historia argentina esto nunca terminó bien. Ven en el Gobierno gran improvisación y falta de burócratas de Estado. Tal vez por esto último solo hay plan financiero. Advierten la ausencia de un programa de país integrado al mundo. Creen que los presidentes no son amigos de otros presidentes, porque por encima de cualquier buena sintonía, los magistrados defienden los intereses de sus países, aunque sean Estados Unidos o Israel.
En lo estrictamente político para este 2025, las preguntas están relacionadas con las sociedades políticas que se generen. Pareciera que para La Libertad Avanza -como ya lo hemos escrito- la tendencia será acumular tropa propia, a suerte o verdad, y poner en las bancas a personas que les respondan absolutamente. Es decir, sería LLA contra la casta, incluyendo a Mauricio Macri.
En el otro extremo del ring, Cristina Kirchner tiende a reproducir lo mismo. Parece decir “basta de Kueider o Camau Espínola, quiero propios” (atención, Axel Kicillof).
En el centro pareciera no haber propuestas, porque no hay demanda. Claro que no hay demanda, porque no hay propuestas. Tampoco convicciones.