El año termina con una marcada desaceleración de la inflación respecto de la registrada al cierre de 2023, ha regresado a cifras manejables, devolviendo la previsibilidad a las finanzas de los hogares y las empresas. El nivel de ingreso sigue siendo insuficiente, pero la previsibilidad brinda un marco hacia adelante.
La macroeconomía cambió y comienza a analizarse la perspectiva de un futuro en Argentina frente al exterior donde hace tiempo que el progreso y desarrollo de los argentinos es visto puertas afuera y no hacia adentro.
La estabilidad económica ha generado un impacto profundo en la vida cotidiana de los argentinos. Los salarios han registrado en 2024 una mejora muy lenta pero constante en términos reales, lo que permite a las familias recuperar su poder adquisitivo. Ahorrar ya no es una utopía, sino una opción concreta.
Con tasas de interés positivas y un sistema financiero robusto, los bancos han retomado la oferta de créditos hipotecarios, facilitando el acceso a la vivienda y revitalizando el sueño de la casa propia y el acceso a bienes durables como auto, moto, artículos para el hogar, electrodomésticos. El consumo a crédito comienza a crecer en estos segmentos, aunque el consumo masivo muestra una muy lenta mejora desestacionalizada frente al mes anterior.
El cambio de rumbo económico no solo se percibe a nivel doméstico sino también internacional como una promesa emergente. Empresas que antes evaluaban abandonar el país ahora optan por quedarse e invertir. El plan de gobierno arrancó por la desregulación y reformas estructurales, conocido como “el modelo de la motosierra”.
Por delante aún quedan grandes desafíos: reforma laboral, previsional, tributaria, además de un plan de mejora de la infraestructura donde la inversión privada debería complementar a la pública, especialmente en la primera etapa de implementación.
La percepción social también ha cambiado. Los que se fueron comienzan a considerar el regreso. Los que están, en más de un 50%, apoyan pero con dificultades económicas en el medio. Los argentinos, que en otro momento soñaban con emigrar para buscar mejores oportunidades, ahora evalúan si el futuro está en el país o en el exterior.
Esto contrasta profundamente con la situación de años anteriores, cuando el 70% de los jóvenes manifestaba su intención de irse del país, según una encuesta de la UBA en 2023. En ese momento, 5 de cada 10 habitantes de los principales centros urbanos consideraban emigrar debido a la inflación, la inseguridad, la falta de oportunidades laborales y una sensación de hartazgo generalizado, alimentada por la creencia de que Argentina no podría salir de su decadencia en el corto plazo.
En 2024 se comenzaron a sentar otras bases para el cambio de esa percepción. Darle fortaleza económica para salir de la dependencia financiera en la macro es lo único que puede convertir la esperanza en realidad. La inflación ha sido controlada incentivando a las familias y a los jóvenes a pensar y soñar sus proyectos dentro del país. Aunque el gobierno nacional estimó que más de 1,8 millones de argentinos emigraron entre 2013 y 2023, esa tendencia parece haberse revertido.
La estabilidad económica, junto con una renovada confianza en el futuro del país, ha reducido las intenciones de emigrar. El índice de confianza al consumidor medido por la Universidad Torcuato Di Tella mostró crecimiento en los últimos tres meses, reflejando una mejora en las expectativas presentes y futuras.
Hoy, el salario promedio es de USD 1.223, tomando como referencia el valor de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores (Ripte) y una cotización del dólar MEP de $1.060. Ese nivel de ingreso para un joven le permite cubrir necesidades básicas y ahorrar USD 478 al mes, según los siguientes gastos estimados:
En contraste, los argentinos que han emigrado a destinos como Italia o España en busca de oportunidades de ahorro y construir un futuro mejor enfrentan costos de alquiler que les consumen una parte considerable del ingreso. En el caso argentino, la eliminación de la Ley de Alquileres revitalizó la oferta inmobiliaria, estabilizando los precios en valores menores.
Actualmente según los datos obtenidos a través de Preciosmundi, tenemos que el salario promedio en Italia ronda los USD 1.621. Con un costo de alquiler de USD 953,41, un 99% más caro que en Argentina. Un Argentino que vive en Italia con un salario promedio puede ahorrar apenas 109 dólares.
Algo similar ocurre con España, donde el costo de alquilar es también muy superior al de Argentina, aunque los servicios y el entretenimiento resultan más accesibles que en Italia- Esto genera ahorros comparables entre ambos destinos.
Sin embargo, el panorama salarial sigue mostrando una notable brecha respecto a países como Estados Unidos, donde el salario promedio supera en casi 332% al de Argentina, y el ahorro anual asciende a US$ 15.444. Este dato no resulta sorprendente, dado que Estados Unidos es una de las economías más desarrolladas del mundo.
Es importante señalar que el salario promedio en Argentina crece en dólares, pero también los precios locales han evolucionado en valor dólar. Quizás para un joven sostener su nivel de vida en Argentina haya mejorado respecto del año anterior. Sin embargo, para una familia de clase media que busca mantener su nivel de vida con esos ingresos e inflación dolarizada, la situación sigue siendo más compleja.
El cambio económico que ha experimentado Argentina en el último año marca un punto de inflación estructural en sus indicadores y en las expectativas y decisiones de su población. Lo que antes era un éxodo masivo en busca de estabilidad, ahorro y calidad de vida en el exterior, ahora abre la posibilidad de construir nuevas bases dentro del país. Aún falta que esa expectativa se transforme en realidad en forma lenta pero progresiva.
El fortalecimiento del poder adquisitivo, la posibilidad de ahorro real, y un sistema financiero que recupera su dinamismo son señales positivas para los jóvenes que piensan emigrar al exterior.
El autor es Analista Económico