La escudería de CFK

¿Cuál es la relación entre la expulsión de Kueider del Senado y la asunción de la ex presidenta al frente del PJ nacional?

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Alberto Fernández en la Nación, Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires y Edgardo Kueider en Entre Ríos son autos de la escudería kirchnerista. Cada vez que chocan, su propietaria intenta desprenderse de su responsabilidad, aunque muchas veces sigue encariñada con algunos de ellos.

De hecho, la desastrosa tarea de “el soviético” en YPF y en el Ministerio de Economía no fue un impedimento para que se lo “encajara” a los bonaerenses.

El auto de moda es Kueider, quien saltó a la fama mediática hace pocos días, cuando fue sorprendido una noche viajando desde Paraguay a cenar a Brasil. Llevaba una fortuna en la mochila. A la vuelta lo descubrieron y le confiscaron el dinero, la 4x4 y la compañía femenina.

La titular de la escudería, con sus reflejos intactos y su conocida vocación de lucha contra la corrupción, exigió que Kueider volviera a boxes y fuera reemplazado en el Senado por un auto de la escudería de su hijo, Stefanía Cora. Un argumento clave para convencer a muchos senadores fue la decisión de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado de agravar la situación judicial de Kueider.

Sin embargo, lo que el kirchnerismo ha ocultado es que todos los presuntos delitos investigados por la viuda del fiscal Nisman corresponden al momento en que Kueider era la mano derecha del gobernador K de Entre Ríos, Gustavo Bordet. Fue justo después de esa actuación que Cristina Kirchner lo designó como candidato a senador nacional y compartió la boleta con él.

¿Cuál fue el apuro por expulsar del Senado al auto chocado, cuando lo lógico hubiera sido una suspensión? ¿Por qué no simplemente quitarle los fueros, como en su momento se hizo con Angeloz?

La respuesta es que CFK quiere garantizarse que cuando el proyecto de “Ficha Limpia” sea aprobado en Diputados quede “dormido” por la Cámara alta. Por esta misma razón se apoderó de la Presidencia de un PJ que siempre despreció. Quiere garantizarse que no haya un solo candidato en 2025 que no sea de su escudería y que en 2027 nadie contradiga su decisión de “vender” a los argentinos “otro Alberto”.

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