La balanza es un instrumento que se basa en el concepto de equilibrio de pesos para ofrecer una medición precisa. Asimismo, es uno de los símbolos más antiguos de la Justicia y representa el equilibrio y la imparcialidad. Su origen se remonta a las antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana, donde se usaba para simbolizar la idea de una justicia que debe ser equitativa y objetiva.
Estos mismos principios son la base de la Justicia de la Ciudad de Buenos Aires, que actúa como una balanza cuidadosamente equilibrada y representativa de los derechos de los porteños. Así, entre sus múltiples competencias, debe contemplar las necesidades productivas de eficiencia y cumplimiento de los empleadores, tanto como el derecho a condiciones dignas, respeto y seguridad de los trabajadores, procurando ser una herramienta fundamental para el próspero desarrollo de ambas partes.
El fuero del Trabajo es fundamental para atender una necesidad inmediata del mercado laboral, que requiere un sistema judicial eficiente que se adapte a la forma en la que se desarrollan los vínculos laborales en estos tiempos. Su puesta en funcionamiento va en consonancia con el principio de autonomía establecido en la reforma constitucional de 1994, particularmente en el artículo 129 de la Constitución Nacional, que le otorga a la Ciudad facultades propias de legislación y jurisdicción.
Es por esto que esta iniciativa representa un avance significativo hacia la autonomía plena de la Ciudad. Un paso más para una Justicia porteña ágil, cercana, transparente y moderna, características que son producto de la construcción que venimos llevando adelante a través de todos estos años. Otro avance local, como lo fue el Código Electoral, la Ley de Juicio por Jurados, el traspaso del fuero de Relaciones de Consumo, la transferencia de determinadas competencias penales, entre otros ejemplos.
El nuevo Código Procesal para la Justicia del Trabajo, diseñado específicamente para nuestra Ciudad, incorpora avances como audiencias virtuales, notificaciones electrónicas y una instancia obligatoria de conciliación previa, entre otras. Estas medidas, junto con la implementación de principios de inmediatez y celeridad procesal, optimizan la administración de justicia laboral y refuerzan la confianza en el sistema.
Estoy convencida de que lo más valioso que tiene esta Ciudad es su capital humano. Su gente y sus ideas innovadoras. Por eso, desde el Estado debemos abocarnos al crecimiento e impulso del sector privado, fuente principal de empleo genuino y motor del desarrollo de toda metrópoli, brindando herramientas destinadas a acompañar y potenciar a dicho sector.
Contar con una justicia del Trabajo que facilite dirimir las diferencias de una forma rápida, efectiva, clara, transparente, es un incentivo para invertir en nuestra jurisdicción ya que garantiza herramientas de protección tanto para empleados como empleadores, asegura que los derechos sean defendidos y se efectivicen de una mejor manera.
La colaboración armónica entre el sector privado y el público para impulsar el desarrollo y la generación de empleo no solo favorece a los involucrados, sino que fortalece a toda la Ciudad. Desde nuestra labor legislativa, una de nuestras mayores responsabilidades y satisfacciones es construir los puentes que permitan la convergencia de estos esfuerzos. Una Ciudad autónoma, que fomente el empleo, atraiga inversiones y desarrolle proyectos sólidos, es una Ciudad que crece.