El gobierno de Javier Milei es el primero en la historia Argentina liderado por un economista de la Escuela Austríaca. El país, caracterizado por el movimiento peronista y sus derivados, ha sufrido en las últimas décadas los vaivenes de diversos gobiernos de índole keynesiana o socialista.
A casi un año de gobierno, la economía está pegando la vuelta gracias al intenso ordenamiento de la macroeconomía. A eso hay que sumar el espaldarazo ideológico del regreso a la Casa Blanca de Donald Trump y el alineamiento de una agenda internacional liberal-conservadora con el propio presidente argentino a la cabeza.
Desde su campaña, Milei ha sido congruente con sus postulados: siempre ha considerado que el Estado es el culpable del estancamiento, de la pobreza, de la alta inflación y demás males. A partir de esa base, sus medidas fueron siempre tendientes a liberalizar la economía. Pero al no tener muchas herramientas políticas, el grueso de su plan se basó en el “déficit cero”, algo que logró gracias a un fuerte recorte del gasto público en torno al 5% del PBI.
A partir de ese superávit fiscal que mantuvo en todo el 2024, se consiguió también un ajuste monetario descomunal en base a 4 grandes ejes: eliminó la emisión monetaria para financiar al Estado, redujo las tasas de interés del 111% al 35%, corrigió los balances del Banco Central evaporando los pasivos remunerados en torno al 10% del PBI y achicó la brecha cambiaria entre el precio del dólar oficial y el dólar paralelo del 150 al 5%. Este combo de 4 frentes redujo la inflación del 25% al 2,7% mensual y bajó el riesgo país de los 1900 puntos a los casi 700 actuales.
Todos estos objetivos cumplidos adquieren un doble elogio al haberlos conseguido sin un sólo gobernador ni intendente de su fuerza política y con el Congreso habitualmente en contra. Pese a la hostilidad legislativa, Milei obtuvo la aprobación de la “Ley Bases” en julio, un conjunto de disposiciones, artículos y reformas que buscan desburocratizar al país de su maraña de regulaciones.
En ese sentido, vale la pena repasar algunas medidas han descartado miles de regulaciones innecesarias. Uno de esos casos fue la eliminación de la “Ley de alquileres”: que había generado una distorsión en el mercado inmobiliario, generando una contracción de la oferta, y elevando los precios a niveles altísimos. Citando a Milton Friedman en su famoso ensayo “Roofs or ceilings?”: los topes de alquileres causan una asignación aleatoria y arbitraria del espacio, un uso ineficiente del mismo, retrasos en la construcción de nuevas viviendas y una continuidad indefinida de los topes de alquileres, o subsidios para la construcción de nuevas viviendas y una futura depresión de la construcción residencial.
En línea con la idea de que el individuo debe tomar las decisiones y que el Estado debe mantenerse al margen, también se modificaron ciertas maneras de realizar trámites que implicaban una gran burocracia, mucha cantidad de empleados públicos y que dificultaban los negocios. Friedrich von Hayek decía que “cuanto más planifica el Estado, más complicada se le hace al individuo su propia planificación”.
Siguiendo esta lógica fue entonces que el gobierno tomó la decisión de desregular los Registros Automotores, que hacían muy dificultosa la compra y venta de automóviles; y también lograron deshacer el régimen peronista de las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina), que limitaban las posibilidades de importar. Ludwig von Mises decía que “La intervención del gobierno en la economía siempre tiene consecuencias negativas, ya que distorsiona los mecanismos naturales del mercado y crea desequilibrios”, y eso en la Argentina es algo que se vivía casi con naturalidad.
En línea con las ideas de Mises, el gobierno está yendo poco a poco hacia una reducción impositiva. Una de las primeras medidas que se tomó fue la baja del impuesto PAIS. “Los impuestos altos desincentivan la producción y la inversión, ya que reducen la recompensa para aquellos que trabajan duro y arriesgan su capital” dijo Mises. En un año el gobierno logró una reducción de la alícuota del 17% al 7%, con el objetivo de suprimir por completo el tributo a inicios de 2025.
En carpeta el presidente tiene en mente más recorte de impuestos, y en este punto el desafío estará en cómo lidiar esa disminución de la presión fiscal que recae en los argentinos sin perjudicar las cuentas públicas, ya que la única postura irremplazable de su modelo de país es no volver jamás al déficit fiscal. Su primer año deja en evidencia un cambio radical en Argentina, que por primera vez en la historia será dirigida por las ideas de autores como Milton Friedman, Friedrich von Hayek o Ludwig von Mises.
La política local será decisiva en 2025, cuando Milei llevará a examen su gobierno en las elecciones legislativas. El 10 de diciembre de 2023 fue solo la concepción. Esa Argentina liberal, con un eco en todo el mundo, todavía se está gestando, ya que aún tiene mucho por recorrer en los restantes tres años de mandato.