El Global Firepower Index (GFP) es una clasificación que evalúa la fuerza militar de más de 140 países, considerando un conjunto de más de 50 factores relacionados con las capacidades de defensa. Este índice, que da como resultado un puntaje denominado PwrIndx, permite observar el balance y la capacidad militar global comparando a cada nación en función de su equipo militar, logística, geografía, población y otros recursos, además del tamaño de sus fuerzas armadas.
Es realizado por el sitio web del mismo nombre, está basado en estadísticas que se actualizan anualmente para rastrear información relacionada con la defensa de estos países y forma parte de la red de sitios de Military Factory.
El índice se mide en una escala donde un puntaje más bajo indica un mayor poderío militar, siendo la posición ideal 0.0000. No se centra únicamente en la cantidad de recursos, sino también en su disponibilidad, equilibrio y capacidad estratégica.
Estados Unidos lidera con un puntaje de 0.0712, reflejando su supremacía en tecnología, presupuesto y capacidad de despliegue global. Rusia sigue de cerca con 0.0714, sustentado en su poder nuclear y vasto arsenal militar, aunque enfrenta retos logísticos. China, en tercer lugar con 0.0722, combina su vasto ejército y crecimiento tecnológico, particularmente en armamento avanzado. India y el Reino Unido ocupan el cuarto y quinto puesto con 0.1025 y 0.1435 respectivamente. India destaca en tamaño y el Reino Unido en tecnología y proyección global. Francia (0.1449), Corea del Sur (0.1505), Japón (0.1599), Italia (0.1801) y Pakistán (0.1910) completan el top 10, cada uno sobresaliendo en capacidades específicas: Francia en armas nucleares, Corea y Japón en tecnología avanzada, e Italia en fuerzas marítimas.
Con el índice Global Firepower como referencia, Corea del Norte ocupa el puesto 36 con un puntaje de 0.5313, lo que la sitúa en una posición de mediana fuerza militar. Respecto a la población total ocupa el lugar 55, mientras que por PBI se ubica en la posición 96. Aunque está lejos de los líderes mundiales, su ubicación es notable en términos de su peso relativo, dada su posición económica y su aislamiento diplomático. Corea del Norte queda por detrás de rivales regionales clave como Corea del Sur (puesto 5) y Japón (puesto 7), ambos aliados estratégicos de Estados Unidos. La notable diferencia en el índice con estos países refleja las limitaciones tecnológicas y logísticas de Corea del Norte, aunque esta nación mantiene una presencia militar considerable en ciertos aspectos: posee una de las mayores fuerzas terrestres del mundo en términos de número de tropas y sistemas de artillería. Además, su programa nuclear y misiles balísticos de largo alcance le permiten compensar en parte su falta de recursos convencionales avanzados, funcionando como un factor disuasorio importante.
En comparación con países con fuerzas armadas más avanzadas, Corea del Norte enfrenta desafíos tecnológicos significativos. Su dependencia de equipo militar anticuado y la falta de una infraestructura industrial moderna para el mantenimiento y renovación de sus arsenales la ubican en una situación de vulnerabilidad en caso de un conflicto prolongado. Además, el aislamiento internacional y las sanciones dificultan la adquisición de tecnología moderna que podría mejorar sus capacidades defensivas y ofensivas.
Aunque Corea del Norte no puede competir con los líderes militares en términos de tecnología avanzada o poder económico, su lugar en el índice refleja una estrategia de maximización del impacto a través de su programa nuclear. Este factor le otorga una relevancia desproporcionada en la geopolítica regional e internacional, convirtiendo a su fuerza militar en un factor de presión y negociación, especialmente frente a los Estados Unidos y sus aliados en Asia. Esta estrategia le ha permitido permanecer en el radar de las principales potencias a pesar de sus limitaciones económicas y tecnológicas.
Corea del Norte tendría mayor resiliencia frente a las bajas que los demás actores regionales en términos militares. No se registra en su población ningún tipo de resistencia o crítica hacia el gobierno y el líder político Kim Jong-un se presenta como una suerte de figura sagrada, en un régimen que se aproxima a cumplir ocho décadas.
En este marco, el dictador norcoreano aumentó la presión militar sobre Corea del Sur y las aguas del mar de Japón en la segunda quincena de octubre. Comenzó dinamitando las rutas y vías de comunicación que conectan su país con Corea del Sur. Habían sido construidas por este último país, que había sido el único inversor en este proyecto. Cabe señalar que en la primera década del siglo XXI, la distensión que existió entre las dos Coreas permitió estas construcciones. Al mismo tiempo, se conoció la información de que Rusia planeaba incorporar a una de sus brigadas de asalto a tres mil soldados norcoreanos, los que podrían ser desplegados en la región de Kursk, parcialmente ocupada por los ucranianos.
Estos efectivos se sumarían a las filas del Batallón Especial Buriatia (república rusa del Extremo Oriente). La semana siguiente, Ucrania confirmó esta información, presentando videos sobre reclutas norcoreanos recibiendo equipos de parte de tropas rusas. El Jefe de Inteligencia ucraniano estimó en once mil el número de soldados norcoreanos que se incorporarían a las filas rusas. A su vez, el canciller ucraniano señaló que esto implicaba un riesgo cierto de escalada del conflicto. Pero ya el 23 de octubre, el Secretario de Defensa estadounidense, el general Lloyd Austin, calificó la presencia de soldados norcoreanos en Rusia como una “escalada muy grave” que tendría ramificaciones en Europa y Asia.
El gobierno de Biden, por su parte, calificó de “objetivos legítimos” a las tropas norcoreanas si combaten en Ucrania. En cuanto a la marcha de la guerra, Estados Unidos informó que los rusos habrían tenido seiscientas mil bajas hasta ahora entre muertos y heridos, cifras que posteriormente la inteligencia británica elevó a setecientos mil. Austin dijo también que “nuevamente [Putin] fue a pedir armas adicionales y materiales a Corea del Norte y luego a Irán”.
Pero la situación siguió escalando en la última semana de octubre: frente al despliegue de las tropas norcoreanas en la región de Kursk, Corea del Sur sugirió la posibilidad de enviar armas a Ucrania. El gobierno de Zelensky sostuvo que con el caso de Corea del Norte, sería la primera vez que un tercer país “pone botas sobre el terreno en esta guerra”. Hasta ahora, Irán suministró drones a Moscú y las naciones occidentales armas modernas y asistencia financiera y humanitaria a Ucrania.
Finalmente, el 25 de octubre el Pentágono confirmó que Corea del Norte había enviado diez mil hombres a Rusia. La vocera de Austin dijo que “si utilizaran soldados norcoreanos en el campo de batalla implicaría una mayor escalada y una creciente desesperación de Putin”. El último día de octubre los soldados norcoreanos se acercaron al frente ucraniano. Ello fue confirmado por el servicio de inteligencia de Corea del Sur, que dijo haber descubierto el avance de tropas norcoreanas en Rusia. Ese mismo día, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, y su colega ucraniano mantuvieron un diálogo telefónico y acordaron “realizar consultas estratégicas para una respuesta conjunta” a lo que denominaron “cooperación militar ilegal entre Corea del Norte y Rusia, incluidas las transferencias de armas y los despliegues de tropas”.
Ucrania tiene previsto movilizar a ciento sesenta mil reclutas adicionales para sus Fuerzas Armadas, anunció el secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional ucraniano, Oleksandr Litvinenko.
El 29 de octubre Putin puso en marcha ejercicios de sus fuerzas estratégicas de disuasión nuclear y dos días después Corea del Norte probó un nuevo misil balístico intercontinental. Respecto al ejercicio, fue realizado con el fin de ensayar el lanzamiento de misiles balísticos y de crucero. A su vez, Corea del Norte lanzó un nuevo misil balístico intercontinental, en su primera prueba en casi un año de este tipo de proyectiles. Hubo novedades importantes: con sus ochenta y seis minutos en el aire y aproximadamente mil kilómetros recorridos, fue el que más tiempo voló hasta la fecha, según advirtió el gobierno japonés. Si se agrega que la altitud a la cual llegó fueron siete mil metros, el misil norcoreano habría mejorado la potencia de su motor, lo cual le permitiría portar una ojiva más grande.
Para el gobierno de Corea del Sur se trató de un misil MBIC con combustible sólido -aventaja la líquido en que son más fáciles de mover y ocultar-. Pero el lanzamiento buscó en su trayectoria eludir otros países. El misil habría sido disparado desde un vehículo de doce ejes, la plataforma de lanzamiento móvil más grande de Norcorea. Tras el lanzamiento, Kim Jong-un dijo: “Nunca cambiaremos nuestra estrategia de desarrollar arsenales atómicos”.
La mayoría de las potencias condenaron el ensayo, pero eludieron hacerlo Rusia y China. La prueba se produjo pocas horas después de una reunión celebrada en Washington entre los titulares de Defensa de Estados Unidos y Corea del Sur, Lloyd Austin y Kim Yong-hyun, respectivamente.
En conclusión: la entrada de tropas norcoreanas en Ucrania implica no solamente una escalada de la guerra ruso-ucraniana, sino que genera un conflicto que pasa a ser euroasiático. Es que Kursk, donde se despliegan las tropas norcoreanas, es una parte de Rusia netamente europea y el lugar donde en 1943 tuvo lugar la batalla de tanques más grande de la historia, que fue ganada por los rusos.