Un país con equilibrio fiscal no debería presentar un riesgo país próximo a los cuatro dígitos, a menos que se dude de la sostenibilidad de ese equilibrio o de la capacidad del Estado para cumplir con sus compromisos de deuda por falta de acceso al crédito. La sucesión de superávits fiscales logrados por el Gobierno nacional parece disipar algunas de estas dudas.
Subsiste, no obstante, el problema de la subestimación de los intereses, ya que no se contabilizan como tales los que surgen al emitir letras cupón cero a descuento.
El aumento de la deuda del Tesoro en pesos, tras el reemplazo de los pasivos remunerados del BCRA, generó un aumento en la cuenta de intereses, que podrían llegar a 1% del PBI. En cualquier caso, el resultado fiscal sigue siendo satisfactorio, y se percibe la intención del equipo económico de seguir reduciendo gastos e ineficiencias.
Aun cuando el Gobierno muestra superávit, algunos observadores dudan de su capacidad para convertir los pesos a dólares.
Las reservas netas en el BCRA se mantienen negativas y no hay acceso a nuevos créditos en el mercado internacional de capitales
Las reservas netas en el BCRA se mantienen negativas y no hay acceso a nuevos créditos en el mercado internacional de capitales.
Persiste la inquietud de que cualquier administración, ante la posibilidad de una recesión, elija antes incumplir con la deuda que avanzar en un superávit comercial.
No obstante, la compra de reservas del BCRA en octubre y la posible concreción de operaciones REPO darían cierto respaldo a los pagos de capital previstos para el próximo año.
Además, se espera que los organismos multilaterales (excluyendo al FMI) realicen desembolsos netos positivos en 2025, aunque ello depende de la capacidad gubernamental para ejecutar los gastos previstos en algunos de estos créditos.
También resultó alentador el éxito del tramo local del blanqueo, superó USD 20.000 millones. De este monto, el 60% del incremento en depósitos en dólares se depositará en el BCRA, aumentando las reservas brutas, mientras que el 40% restante estará disponible para préstamos, principalmente para exportadores.
Aparecen algunos dólares y se desata la euforia
Muchos exportadores liquidan divisas para obtener pesos, lo cual explica al menos una parte de la reciente compra de dólares en octubre. Sin embargo, parte de este financiamiento podría estar reemplazando préstamos obtenidos en el mercado internacional. En este contexto, surge la pregunta sobre si hay atraso cambiario.
Con reservas netas negativas, es evidente que el BCRA debería acumular reservas, lo que requeriría un tipo de cambio más alto de lo que sería necesario en otras circunstancias.
Por otra parte, aunque la reciente caída de los precios internacionales de exportación parece haberse estabilizado, la economía recibe un alivio climático y buenas noticias del sector energético, lo cual modera en cierta medida las presiones cambiarias.
Comparaciones históricas ofrecen una referencia sobre el tipo de cambio real multilateral, que en muchos análisis parecería indicar atraso cambiario. Sin embargo, al observar la evolución de los salarios privados en dólares constantes (ajustados por el IPC estadounidense), la conclusión es distinta.
Aunque un ajuste en las series de productividad sería necesario, la caída en la misma en los últimos años no es tan marcada como para invalidar la percepción de que los salarios siguen siendo bajos, al menos en comparación con los USD 1.500 mensuales de la Convertibilidad y los más de USD 2.000 mensuales a fin de 2015. Ese margen, no obstante, podría evaporarse si los aumentos salariales en dólares siguen “navegando” a un ritmo mensual del 2 por ciento.
Dada la alta informalidad laboral, habría sido preferible una transición más gradual desde una economía basada en el capitalismo prebendario hacia una de orientación más abierta
Dada la alta informalidad laboral, habría sido preferible una transición más gradual desde una economía basada en el capitalismo prebendario hacia una de orientación más abierta, acompañada de una apreciación cambiaria menos acelerada. La desregulación de la economía podría ayudar a reducir costos, aunque este proceso suele tomar tiempo.
En el frente tributario, la urgencia fiscal deja poco margen para reformas más amplias, más allá de la eliminación del Impuesto PAIS a fin de año. Aunque sería posible reemplazar los impuestos más distorsivos por otros menos problemáticos, ello enfrenta desafíos de “economía política”.
En general, los impuestos más perjudiciales son los menos visibles, y muchos de ellos los recaudan los gobiernos provinciales. Una medida inmediata podría ser el aumento del porcentaje de deducción en otros impuestos, como el gravamen sobre las transacciones financieras.
En síntesis, los indicadores financieros, con menor brecha cambiaria y el menor índice de riesgo país desde la asunción del gobierno, dan un margen importante para empezar a transitar el año electoral, aunque persisten importantes desafíos que exigen al Gobierno mantener el ritmo de las reformas estructurales para consolidar la recuperación.
El autor el Director y Economista Jefe de FIEL. Esta nota se publicó en de Indicadores de Coyuntura 669 de FIEL