¿Avance económico o espejismo?: el desafío de la sostenibilidad en Argentina

En apenas 10 meses, la economía muestra signos de recuperación. Dudas sobre si los avances sólo dependen de ajustes temporales que pronto podrían mostrar sus límites

Un factor clave es el tipo de cambio, especialmente el tipo de cambio real, que ha sido determinante en los desequilibrios macroeconómicos del país (Foto: EFE)

La Argentina comenzó un proceso de transformación importante en diciembre de 2023, de la mano del presidente Javier Milei. Las ideas liberales de su gobierno se implementaron no solo porque un sector de la sociedad las apoya, sino también porque una gran parte de los ciudadanos, aunque no necesariamente liberales, se encontraba agotada del modelo económico anterior.

Ese modelo, caracterizado por una alta intervención del Estado, dejó un saldo negativo en lo social y lo económico, especialmente visible en la inflación desbordada que golpeó con más dureza a los sectores de menores ingresos.

Es posible que se hayan superado los meses más difíciles de este proceso de ajuste, los cuales incluyeron una caída marcada en los salarios y la actividad económica, según indicadores tanto públicos como privados.

Sin embargo, desde marzo y abril de 2024, los salarios reales han comenzado a mostrar una leve recuperación en su poder adquisitivo. Aunque aún no logran una variación interanual positiva, se observa una desaceleración en la caída de los ingresos hasta el último registro de agosto.

Desde marzo y abril de 2024, los salarios reales han comenzado a mostrar una leve recuperación en su poder adquisitivo. Aunque aún no logran una variación interanual positiva

En términos inflacionarios, la tasa mensual pasó del 25,5% en diciembre de 2023 a 3,5% en septiembre de 2024, mostrando una disminución sostenida. A nivel fiscal, el resultado primario ha sido positivo todos los meses desde enero de 2024, acompañado de un saldo financiero también positivo en la mayoría de los meses hasta septiembre.

Además, el estimador mensual de la actividad económica (EMAE) parece haber alcanzado un piso en junio, con leves signos de recuperación en julio y agosto.

Por su parte, el riesgo país ha disminuido de 1.920 puntos básicos en diciembre a menos de 900 pb en los primeros días de noviembre. Hasta aquí, estos diez meses iniciales de gobierno parecen señalar avances, aunque todavía persisten dudas sobre su sostenibilidad.

¿Es sustentable este proceso de recuperación?

La historia económica de Argentina obliga a cuestionar si este proceso es verdaderamente sustentable o solo un rebote tras tocar fondo. Un factor clave en esta reflexión es el tipo de cambio, especialmente el tipo de cambio real, que ha sido determinante en los desequilibrios macroeconómicos del país.

La actual pérdida de competitividad, motivada por el atraso cambiario que el gobierno intenta contener para evitar nuevos saltos inflacionarios, podría generar consecuencias complejas en el mediano y largo plazo.

La actual pérdida de competitividad, motivada por el atraso cambiario que el gobierno intenta contener para evitar nuevos saltos inflacionarios, podría generar consecuencias complejas en el mediano y largo plazo (Foto: Reuters)

La presión sobre las importaciones y la caída de exportaciones debido a la baja competitividad suelen desembocar en ajustes inevitables del tipo de cambio. Hoy, el tipo de cambio real multilateral está en uno de sus niveles más bajos en 22 años, lo que debería ser una señal de alerta para el gobierno.

El sector exportador argentino continúa perdiendo competitividad mes a mes, una situación que también se refleja en las reservas netas, que se estiman negativas en torno a USD 6.000 millones, según fuentes privadas.

La presión sobre las importaciones y la caída de exportaciones debido a la baja competitividad suelen desembocar en ajustes inevitables del tipo de cambio

Coyuntura y largo plazo

En octubre, el Banco Central logró adquirir reservas por un valor aproximado de USD 1.500 millones. Parte de esta acumulación se debe a préstamos en esa moneda al sector privado, que se liquidan en el Mercado Libre de Cambios (MLC), así como a colocaciones de obligaciones negociables también liquidadas en el MLC.

Aunque estas transacciones contribuyen temporalmente a engrosar las reservas, no representan un aumento sostenido. Cuando se cancelen, estas operaciones podrían afectar nuevamente las reservas netas, mostrando que se trata de medidas coyunturales.

En octubre, el Banco Central logró adquirir reservas por un valor aproximado de USD 1.500 millones (Foto: Reuters)

Desde el punto de vista fiscal, el resultado primario es positivo, aunque esto se debe en gran medida a la postergación de pagos de intereses sobre la deuda transferida del Banco Central al Tesoro, como las Lecap, que no se contabilizan en el resultado financiero. Si estos intereses se incluyeran, el saldo financiero no superavitario, lo cual debilita la robustez de los resultados fiscales presentados.

Por otro lado, el ajuste fiscal se ha concentrado en la reducción de ingresos de jubilados y empleados públicos, siendo este último sector el más afectado según el índice salarial del Indec. El margen para continuar recortando ingresos que dependen del Estado es muy limitado.

La prioridad ahora debería ser mejorar la recaudación a través del fortalecimiento de la actividad económica, no mediante nuevos impuestos, para que los ingresos del Tesoro puedan crecer de forma sostenible.

Hacia una economía sólida y estable

Los desafíos actuales exigen respuestas que permitan construir una economía robusta y estable en el nuevo esquema.

En este camino, el Gobierno deberá abordar problemáticas estructurales que van más allá de los ajustes de corto plazo, dado que en economía, como en la vida, nada es gratuito.

El autor es Economista, director de Authentica Consulting