Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía

El premio de la tasa de interés respecto del ritmo más bajo de la devaluación del peso

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Erróneamente, algunos economistas confunden la apuesta y creen que el que apuesta a la tasa compara contra la inflación en pesos. Eso le ocurrió a Javier Milei cuando en noviembre de 2016 tuvimos un debate en Rosario (Foto: Shutterstock)
Erróneamente, algunos economistas confunden la apuesta y creen que el que apuesta a la tasa compara contra la inflación en pesos. Eso le ocurrió a Javier Milei cuando en noviembre de 2016 tuvimos un debate en Rosario (Foto: Shutterstock)

Quienes hayan ejercido la profesión de economista analizando la evolución diaria de la economía argentina durante los últimos 40 años recordarán perfectamente las veces que se controló el tipo de cambio y, al mismo tiempo, el BCRA puso la tasa de interés como una zanahoria para que los inversores vendieran sus dólares a cambio de pesos, y con esos pesos hicieran depósitos a plazo fijo apostando a que la tasa de interés le ganara a la suba del dólar.

Erróneamente, algunos economistas confunden la apuesta y creen que el que apuesta a la tasa compara contra la inflación en pesos. Eso le ocurrió a Javier Milei cuando en noviembre de 2016 tuvimos un debate en Rosario.

En ese momento, el ahora Presidente era un gran defensor de la política del BCRA que absorbía liquidez colocando Lebac. Recuerdo que en ese debate (el video está en Youtube) Milei sostenía que como la tasa de interés estaba por debajo de la tasa de inflación observada, el modelo, tendía al equilibrio porque se licuaba la deuda remunerada por el ente monetario.

En 2016, el ahora Presidente era un gran defensor de la política del BCRA que absorbía liquidez colocando Lebac

En ese momento le advertí que el que apostaba a la tasa de interés no la comparaba con la inflación esperada, sino con la evolución del tipo de cambio que era menor.

Obviamente, quienes entraban en ese juego, apostaban a salir de los pesos, realizar la ganancia y pasarse a dólares nuevamente antes que el tipo de cambio saltara. El que salía primero ganaba.

Esto ocurrió con la tablita cambiaria en 1978-1981, en el Plan Primavera años más tarde, y también ocurrió en 1990 cuando el BCRA puso la zanahoria de la tasa de interés y el tipo de cambio se mantuvo estable durante gran parte del año en aproximadamente 5.500 australes (la moneda de ese momento), hasta que se produce una corrida cambiaria que llevó a la renuncia como ministro de Economía de Erman González y asume Domingo Cavallo en febrero del año siguiente, en la primera presidencia de Carlos Menem.

En 1990, cuando el BCRA puso la zanahoria de la tasa de interés y el tipo de cambio se mantuvo estable durante gran parte del año en aproximadamente 5.500 australes, hasta que se produce una corrida cambiaria que llevó a la renuncia como ministro de Economía de Erman González y asume Domingo Cavallo en febrero del año siguiente, en la primera presidencia de Carlos Menem (Foto: DyN)
En 1990, cuando el BCRA puso la zanahoria de la tasa de interés y el tipo de cambio se mantuvo estable durante gran parte del año en aproximadamente 5.500 australes, hasta que se produce una corrida cambiaria que llevó a la renuncia como ministro de Economía de Erman González y asume Domingo Cavallo en febrero del año siguiente, en la primera presidencia de Carlos Menem (Foto: DyN)

Cavallo primero ensayó una especie de convertibilidad móvil, con una banda cambiaria inferior que consistía en dividir la base monetaria por las reservas del BCRA en dólares y oro y una banda superior que dividía la base monetaria por las reservas en dólares únicamente.

A su vez, ambas bandas iban aumentando en el tiempo, una suerte de crawling peg. Pero ese intento no funcionó y un viernes de marzo se produjo una corrida cambiaria muy fuerte que llevó a que se anunciara la convertibilidad fija 1 a 1 entre el peso y el dólar.

Otro de los ensayos de tasa versus dólar se produjo con las mencionadas Lebac y el juego terminó en abril de 2018, bajo la presidencia de Mauricio Macri.

La situación presente de los depósitos

Si se mira la evolución del stock de los depósitos a la vista y a plazo fijo desde que se anunció el pase de los pasivos remunerados a las Letras de Capitalización de la Tesoreria (Lecap), se advierte que saldo total de pesos en cuentas corrientes y cajas de ahorro bancaria crecieron 8%, en tanto las colocaciones por tiempo determinado aumentaron 33%. Y desde el inicio de 2024, los primeros se incrementaron 23,5% y los segundos 113 por ciento.

En lo que va de octubre, los depósitos a la vista cayeron en términos nominales 10% y los depósitos a plazo fijo aumentaron 7%, por arriba de la tasa de interés que pagan los bancos, que es de 51,6% nominal anual, según informa el BCRA. Con tipos de cambios “libres” sin variación, o incluso bajando, eso implica un rendimiento estimado del 51,6% anual en dólares.

En lo que va de octubre, los depósitos a la vista cayeron en términos nominales 10% y los depósitos a plazo fijo aumentaron 7%, por arriba de la tasa de interés que pagan los bancos, que es de 51,6% nominal anual

La pregunta que siempre hay que hacerse para determinar si esta tasa en dólares es consistente en el largo plazo es ¿Si el banco ofrece una tasa anual del 51,6% en dólares, en qué coloca el dinero que toma para poder devolver el capital y no perder plata?

Lo mismo ocurre con las Lecap que pagan el 4% mensual, es decir, 60% nominal anual que, contra un dólar quieto, implica 60% anual en dólares, cuando no hay actividad lícita que genere esa tasa de renta.

Incluso, si se hace la cuenta contra el dólar oficial, que según el Presupuesto 2025 aumentaría 18%, también surge un rendimiento disparatado en dólares.

¿Por qué comparar con el dólar? Porque es la moneda de reserva de valor en Argentina. Por ahora funciona el carry trade. El punto es: ¿Qué pasará el día que los inversores decidan realizar la ganancia, dar vuelta la posición y volver a dólares? Cuando la limosna es grande hasta el Santo desconfía.

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