Cada vez son más los vecinos que ven cercenado su derecho a la salud en la provincia de Buenos Aires, ante la falta de respuestas del Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA), cuyo eslogan es ‘la obra social de los bonaerenses’.
Una situación que dista de ser novedosa y exhibe ribetes de desamparo y abandono. La crisis de atención sanitaria que implosionó a principios de año, ahora devino en afiliados que no pueden acceder a su médico de cabecera.
La postal se repite una y otra vez en distintos municipios. Los vecinos vuelven a ser víctimas, en esta oportunidad de un prolongado conflicto entre la obra social y la Federación Médica de la provincia de Buenos Aires.
En el medio, los afiliados conviven con la incertidumbre respecto a su cobertura médica. Rehenes de una disputa que no eligieron pero que padecen a diario, con el riesgo de que se convierta en algo crónico. Las quejas y reclamos son moneda corriente.
Ante este escenario, es imperioso que el gobernador Axel Kicillof muestre voluntad de diálogo para hallar una solución urgente. Actuar con responsabilidad forma parte de las obligaciones que le confirió la ciudadanía.
En la Legislatura bonaerense se agolpan por doquier distintas iniciativas parlamentarias que acercan al Poder Ejecutivo vastas herramientas para dar respuestas a un problema estructural.
Priorizar el bienestar de los bonaerenses en desmedro de la confrontación permanente. De eso se trata. Apelar a la sensatez y dejar de sembrar ponzoña con decisiones arbitrarias y discrecionales.
Pero si la estrategia es situarse en las antípodas de las demandas de la sociedad y apostar a una escalada del conflicto, sólo podrá obtener una victoria pírrica con perjuicios para la mayoría.
La situación sanitaria de la provincia debe abordarse de manera integral, sin eslóganes ni discursos estridentes que, en definitiva, son cáscaras vacías.
Es momento de que el ‘Estado presente’ deje de ser una consigna retórica y se materialice en el derecho a la salud.