El reconocido analista Thomas L. Friedman, desde su columna del 16 de octubre en New York Times, en un ejercicio conjetural sobre el eventual proceso de paz en el conflicto de Medio Oriente, propuso que “el ejército libanés y una fuerza internacional creíble y letal” reemplacen a Hezbollah y “una fuerza árabe de mantenimiento de la paz” haga lo mismo con Hamás.
Esto lleva a analizar con cuidado el antecedente que implica la fuerza de paz desplegada entre El Líbano y Hezbollah, en el marco de las Naciones Unidas desde el año 1978.
La fuerza de paz desplegada en El Líbano sobre la frontera con Israel, donde combaten Hezbollah y el Ejército israelí, se encuentra en una situación crítica y ya ha sufrido bajas. En esta misión de paz de Naciones Unidas, las Fuerzas Armadas Españolas han jugado un papel fundamental desde su despliegue inicial en septiembre de 2006. Esta misión, conocida como la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) -de la cual forman parte cuatro oficiales del Ejército argentino-, se estableció en marzo de 1978 con el objetivo de asegurar la retirada de Israel en dicho país, restaurar la paz y la seguridad internacionales, y ayudar al gobierno libanés a restablecer su autoridad en la zona.
A lo largo de los años, el mandato de la FPNUL ha sido modificado en varias ocasiones, especialmente tras la crisis de 2006, para supervisar el cese de las hostilidades, apoyar a las Fuerzas Armadas libanesas en el sur del país y garantizar el acceso humanitario a las poblaciones civiles. En 2010, España asumió el control de estas fuerzas de paz de la ONU en este país, con el general Alberto Asarta Cuevas al mando de la FPNUL en la base de Naqoura. Esta transición ocurrió en un contexto de relativa pero tensa tranquilidad en la frontera sur del Líbano -donde hoy se combate intensamente fuerzas del ejército israelí y Hezbollah-, marcada por acusaciones mutuas de violaciones de la resolución 1701 de la ONU entre ambos.
Durante este periodo, estas fuerzas de paz enfrentaron desafíos importantes, como los sobrevuelos diarios de Israel y las acusaciones de espionaje, así como los ataques ocasionales con misiles, atribuidos a otros grupos extremistas además de Hezbollah.
La presencia española en este escenario crítico viene subrayando la importancia de la cooperación internacional en la búsqueda de la paz y la estabilidad en una región históricamente conflictiva. A finales de 2023, el gobierno español decidió prorrogar la participación de sus unidades militares en diversas misiones internacionales de paz: UNIFIL (Líbano), EUTM (Malí), EUNAVFOR Atalanta (Océano Índico) y la Misión OTAN en Irak (NMI). En la misión libanesa, España lidera el Sector Este y cuenta con un contingente de aproximadamente 700 militares.
Respecto a este despliegue, es parte de un compromiso más amplio de las Fuerzas Armadas Españolas, que participan en 16 misiones en el exterior con hasta 3.000 efectivos desplegados en cuatro continentes. Este esfuerzo global refleja la intención de España -que también forma parte de la OTAN- de tener un rol en la seguridad internacional y su disposición para asumir responsabilidades en diversas operaciones multinacionales bajo el paraguas de la ONU, la OTAN y la UE.
La situación en el Líbano ha vuelto a tensarse significativamente desde la guerra de Gaza iniciada el 7 de octubre de 2023. Desde su llegada, las fuerzas españolas han sido testigo de cerca de 1.000 incidentes, de los cuales más de 400 han involucrado fuego cruzado entre Hezbollah e Israel. Según el General de Brigada Pablo Gómez Lera -actual jefe del contingente español-, aunque no se logró cesar completamente la violencia a lo largo de la “Línea Azul” que separaba a las fuerzas en conflicto, la presencia de las fuerzas españolas eran vistas como “una barrera importante que evita una guerra total”. Al 15 de octubre de 2024, la FPNUL, cuyo mandato es renovado cada año por el Consejo de Seguridad de la ONU, ha perdido 334 hombres, la mayoría soldados, desde 1978.
Se estima que ya hay 120.000 desplazados en el sector, donde la población vive con temor ante el recrudecimiento de la violencia, no sólo entre Hezbollah y las tropas israelíes, sino también con la misión de la ONU. Ésta tiene como objetivos principales promover el cese de hostilidades entre Hezbollah e Israel, apoyar a las Fuerzas Armadas libanesas, garantizar el acceso humanitario a las poblaciones civiles y facilitar el regreso seguro de los desplazados. El contingente español, que opera principalmente desde la base 'Miguel de Cervantes' en Marjayún, ha realizado patrullas y establecido observatorios para asegurar el cumplimiento de la resolución 1701 de la ONU y evitar escaladas de tensión.
El contingente de la FPNUL está compuesto por 10.537 personas de diversas nacionalidades. Entre ellos se destacan 1.230 soldados indonesios, 895 indios, 880 italianos, 875 ghaneses, 873 nepaleses, 834 malayos, 691 españoles, 571 franceses, 419 chinos y 341 irlandeses. Se trata de una muestra del esfuerzo internacional desplegado para mantener la paz en la región. Además, la misión cuenta con el apoyo de una Fuerza de Reserva francesa, preparada para intervenir en caso de que la situación lo requiera.
Por su parte, el presidente Francés, Emmanuel Macron, ha dicho que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, “no debe escapar a las decisiones de la ONU”. Según uno de sus ministros, Macron habría dicho que Netanyahu “no debe olvidar que su país fue creado por una decisión de Naciones Unidas”. Se trata de un nuevo paso en la escalada entre el líder francés y el primer ministro israelí.
Desde el inicio de su participación en la misión, es decir antes del ataque terrorista de Hamas a Israel, España ha sufrido la pérdida de quince militares en el Líbano. Estas muertes son una muestra de los peligros y el sacrificio que implican el mantenimiento de la paz en una región tan volátil. A pesar de las bajas, las fuerzas españolas continúan sosteniendo un firme compromiso hacia la paz y la seguridad en la región, demostrando su capacidad y dedicación en una de las regiones más complejas del mundo.
La contribución española no solo se limita a las patrullas y la vigilancia, sino que también incluye la asistencia humanitaria y el apoyo a las comunidades locales, lo que refuerza la estabilidad y mejora las condiciones de vida de la población afectada por el conflicto. El 13 de octubre la FPNUL acusó al Ejército israelí de haber bloqueado una de sus operaciones logísticas y exigió “explicaciones” por las “escandalosas violaciones” a las normas internacionales. “Temprano esta mañana, las fuerzas de paz en una posición de la ONU en Ramyah observaron a tres pelotones de soldados de las FDI (Ejército israelí) cruzando la Línea Azul hacia el Líbano.
“Alrededor de las 4.30 hora local, mientras los soldados de paz se encontraban en refugios, dos tanques Merkava de las FDI destruyeron la puerta principal de la posición e ingresaron a la fuerza en ella”, informó la misión en un comunicado. Por su parte, dos cascos azules de Sri Lanka han resultado heridos en “explosiones” en el cuartel general y algunos muros de protección han sido derribados por vehículos militares israelíes, mientras los tanques hostigan al contingente internacional.
La Argentina tiene cuatro militares integrando la FPNUL: el de mayor jerarquía es el coronel Pablo Sanzero y ocupa un lugar relevante en la fuerza de la ONU, siendo su jefe de personal. Se ha encontrado, al igual que sus camaradas, en los búnkers en los cuales se protegen los efectivos de la ONU de los combates que se libran en su entorno y en su propia jurisdicción. Se trata de una misión excepcional para un oficial argentino en estas circunstancias y momento. Está adquiriendo una experiencia profesional muy importante.
En algún momento -que ojalá sea pronto- tanto en la guerra entre Rusia y Ucrania, como la que está escalando en Medio Oriente, la comunidad internacional pueda lograr un cese del fuego, el que hasta ahora no se ha logrado. Pero cuando llegue esta instancia seguramente el presidente Javier Milei dispondrá que las Fuerzas Armadas argentinas tengan un rol en este tipo de contingente. Por eso es posible que los militares argentinos, antes que colaborar con las fuerzas de seguridad federales en la lucha contra el narcotráfico o ser desplegadas en la frontera en sustitución de la gendarmería nacional -temas que resultan polémicos y generan intensos debates-, jueguen un rol en las fuerzas de paz.
Pero será una actuación que requerirá un entrenamiento especial que ya debería comenzar a realizarse. Para esto, experiencias como la del coronel Sanzero, van a ser relevantes y no deben desperdiciarse.