“Un cirujano no pregunta cómo hacer una cirugía y tira un cuchillo de cocina, muerde o escupe, según lo que la gente quiere. Tal vez hay que confiar en lo que hacemos y sabemos”, desafió el periodista y escritor Martín Caparrós sobre el oficio periodístico y la fiebre por ser aceptado en el rating de noticias más leídas igual que las mediciones de audiencias de la radio y la televisión. El argentino galardonado con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo a la trayectoria profesional en 2023 se negó a pararse desde la nostalgia sobre el uso de la Inteligencia Artificial: “No creo que valga la pena defender el arado con bueyes cuando hay tractores. Si creo que hay que pensar cómo se usan los tractores y quién los usa. Las máquinas van a imponerse, el tema es controlar cómo la hacen. Cuando empezó la fotografía parecía que iba a terminar la pintura. Y sin embargo vino el impresionismo. Tenemos que hacer un periodismo impresionista y dejar que las máquinas nos avisen como salió el partido anoche”.
La presencia de Martín Caparrós fue uno de los puntos fuertes, en conversación con Sol Gallego, ex directora de El País, en la charla “El periodismo ya no es el periódico”, en la VII Edición Congreso de Mérida. La reunión de Periodismo de Migraciones se realiza desde 2018 y reúne a más de cien cronistas internacionales, líderes de opinión, fotógrafas y conductores. La invitación del encuentro es para “debatir sobre migraciones, un tema transversal y clave para el crecimiento de nuestras sociedades”. La directora de Por Causa, Lucila Rodríguez-Alarcón y la directora técnica del congreso, Patricia Macías iniciaron las jornadas junto con Eileen Truax, directora de contenidos, que remarcó: “Tenemos la obligación de representar a quienes no pueden venir y amplificar su voz”.
El Congreso de Mérida se realizó el 9 y 10 de octubre, en el Centro Cultural Alcazaba, de España, organizada por Por Causa (investigación, periodismo y migraciones), financiado por Diputación de Badajoz, el ayuntamiento de Mérida, la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad, el gobierno vasco y la diputación de Cáceres. Los temas más importantes que se trataron fueron: “Duelos incompletos: desaparecidos en las rutas migratorias”; “El periodismo venezolano en el exilio toma la palabra”; “No te resistas: periodismo en Tik Tok”; “Cómo hacer que tu documental te lo compre Netflix”; “Periodismo de largo aliento: la vida más allá de las Breaking News”; “Señoros: necesitamos de las gafas feministas en el periodismo de migraciones”; “Perseverantes: periodistas veteranos creando nuevos medios”; “Libros: alternativas a la falta de presupuesto o censura” y “Soy migrante y sigo siendo periodista”.
El final estuvo a cargo de la periodista colombiana Andrea Aldana que tuvo que salir de su país, respaldada por Reporteros Sin Fronteras, por amenazas y que interpeló a los medios de comunicación a contratar periodistas migrantes y a que las cronistas expulsadas no pierdan su voz, ni su dignidad cuando tienen que protegerse por denunciar al narcotráfico, el paramilitarismo o los intereses políticos y económicos. “¿Por qué en las redacciones de España no hay periodistas migrantes cuando España está llena de periodistas migrantes?”, interpeló. Su voz se sumó a la de Ngone Ndiaye que reclamó: “Me parece importante darle espacio a las personas racializadas. Hay que cambiar la narrativa y que las redacciones den espacio para poder contarlo”.
Ndiaye relató: “En la cobertura de un naufragio fue muy impactante ver a los familiares esperando los cuerpos. Se habla de las personas que vienen pero no de las personas que no llegan a salir”. Andrei Popoviciu relató los obstáculos que tiene que sortear un periodista que tiene que mostrar que pasa en los países que tienen que cruzar los migrantes para llegar a Europa: “Hay que estar en el lugar. Van a intentar comprarte con dinero o decirte cosas muy bonitas para que publiques, hacerte firmar contratos de confidencialidad muy abusivos que van a obligarte a decir cómo consigues la información, van a intentar interceptar lo que estas haciendo, vas a ponerte en riesgo. Son las principales dificultades que me estoy encontrando”.
Por su parte, Haifa Mzalouat contó su experiencia de ocho años en Túnez: “La gente desconecta de esta situación y va olvidándose de ver a madres e hijas en el desierto y empieza a naturalizarse que la gente muere en el desierto. También se normaliza que te acusen de difundir información falsa”. El fotógrafo documental César Dezfuli cubre la crisis migratoria en las fronteras de Europa, desde 2015 y, especialmente, en el Mediterráneo. Con su proyecto “Pasajeros” cuestiona la representación visual de la migración. Ganó el premio World Press Photo, en 2023, por el seguimiento de la vida de los migrantes y propone: “Hay que deconstruir la forma en la que miramos la migración masiva. Para eso es importante hacer periodismo de largo plazo”.
La investigadora Amarela Varela se presenta en X con la frase “pensar que lo nuevo son las fronteras no las migraciones” y propone: “El periodismo que sirve es el que nos ayuda a convivir juntos”. Ella también desafió: “En vez de intentar el clickbait y apostar a la viralización hay que cambiar. Hay una pulsión muy masculina egocéntrica de querer viralizar. Es un cambio de era que la gente llega al fin del día como llega y como sobrevivir. Hay que escribir para las periferias en donde nos espejamos”. Además detalló: “Hay que hacer periodismo colaborativo. Exigir que nos paguen con dignidad. Pedir que nos garanticen seguridad y asociarse, juntarse. Hay que salir de la soledad del móvil y la computadora”. Y se preguntó: “¿Cómo hacemos pedagogía de la esperanza contra la pedagogía de la crueldad?”.
Pilar Marrero opinó en el mismo sentido: “El periódico del video del gatito y la violencia que atrae clickbaits genera obsesión pero quita credibilidad”. Sol Gallego destacó: “El periódico en papel no tiene futuro como principal soporte informativo. Pero otra cosa es el periódico entendido como información ordenada y situada en el tiempo. Ordenar la información es importantísimo. Las redes no tienen orden y eso no favorece la comprensión de los problemas. Son armas de distracción masiva. Los problemas importantes quedan aplastados por la información que lo único que consiguen es excitarte. Es importante que el periódico como información ordenada no desaparezca”.
La ex directora de El País remarcó: “La gente escuchaba la radio y veía televisión. Ahora son las redes el principal punto de información y las redes pertenecen a empresas que nunca tuvieron tanto poder y una potencia descomunal y la utilizan para evitar cualquier tipo de regulación. Me produce un rechazo brutal que solo se retroalimente mi propio pensamiento, se reproduzca información banal que lo único hace es divertirme y el poder sin control de las grandes empresas tecnológicas. El periodismo tenía una parte de distracción y, a la vez, de levantarse por la mañana y decir ‘esto hay que cambiarlo’. Si eso se pierde la sociedad habrá perdido un lugar importantísimo”.
María Teresa Ronderos, directora de El Clip, sugirió: “Estamos en un momento de transición y es muy bueno para inventarse cosas”. Mientras que Patricio Fernández, Director de Democracia UDP contextualiza: “Todo lo que mediatiza está en baja. Los partidos políticos mediatizaban una voz y están en baja, los sindicatos están en baja, el periodismo está en baja. La tecnología ha permitido la ilusión es el fin de la mediatización. La idea de un mundo conversado entre periodistas se queda corta. Los periodistas no pueden ser traductores sino conversar. Me genera un re entusiasmo con la palabra periodismo”.