El impacto producido por la inteligencia artificial (IA), especialmente en estos últimos años a través de la inteligencia artificial generativa (capaz de crear contenido nuevo) y multimodal (idónea para producir múltiples tipos de datos como texto, imágenes, audio, video, etc.), produjo a nivel global un amplio debate sobre la necesidad de dictar leyes regulatorias y el alcance de sus contenidos. Todavía situados en un lenguaje analógico de construcción de sentidos jurídicos, muchos pretenden prohibir, restringir o minimizar la creación, despliegue y uso de la IA sin tener en cuenta sus especiales características, la convergencia tecnológica y el factor de aceleración provisto por la cuarta revolución industrial.
En el Congreso Nacional se presentaron múltiples proyectos de ley con el objetivo de regular diversos aspectos, tanto generales como específicos, sobre el uso de la inteligencia artificial. Ante este escenario, surge un interrogante clave: ¿necesitamos una ley regulatoria de IA o una estrategia nacional de IA?
En 2019, en el Reino Unido, se fundó Tortoise Media, una organización de medios que se destaca por un enfoque periodístico distinto al profesional, conocido como periodismo lento o “slow journalism”, centrado en reportajes profundos, análisis detallados y perspectivas reflexivas sobre los temas que cubren. Se especializa en proporcionar contexto y análisis sobre grandes temas globales tales como política, economía, tecnología y cambio climático. En 2020 creó el Índice Global de Inteligencia Artificial (Global AI Index), que consiste en una herramienta que mide y clasifica el estado del desarrollo de la inteligencia artificial a nivel global. El indicador se enfoca en evaluar la preparación de los países para aprovechar los beneficios de la IA, considerando factores tales como la investigación, el desarrollo, el talento y la implementación de tecnologías en la economía.
El Índice tiene tres pilares (implementación, innovación e inversión) que a la vez se dividen en siete subíndices. Implementación examina la métrica en talento (mide la disponibilidad de profesionales capacitados y educados en IA dentro de cada país, como así también, la calidad de las instituciones educativas), infraestructura (evalúa la capacidad tecnológica y la infraestructura necesaria para implementar soluciones de IA, incluyendo la conectividad digital y la capacidad computacional) y entorno operativo (valora los factores políticos, económicos y regulatorios que afectan la adopción de IA y el estado de la opinión pública sobre IA). Innovación se centra en investigación (analiza la cantidad y calidad de la investigación en IA, incluyendo publicaciones científicas, patentes y colaboraciones entre instituciones) y desarrollo (constata la inversión en investigación y desarrollo de IA por parte de los sectores público y privado). Inversión analiza la gobernanza (examina la regulación, legislación y políticas públicas que respaldan el desarrollo y la adopción de la IA en los distintos países) y el comercio (evalúa la actividad económica vinculada a la IA, desde las inversiones hasta la adopción de tecnologías por parte del sector privado).
A estos tres parámetros y siete subparámetros se agregan la escala y la intensidad. La primera mide “la capacidad de un país para implementar y expandir tecnologías de IA a gran escala en su economía y sociedad”. Los países con una alta puntuación en esta categoría son aquellos que no solo investigan y desarrollan IA, sino que también tienen las capacidades y los recursos para aplicarla de manera efectiva a nivel industrial y social. La segunda evalúa el grado de enfoque y dedicación de un país hacia IA, analizando cuánto se prioriza el desarrollo y la adopción de la misma en comparación con otras áreas, evaluando la actividad actual y la inversión en investigación, infraestructura y talento.
El Índice Global de Inteligencia Artificial tiene un gran reconocimiento a nivel mundial por un enfoque riguroso basado en datos. En poco tiempo, logró consolidarse como una referencia confiable para gobiernos, investigadores, empresas y medios de comunicación. Algunos de los factores que contribuyen a su prestigio son los siguientes: metodología confiable (se basa en una amplia gama de categorías claves basadas en datos cuantitativos y cualitativos recogidos de fuentes reconocidas), cobertura global (abarca más de sesenta países), es utilizado por gobiernos y líderes de la industria, reconocimiento en medios internacionales y círculos académicos, impacto en la política tecnológica en la formulación de estrategias nacionales en diferentes países que buscan mejorar su posición en el ranking para atraer inversiones y talento.
Actualmente, el Índice Global de Inteligencia Artificial está encabezado por Estados Unidos, China se ubica en segundo lugar y Singapur ocupa el tercer puesto del podio. Quiero enfocarme en Singhapur un país pequeño que tiene una superficie aproximada de 728 km² y una población de 5.600.000 de habitantes. El modelo de Singapur se basa en la formulación de una estrategia nacional –lanzada en 2019 y actualizada en diciembre de 2023– denominada Estrategia Nacional de IA 2.0 (NAIS 2.0). Se basa en una actualización constante de las normas vinculadas a la IA que responden a un enfoque sectorial coordinado por una plataforma común, con un entorno favorable que incentiva la creación de empresas, la adopción de la IA en el sector público y privado, la atracción de talento internacional y la creación de centros de excelencia de IA para fomentar la experimentación y el desarrollo seguro de la IA. La NAIS 2.0 se enfoca estratégicamente en desarrollar áreas tales como salud, educación, ciudades inteligentes, finanzas, logística y transporte.
¿Cómo está ubicado nuestro país en el Índice Global de Inteligencia Artificial 2024? En el puesto 47 (entre un total de 83). En talento se ubica en el puesto 40, en infraestructura en el puesto 54, respecto del entorno en el puesto 12, en investigación en el puesto 71, en desarrollo en el puesto 39, en estrategia gubernamental en el puesto 46, en comercio en el puesto 63, en la escala en el puesto 40 y en la intensidad en el puesto 54. “La ausencia de factores políticos, económicos y regulatorios que impidan el desarrollo de la IA” es considerada nuestra mayor fortaleza, permitiéndonos ocupar el puesto 12.
Un diagrama de impacto aportado por Tortoise Media muestra claramente las actuales fortalezas y debilidades del modelo argentino de la siguiente manera:
¿Cuál es nuestra mayor debilidad? La omisión de una estrategia nacional en IA que posibilite el desarrollo de la infraestructura, la investigación, el desarrollo, la actividad comercial, como así también, la ampliación y potenciación del talento. Argentina necesita una estrategia nacional basada en un modelo sectorial, flexible, dinámico y federalmente coordinado más que una ley regulatoria que nos haga perder el principal activo que tenemos frente al Índice Global de Inteligencia Artificial. El art. 75 inciso 19 primer párrafo de la Constitución establece que corresponde al Congreso proveer lo conducente “a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento”. Es en dicho ámbito donde, de forma urgente, debe comenzar a construirse una política pública sobre IA proyectada como una estrategia perdurable y atractiva.