La discusión sobre si existe o no un atraso cambiario surge debido a que algunos sectores son mucho más sensibles que otros al tipo de cambio. Si analizamos el mercado de cambios, hasta agosto de este año, los egresos por turismo alcanzaron los USD 5.042 millones. La dinámica, sin embargo, es heterogénea: en el primer trimestre, los egresos promediaron los USD 480 millones de dólares mensuales, mientras que a partir de abril aumentaron a USD 720 millones mensuales, lo que representa un incremento del 50%. En contraste, los ingresos mostraron un comportamiento opuesto, con una caída desde USD 240 millones en el primer trimestre a USD 195 millones en el período de abril a agosto, lo que resultó en un déficit de USD 3.345 millones para 2024.
Otra manera de analizar la situación es a través del flujo de turistas. En el primer trimestre, ingresaron al país un promedio de 776 mil personas, lo que representa un 23% más que el promedio de los primeros trimestres de 2016 a 2023 (sin contemplar por cuestiones obvias 2020 y 2021). Sin embargo, entre abril y agosto ingresaron solo 436 mil turistas, un 56% menos que la media de los últimos años. Existe una clara relación entre la balanza turística y el tipo de cambio. Un dólar alto en términos reales tiende a favorecer la entrada de turistas extranjeros y a disminuir la salida de turistas locales, mientras que un tipo de cambio bajo produce el efecto contrario.
En el ámbito financiero, se especuló sobre la posibilidad de aprovechar el mayor ingreso de dólares al sistema financiero derivado del blanqueo mediante emisiones de Letras del Tesoro Nacional (LETEs) en dólares para cubrir los pagos de deuda soberana en esa moneda. No obstante, desde la actual administración se ha aclarado que no es esa la intención, sino que los dólares deben destinarse a financiar el sector privado, fortalecer el mercado de capitales y fomentar la inversión en general.
Ante este escenario, es probable que se busque financiación externa a través de acuerdos REPO. Asimismo, la emisión de deuda en dólares por parte de empresas privadas a tasas competitivas surge como otra opción para aliviar las tensiones en un contexto de escasez de divisas. Al convertir estos dólares obtenidos en licitaciones para cumplir compromisos en pesos, las empresas inyectan divisas al mercado. Si se mantiene el acceso al crédito en dólares, el Banco Central podría actuar como comprador de las divisas que se liquiden en el mercado.
En resumen, el interrogante es cómo será la dinámica en 2025 sin el impuesto PAIS y con un crawling-peg del 1,4%. Una apreciación del tipo de cambio llevaría a un mayor (menor) egreso (ingreso) de divisas, lo cual, si ocurre a través del mercado oficial, podría presionar la acumulación de reservas, o si se da a través de los mercados financieros, tensar aún más la brecha cambiaria.