Isabel Perón fue la primera mujer presidente del PJ: el duro contexto en el que le tocó actuar

Con la sombra ominosa del golpe de Estado en ciernes y soportando la defección de muchos actores del movimiento, casi desde el primer momento posterior a la muerte de su esposo, la viuda de Juan Perón no sólo resistió las presiones por su renuncia sino que asumió la conducción del partido poco antes del 24 de marzo del 76

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Tras la muerte de Perón
Tras la muerte de Perón en el ejercicio de la presidencia, el 1° de julio de 1974, su viuda, Isabel Martínez, asumió la primera magistratura. Tiempo después, también se haría cargo de la conducción del Partido Justicialista

A comienzos de 1976, las divisiones dentro del Justicialismo eran indiscutibles y de dominio público. El peronismo se alineaba en tres grupos: los ultra verticalistas, que respondían a la figura de Isabel Perón, entre quienes se encontraba Carlos Menem, entonces gobernador de La Rioja -provincia de la cual, vale recordar, era oriunda la Presidente-; los verticalistas, que también se encolumnaban detrás de la Presidente, como los sindicalistas Lorenzo Miguel, Diego Ibáñez, César Loza y Amadeo Genta, y algunos gobernadores como el chaqueño Deolindo Bittel, además de intendentes del conurbano bonaerense como Herminio Iglesias y Manuel Quindimil; el tercer sector eran los anti verticalistas, encabezados por el gobernador de Buenos Aires Victorio Calabró y unos 40 diputados nacionales dirigidos por Luis Sobrino Aranda, Juan Rachini, Julio Bárbaro y Nilda Garré, entre otros, que, en coincidencia con la llamada Tendencia revolucionaria del peronismo, pedían la renuncia de la viuda del general Juan Domingo Perón a la presidencia.

Hacia fines de diciembre de 1975, el inminente dictador Jorge Rafael Videla había dado un ultimátum de 90 días al gobierno constitucional para revertir la dramática situación económica, política y cultural que, según la visión del ejército, vivía el país. En marzo de 1976, pocos días antes del golpe de Estado, el sector verticalista que respondía a la Presidente decidió reorganizar el PJ a nivel nacional como dique de contención a la escalada golpista de los sectores reaccionarios del ejército. Hasta esa fecha, el PJ era conducido por el sindicalista del seguro Genaro Báez, alineado con los que pedían la renuncia de la Presidente constitucional, pese a la inminencia de las elecciones, cuya fecha había sido fijada para octubre de 1976.

Isabel Martínez de Perón fue
Isabel Martínez de Perón fue elegida presidente del Partido en un Congreso Nacional del PJ en el Teatro Cervantes

Los verticalistas convocaron el congreso nacional justicialista para el 6 de marzo de 1976 en el Teatro Nacional Cervantes con el objetivo de quitarle la presidencia a Báez y coronar a Isabel Martínez de Perón, que se convertiría así en la primera mujer en ocupar la presidencia del justicialismo.

El peronismo elige su conducción

El sábado 6 de marzo de 1976, en una Argentina convulsionada y bajo amenaza de golpe militar, el Congreso Justicialista se reunió para elegir a los nuevos integrantes del consejo nacional partidario. Con 175 votos en favor de los candidatos verticalistas y sólo 8 en contra, los principales lugares quedaron ocupados por el gobernador de Chaco, Deolindo Bittel, como vicepresidente 1º, el gremialista Néstor Carrasco como vicepresidente 2º, el diputado bonaerense Lázaro Rocca como secretario general y Herminio Iglesias como secretario de Interior. Isabel Perón fue elegida presidente del PJ y fue la primera mujer en conducir el partido. Al cierre de esa jornada, en su discurso, la Presidente incluyó una frase premonitoria cuando dijo que, si le “cortaban la cabeza” a ella, después “se la cortarían a los demás”. Una advertencia a los que creían que podían salvarse golpeando la puerta de los cuarteles, convencidos de que los militares darían el golpe y luego los convocarían a ellos para gobernar.

Las nuevas autoridades partidarias asumieron y realizaron por la noche su primera reunión, que fue abierta por el presidente de la mesa directiva del Congreso Justicialista, el gobernador de San Juan, Eloy Camus. “Estoy seguro de que este congreso no tendrá desviaciones que perturben a nuestro movimiento”, aseguró mientras se escuchaba a los presentes gritar “Perón, Perón”, en la sede partidaria de la avenida Córdoba, a la que también asistieron dirigentes, gremialistas y legisladores justicialistas. Como no se permitió el ingreso de la prensa, los periodistas debieron escuchar el acto a través de parlantes en la calle. Frente de la sede partidaria, en la vereda del Teatro Nacional Cervantes, se instaló la militancia que cantó la marcha peronista acompañada por bombos.

La tapa de Clarín al
La tapa de Clarín al día siguiente del Congreso del PJ que renovó las autoridades del partidos

“Llegamos para cumplir con nuestro deber, que no puede ser otro que apuntalar a la presidenta de la Nación y jefa de nuestro movimiento”, aseguró Bittel. “Venimos a levantar las banderas de Perón. Tenemos conciencia clara de que no podemos actuar con egoísmo sino con grandeza y generosidad para los peronistas y los ciudadanos de otras militancias”, agregó. Luego fue el turno de Carrasco, que declaró que Isabel había dado soluciones a la clase trabajadora, motivo por el que ellos debían “apoyar a la gran patriada de terminar con la especulación y la antipatria”. Para finalizar el acto, se escucharon las palabras del secretario general, Lázaro Roca, que aseguró que iban a trabajar para el movimiento y para la Presidente, que es lo que quería Perón. “Vamos a entregar todo por Isabel y el movimiento, inclusive nuestras vidas”, concluyó en medio de vítores.

El Justicialismo después del golpe

El 24 de marzo de 1976, la flamante cúpula del Partido Justicialista se encontraba reunida en la Casa de Gobierno esperando lo inevitable. Una vez consumado el golpe contra el gobierno constitucional, los militares empezaron una cacería para detener a toda la dirigencia peronista. La primera fue la presidente del Partido y presidente constitucional de la Nación, Isabel Perón, que con mucha dignidad atravesó 5 años de cárcel, durante los cuales sufrió vejámenes físicos y psicológicos. La dictadura también arrestó a Bittel, a Iglesias y a Carrasco. Tiempo más tarde, ya en libertad, éstos actuaron como generales de un ejército vencido, recogiendo heridos, asistiendo a prisioneros y pidiendo clemencia por los sobrevivientes. En 1979, en plena dictadura, firmaron un duro documento denunciando ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA la cárcel, las torturas y las detenciones ilegales de miles de compatriotas.

Isabel siguió formalmente como presidente del PJ desde la prisión (fue liberada en 1981) y hasta 1985. En los primeros años tras el fin de la dictadura, contribuyó sustancialmente como jefa partidaria a consolidar la naciente democracia.

Un joven Hugo Moyano saludando
Un joven Hugo Moyano saludando a la presidente Isabel Perón. A la izquierda, Herminio Iglesias (c.1975/6)
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