Durante los meses de julio y agosto de cada año se celebra el Festival de Salzburgo (cuna de Wolfgang Amadeus Mozart), uno de los eventos más importantes de la música clásica y de la ópera, que convoca a grandes figuras tanto como a la vanguardia que siempre va abriendo paso con lo contemporáneo. Allí se dan cita como espectadores: aficionados, melómanos, críticos y gente de la cultura de todo el mundo. Por mencionar algunas obras al azar, este año se presentó, en lo que a ópera se refiere, Don Giovanni (Mozart) con una impresionante producción de Romeo Castellucci y el coro y orquesta Utopía con la batuta del destacado director Teodor Currentzis. La Filarmónica de Viena dio vida a la Sinfonía n.º 8 de Bruckner, con la batuta del legendario Riccardo Muti, quien dirigió dicha obra por primera vez, como si a sus 83 años quisiera saldar una deuda con el compositor. Dura 1 hora y 40 min. Fue algo de altísima calificación. La Filarmónica de Oslo, con la batuta del talentoso y joven director Klaus Mäkelä, hizo obras de Tchaikovsky y de Shostakovich, en la primera parte, con la aclamada violinista Lisa Batiashvili.
En esta ocasión nos ocuparemos de la ópera Hamlet de Ambroise Thomas que, en versión de concierto, se interpretó con el Coro de la Filarmónica de Viena, la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo y la dirección musical de Bertrand de Billy el 16 de agosto de 2024, en el Felsenreitschule. Es una obra en cinco actos, con libreto de Michel Carré y Jules Barbier basado en una adaptación francesa de Alejandro Dumas (padre) y Paul Meurice del Hamlet de Shakespeare. Se estrenó en la Ópera de París (Salle Le Peletier) el 9 de marzo de 1868, fue un éxito y pronto se representó en los teatros más importantes del mundo.
Exporta por un valor mayor al que importa, fue al Covent Garden londinense y después a Nueva York, Viena, Berlín y San Petersburgo. Llegó al Teatro Real de Madrid en noviembre de 1881, y en abril del año siguiente en Barcelona, primero en el Teatre Principal y un mes después en el Teatro del Liceo.
Su autor, Charles Louis Ambroise Thomas (Metz, 5 de agosto de 1811 - París, 12 de febrero de 1896), estudió en el Conservatorio de París y luego fue director de la institución. Compuso varias óperas y su nombre cruzó varias fronteras no solo por Hamlet (1868), sino por su ópera Mignon (1866) y también por Le carnaval de Venice. Stephane Degout, barítono, graduado en el Conservatorio de Lyon. Adquirió vuelo internacional a partir de su intervención en el Festival de Aix-en-Provence en 1999. Desde entonces cantó en los más destacados teatros de ópera de Berlín, Bruselas, Chicago, Londres, Nueva York, París, Viena, y ha participado en los festivales de Salzburgo, Saint Denis, Glyndebourne, Aix-en-Provence, Edimburgo, Tokio y Los Ángeles. Stéphane Degout en el rol de Hamlet y dotado de un finísimo timbre baritonal puso de relieve su alto nivel técnico recorriendo todos los matices que reclama el personaje. Su labor fue impecable.
Jean Teitgen, en la cuerda de bajo, francés de nacimiento, estudió economía en Ruán y canto en el Conservatorio de París. Su voz se escuchó en varios escenarios no solo en su país natal sino en la Royal Opera House de Londres, la Monnaie de Bruselas, el Grand Théâtre de Ginebra, el Maggio Musicale Florentino y la Ópera Nacional de Bergen. Ha representado entre muchos otros los personajes de Ramfis (Aida), Fasolt (Das Rheingold), Abimélech (Samson et Dalila), Nettuno (Il ritorno d’Ulisse in patria) y Sparafucile (Rigoletto). Gran desempeño realizó en la ocasión que anotamos. Habilidad en el manejo de la voz y muy buena personificación del rey Claudius.
Julien Henric, tras sus estudios de ingeniería, ingresó al Conservatoire National Supérieur de Musique et Danse de Lyon. Ha cantado roles como Janek Prus (El caso Makropoulos) en el Grand Théâtre de Ginebra, Pâris (La belle Hélène) en la Opéra de Dijon, Alfredo (La traviata) entre otros. Clive Bayley, como el Fantasma del difunto rey, nació en Manchester, canta habitualmente con importantes compañías de ópera desarrollando varios repertorios que van desde Monteverdi, Mozart, Verdi, Puccini, pasando por Alban Berg, Benjamin Britten, Birtwistle, Richard Wagner entre otros y su labor en la ópera que comentamos fue perfectamente ajustado.
Eve-Maud Hubeaux, nació en Suiza el 22 marzo de 1988, cantante lírica en la tesitura de mezzo-soprano. Primero estudió piano en el Conservatorio de Lausanne, a lo cual le siguió su estudio vocal. En el orden internacional debutó en la Opéra national du Rhin’s en Estrasburgo. Hizo Amneris (Aida) en los Festivales de Salzburgo y Savonlinna, la Princesa Eboli en Don Carlos, Brangäne en Tristan e Isolda, entre otros muchos roles en varios teatros y Gertrude en Hamlet 2021, 2023 y ahora. Desplegó con voz clara y dramática en el papel de reina desarrollando la escena como tal con su garbo y estampa.
Lisette Oropesa nació en Nueva Orleans el 29 de septiembre de 1983, hija de padres emigrantes cubanos y creció en Baton Rouge. Es soprano de coloratura y con un amplio repertorio que incluye obras de Gluck, Haendel, Mozart, Rossini, Donizetti, Wagner, Verdi, Bizet, Massenet o Puccini. Estudió flauta durante doce años y tras una audición para la facultad de canto de la Escuela de Música de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU) se incorporó al programa de canto de la universidad con Robert Grayson como mentor y se licenció en interpretación vocal. Ganó en 2005 la final de los Metropolitan Opera National Council Auditions patrocinado por el Me, tras lo que se unió a su Programa Lindemann para jóvenes Artistas, graduándose en 2008. Desde entonces y su carrera fue meteórica. Entre tantas obras e interpretaciones están las bodas de Fígaro y La rondine. Cantó en la Scala de Milán. En el Met debutó el papel principal de Manon, de cuya actuación The New York Times escribió que valía por sí sola el precio de la entrada.
Lissette Oropesa interpretó a Ofelia, que es protagónico porque desde el texto original (Shakespeare) Hamlet se debate en la duda (ser o no ser), ella está decidida en el amor por el príncipe y ambos mueren. Por esta razón el compositor escribió para Ofelia exigentes y muy emotivas frases. Esto ocurre desde el inicio, pero en el acto IV que abre con un breve interludio musical de alrededor de dos minutos, al que le sigue un suave solo de clarinete y posteriormente la celebración de la primavera. Después se produce la escena de Ofelia y el aria. Tras el rechazo de Hamlet, Ofelia enloquece. Le dice a los campesinos que si oyen que Hamlet la ha olvidado, no deben creerlo. Un vals empieza con una breve introducción orquestal. “En una lúgubre balada canta sobre un manantial que atrae a los amantes a la muerte, arrastrándolos bajo el agua hasta que se ahogan.” La balada concluye con un pasaje de coloratura que termina en mi alto y un trino en la sostenido en la que lleva a un si alto. Ofelia se inclina sobre el lago y se ahoga. Lisette Oropesa desplegó tanto en ese acto como en el resto de la obra, en forma deslumbrante la coloratura de su voz demostrando su gran habilidad técnica y exteriorizando la belleza de su timbre.
La Orquesta del Mozarteum de Salzburgo, bajo la habilidosa batuta de Bertrand de Billy, proporcionó un sonido delicado, romántico y equilibrado, lo que resultó determinante también para el éxito de la interpretación de la obra. De Billy, con su labor, también permitió que se destaquen las voces. El coro de la Filarmónica de Viena desplegó su canto armonioso y vibrante agregando sonoridad y emoción en especiales pasajes. En suma, Hamlet de alta calidad, en todo al tiempo que Lissette Oropesa logró lo que podríamos llamar la noche de Ofelia en una velada que se inscribe dentro de los registros inolvidables.