Geopolítica de la Inteligencia Artificial: nuevas cartas en el viejo juego el poder

La IA genera una nueva dimensión geopolítica, que se caracteriza por una convergencia creciente de todos los procesos hacia esta tecnología, la búsqueda de posiciones hegemónicas por parte de estados y grandes empresas, un fuerte sentido de la urgencia para aprovechar oportunidades y la necesidad de una gobernanza global para generar resiliencia frente a los riesgos. El diseño e implementación de una estrategia nacional de inteligencia artificial es imperativo

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(Imagen Ilustrativa Infobae)
(Imagen Ilustrativa Infobae)

El ser humano busca lo que quiere con lo que tiene procurando el mayor beneficio, con el menor costo y con el menor riesgo posibles. Esta dinámica, capturada desde la economía por la teoría de las opciones racionales es el motor que mueve a la humanidad y que permite explicar procesos decisorios desde las relaciones humanas a la guerra. Todos los actores de la realidad, personas, empresas, organizaciones, sociedades y el estado, siguen esta lógica como telón de fondo. Por supuesto, no todas las decisiones son absolutamente racionales. La economía del comportamiento encuentra evidencias de otros móviles, tan presentes en nuestra realidad actual como determinantes del devenir.

La geopolítica es el campo de conocimiento teórico y práctico que procura entender, explicar y predecir las dinámicas de poder en relación con aspectos de la geografía entre los que se incluyen la ubicación y características de los territorios, los recursos naturales, las vías de comunicación o factores antrópicos, como, la cultura, la historia, el valor del capital humano, la infraestructura de los estados o los productos y procesos que genera.

Frente a ese mapa de situación, la geoestrategia identifica escenarios, actores y sus intereses con la finalidad de diseñar las líneas de acción para el desarrollo de capacidades que le permitan el logro de sus fines. Un interés, que puede ser un fin o un medio, es un objeto al cual cada actor racional le asigna un valor determinado en la dialéctica de voluntades que rige el comportamiento de las personas, las organizaciones, los estados y sus alianzas. Al final del día se trata de construir cadenas de valor en el mar de condicionantes de la geopolítica. Es, en suma, el viejo juego del poder.

Los países con estrategias de IA implementada (en color más oscuro). Fuente: United Nations University
Los países con estrategias de IA implementada (en color más oscuro). Fuente: United Nations University

Según consensos crecientes en prácticamente todo ámbito del saber y del quehacer, la inteligencia artificial (IA), desde su irrupción hace apenas un tiempo, ya ha producido la revolución tecnológica más disruptiva y profunda de la historia de la humanidad. Su potencialidad para profundizar esa disrupción es aún más asombrosa e inimaginable.

La IA, en su acepción más amplia puede entenderse como el conjunto de sistemas informáticos que imitan y reemplazan al ser humano en la percepción de la realidad, su comprensión, la creación de estructuras de pensamiento, el desarrollo de procesos decisorios y de ejecución y control de la acción. Una amplísima constelación de modelos y aplicaciones ya nos asombra día a día. En el campo de la percepción la denominada “computer vision” replica la capacidad de percepción del ojo y el oído humano; en el de la acción, los vehículos o armas autónomos son ya una realidad y en el del razonamiento, la IA supera al ser humano. La IA tiene la capacidad de replicar, con otras reglas, la dinámica del pensamiento y acción humana para generar contenidos antes inexistentes en la forma de texto, imagen o código de computadoras.

La convergencia de la IA: la nueva brecha

Inmersa en la revolución tecnológica y la globalización, la inteligencia artificial (IA), particularmente la generativa, es el motor de una revolución de proporciones sísmicas. No existe ámbito de la actividad humana que no sea alcanzado por sus efectos. En todas las organizaciones (empresas, gobierno o tercer sector), la IA produce cambios sustanciales en prácticamente todos los procesos y, consecuentemente, impactos disruptivos en las estructuras. El gráfico siguiente muestra la amplia gama de aplicaciones y sus resultados económicos.

Ingresos globales de distintas aplicaciones de IA. Fuente: www.statista.com
Ingresos globales de distintas aplicaciones de IA. Fuente: www.statista.com

A partir de semejante poder de transformación, la IA genera una onda expansiva que impacta, como es natural y primero que nada, en la economía. La efectividad, la eficiencia, la seguridad, la competitividad y el desarrollo se potencian con la IA y se debilitan en su ausencia. Cuando ese impacto se dibuja en un mapa aparecen los primeros y más esenciales trazos de la nueva geopolítica: según un informe del Mckinsey & Company, el 70% del beneficio global se canalizará entre Estados Unidos y China. Para 2030, de acuerdo con un trabajo de Price Waterhouse & Cooper, ambos países verán crecer sus PBI en 14% y 25% respectivamente como consecuencia de la IA.

Como sucede con todos los factores geopolíticos, los efectos económicos se propagan a aspectos políticos, sociales y culturales. El efecto más transversal de ese impacto, es la creación de una nueva brecha tan marcada como irreversible. En efecto, las personas, empresas, organizaciones, países y regiones que incorporen la IA en sus procesos se verán beneficiadas por un amplio horizonte de oportunidades de desarrollo. Los que no la incorporen quedarán relegados a situaciones cada vez más precarias en sus economías y más vulnerables frente a los riesgos más diversos que plantea la IA. La pérdida y precarización del trabajo será la nueva pandemia. Las relaciones de poder entre las naciones se verán alteradas por el impacto diferencial de la IA en función de su grado de incorporación. Un reporte de Rand Corporation, señala que la IA será el factor determinante del “ascenso y caída de naciones”.

El espectro de riesgos de la IA es motivo de investigación creciente y construye una agenda de preocupaciones. Los riesgos económicos, políticos y sociales del desempleo y el subdesarrollo son los más relevantes. Los riesgos éticos por daños producidos por la IA ya son motivo de preocupación desde hace más de un lustro: IBM publicó su Ética de la Inteligencia Artificial en 2017. El riesgo existencial ya fue identificado: para Stephen Hawkins, “el nacimiento de una inteligencia artificial completa podría significar el fin de la raza humana”. Para Yuval Noah Harari, “la inteligencia artificial ha hackeado el sistema operativo de la civilización humana’.

En el campo de la paz y la seguridad internacional, las preocupaciones no son menores. Las capacidades de la IA para generar daño físico o cibernético a bajo costo se ponen en evidencia con armas letales autónomas en el frente de la acción o ataques en el ciberespacio. Sin embargo el beneficio más relevante se da en la capacidad de generar conciencia situacional completa del espacio de batalla o conflicto y procesos decisorios óptimos y, preocupantemente, autónomos. La superioridad en IA será un factor esencial en la determinación del balance de poder en cuestiones militares. Más aún, no sólo será un factor sino un actor tan sorprendente como clave.

Del mismo modo que ocurrió con la convergencia digital que hoy disfrutamos con soluciones desde el teléfono celular hasta el servidor en la nube, hoy vivimos una convergencia de la IA que genera una deriva de prácticamente todos los procesos hacia un ecosistema en el cual esa tecnología es la condición sine-qua-non de la eficacia, la eficiencia, la seguridad y, en suma, la sustentabilidad. Todo converge en la IA. Las cadenas de valor relevantes para la humanidad pasan, cada vez más, por la IA.

Identificando escenarios estratégicos: la cadena de valor de la IA

La inteligencia artificial es una tendencia que avanza a pasos agigantados en la logística (Foto: Shutterstock)
La inteligencia artificial es una tendencia que avanza a pasos agigantados en la logística (Foto: Shutterstock)

La estrategia es la ciencia y el arte de desarrollar capacidades para lograr los fines propios con los medios disponibles en un escenario caracterizado por la dialéctica de voluntades con actores con intereses cooperativos y competitivos con los propios, el largo plazo como marco temporal y la incertidumbre fruto de la complejidad y el cambio. En ese contexto, y considerando que un interés es un objeto al cual se le atribuye un valor, el primer paso es, justamente, identificar los valores. Como sucedió con cualquier recurso o tecnología que construye un ecosistema, como la imprenta, el petróleo o la energía nuclear, el primer paso pasa por identificar los puntos clave en la cadena de valor.

En el caso de la IA, existen consensos generalizados en que los nodos centrales de la cadena de valor son los modelos, el poder de cómputo, la energía eléctrica, los datos y las aplicaciones. Cada uno de estos eslabones en la cadena de valor, se transforma en escenario de la estrategia IA.

Los modelos son el corazón de la IA. En su esencia son modelos matemáticos transformados en algoritmos que proveen capacidades de aprendizaje profundo, procesamiento del lenguaje natural, generación de textos, imágenes o código de computadora, razonamiento lógico, construcción de patrones en lagos de datos o procesamiento masivo de datos en la nube entre otros. Estos modelos, como el caso de Open AI de Microsoft o Bard de Alphabet (Google) requieren además de complejos procesos de “entrenamiento” que demandan grandes infraestructuras tecnológicas. El costo de desarrollo y operación implica inversiones de decenas de miles de millones de dólares, lo cual limita drásticamente las empresas y países con capacidades reales al respecto.

El poder de cómputo es esencial para correr los modelos. El factor determinante es su capacidad de Unidades de Procesamiento Gráfico (GPU por sus siglas en inglés). NVIDIA, nacida en el corazón del Silicon Valley lleva la delantera en esta “guerra de los chips para IA” a partir de sus prestaciones y la potencialidad de crecimiento de la empresa. Su capitalización 3.340 miles de millones de dólares alcanzada en 2024 la convierte en la empresa de mayor valor de mercado, por encima de todos los gigantes tecnológicos. Su dedicación casi exclusiva a la inteligencia artificial da una idea de la escala económica en la cual se instala el escenario del poder de cómputos.

La IA se instala en las grandes ligas. Fuente: BBC.
La IA se instala en las grandes ligas. Fuente: BBC.

La energía eléctrica necesaria para entrenar y operar los grandes modelos de lenguaje aparece como un escenario nuevo y preocupante. El procesamiento necesario es hambriento de electricidad. Según The Economist (2024), la energía para entrenar GPT 4, podría alimentar a 50 casas americanas durante un siglo. El costo para entrenar los grandes modelos actuales es de alrededor de 100 millones de dólares, la generación próxima costaría 1000 y la siguiente 10000. Esto configura un nuevo escenario de preocupación y posicionamiento de empresas y estados. La eficiencia energética es clave. Los datos son la esencia del “supply chain” de la IA. Constituyen el insumo vital sin el cual los sistemas no pueden ser entrenados ni operados. Los grandes modelos de lenguaje como Chat GPT se entrenan y obtienen sus referencias en la internet pública. Las prestaciones de un sistema de IA generativa dependen del “mar de datos” en el cual construyen sus respuestas. La trazabilidad de la atribución de propiedad intelectual es un asunto de debate serio y presente. Una batalla por el acceso a los datos se desata como consecuencia del crecimiento y despliegue de modelos. Los datos van a ser categorizados, protegidos, tratados y comercializados.

Surge otro escenario central de la cadena de valor. El talento humano es una pieza clave, aunque de valor decreciente, en la geopolítica de la IA. En efecto, hoy existe una demanda altísima de ingenieros o programadores calificados en IA. Esta demanda genera ya flujos migratorios físicos y virtuales de talento humano hacia las fuentes de valor. El protagonismo creciente de la propia IA en las tareas de diseño de hardware y programación de la IA hará que con el tiempo esta demanda caiga. El título de un artículo de The Economist de estos días es elocuente: “La IA y la globalización están revolucionando el mundo de los desarrolladores de software - Su código será más barato, también ellos”. El factor tiempo modulando la geopolítica.

Las aplicaciones están en el “front end” de la IA. Decenas de miles de aplicaciones para dispositivos móviles se encuentran ya disponibles en Apple Store o Google Play Store con las finalidades más diversas. Siri, Google Photos, o Alexia son ejemplos. Las empresas, las agencias del estado, las organizaciones de la sociedad civil compran o desarrollan aplicaciones más diversas. En esta etapa de la cadena de valor de la IA, las aplicaciones vinculadas a la seguridad nacional se tornan piezas clave difíciles de adquirir en el mercado por su valor estratégico, lo cual genera la necesidad de desarrollo de soluciones propias.

El orden internacional naciente de la IA: ¿realismo o idealismo?

La geopolítica es el telón de fondo más profundo de las relaciones internacionales. En ese marco, los estímulos de la IA configuran un ecosistema con capacidad de construir posiciones de poder que se propagan a todos los campos del orden internacional. Las características salientes de la geopolítica en torno a la cadena de valor de la IA pueden sintetizarse en cinco ejes principales.

  • La competencia por la hegemonía: el realismo en acción.

Los estados y las empresas, en relaciones de geometría variable en función de los marcos regulatorios y la trama de intereses cooperativos y competitivos entre ambos, orientan su acción a la construcción de posiciones hegemónicas. El gesto estratégico más visible es la inversión en investigación y desarrollo, principalmente en el campo de los modelos y el poder de cómputos, sobre todo para darles más eficiencia energética.

Empresas de los Estados Unidos lideran esa competencia en una escala inalcanzable para el resto. La brecha en capacidades y sobre todo en potencialidad se hace cada vez más relevante. Los estados buscan o sostienen posiciones dominantes mediante estrategias que contemplan políticas públicas de restricción a las exportaciones, sanciones, tarifas, desarrollo industrial o de supervisión de inversiones.

Inversión privada en Inteligencia Artificial por países. Fuente: © AI Index Report
Inversión privada en Inteligencia Artificial por países. Fuente: © AI Index Report
  • La transformación de la seguridad nacional: realismo puro y duro.

La potencialidad de la IA para crear y fortalecer las capacidades militares es un asunto de preocupación en las estrategias nacionales, particularmente en el campo de la ciberdefensa y la ciberseguridad. Las inversiones en procesos de integración de la IA a todos los procesos de vigilancia, decisión y acción mediante aplicaciones específicas es una política transversal a todos los estados, en la medida de su escala económica. La protección de las “nubes” en las cuales se basan las infraestructuras, los modelos y las aplicaciones se transforma en un asunto del más alto nivel de la seguridad nacional.

  • Consolidación de la brecha

La brecha entre las personas, empresas y países que fortalezcan sus capacidades con la IA y aquellos que no lo hagan se verá acentuada de un modo creciente y, probablemente irreversible. Las asimetrías resultantes propagarán efectos a todos los ecosistemas, enfatizando subdesarrollo y aún situaciones de estados fallidos.

  • La gobernanza global de la IA: el idealismo en acción

El atraso de los marcos regulatorios en relación con el avance de la tecnología, la convergencia de todos los procesos de la humanidad hacia la IA, la brecha creciente y la agenda de preocupaciones frente a los riesgos económicos, políticos, sociales y culturales de esta tecnología generan un consenso generalizado en torno a la necesidad de una gobernanza global en este ecosistema. Al igual que sucedió con el mar o la energía nuclear, el propósito es construir consensos e instrumentos del derecho internacional público orientados a mitigar la vulnerabilidad de las personas y regiones menos poderosas y fortalecer su acceso a los beneficios de la IA. El principio idealista del multilateralismo alienta estos propósitos. Diversas organizaciones de la familia de Naciones Unidas han generado diversos avances, tales como la Ética de la Inteligencia Artificial de la UNESCO.

  • El sentido de la urgencia: la ventana de oportunidad

Hay un consenso generalizado en que existe una ventana de oportunidad acotada para incorporar la IA a los procesos. El sentido de la urgencia es creciente. El retraso en la adopción de esta tecnología significa para personas, empresas y estados la pérdida de oportunidades que otros pueden aprovechar y posicionarse. La propia capacidad de progreso autónomo de la IA hace que las brechas sean inalcanzables para los lentos. Por otra parte, el endurecimiento de las regulaciones restringirá las opciones técnicas disponibles con el transcurso del tiempo. La urgencia es válida para todos los eslabones de la cadena de valor, particularmente para la transformación de la fuerza laboral. En el campo de la seguridad nacional se refuerza esa sensación de urgencia debido a las posibles amenazas asimétricas que pueden surgir si uno de los actores se adelanta.

Hacia una estrategia nacional de IA: el realismo periférico

Un cartel de IA (Inteligencia Artificial) se ve en la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial (WAIC) en Shanghái, China. Foto de archivo.
Un cartel de IA (Inteligencia Artificial) se ve en la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial (WAIC) en Shanghái, China. Foto de archivo.

Para maniobrar en el mapa geopolítico de la IA es imprescindible el diseño, implementación y financiamiento urgente de una Estrategia Nacional de IA de amplio espectro y largo plazo que genere ejes de políticas públicas específicas. El realismo periférico como escuela de pensamiento de las RRII provee un telón de fondo adecuado para el diseño. En efecto, la conciencia real de la posición del país en la cadena de valor de la IA frente a potencias hegemónicas, permite construir una visión pragmática de metas necesarias y posibles. Un borrador de trabajo de tales políticas podría incluir los siguientes ejes:

  • Posicionamiento en la cadena de valor de la IA

Las condiciones de posibilidad de generar valor económico, político, social, cultural o militar a partir en la cadena de valor de la IA varían en función de las capacidades reales. Los modelos y los chips están restringidos a las potencias económicas y tecnológicas como EEUU y China. Sin embargo, en el campo de las aplicaciones o el talento humano existen posibilidades reales de generar cadenas de valor sustentables y potencial económico.

  • Incentivo al desarrollo de capacidades empresariales

La iniciativa privada es el motor del desarrollo: donde hay una necesidad hay un negocio. En tal sentido liberar las fuerzas de la economía o, más aún, proveer incentivos particulares al sector dedicado a la IA permitiría poner en marcha un gran número de cadenas de valor con el sentido de la urgencia que la geopolítica expresa. Marcos regulatorios que atraigan inversiones constituyen un pilar de estas líneas de acción. Las aplicaciones de IA a procesos de negocio existentes o para generar aplicaciones para nuevos negocios en IA son opciones que naturalmente movilizan ecosistemas de valor relevante.

  • Apoyo a la inversión en investigación y desarrollo en IA aplicada

La investigación y desarrollo en IA, particularmente en el eslabón de la cadena de valor vinculada con las aplicaciones, constituye una plataforma de altísimo valor para el desarrollo de negocios. Existen amplios espacios de oportunidad para desarrollar ecosistemas nuevos en todos los campos del quehacer humano. La investigación científica sin un propósito de valor económico no contribuye al desarrollo en virtud de la asimetría con las potencias hegemónicas en IA. En el ámbito del estado, la investigación y desarrollo en cuestiones de seguridad nacional es un componente tan imprescindible como urgente.

  • Fortalecimiento del talento humano en IA aplicada

Esta línea de acción es clave para aprovechar oportunidades y enfrentar riesgos de la IA. Nuestro país posee un talento humano de alto valor y reconocimiento en el exterior. La formación o capacitación en IA sería un factor clave en la cadena de valor del desarrollo de negocios en el país o para beneficiarse del trabajo remoto. Por otra parte, la transformación de la fuerza laboral es una condición imprescindible para enfrentar los riesgos de la pérdida de puestos de trabajo por la propia irrupción de la IA. El sentido de la urgencia en este campo no podría ser más perentorio. La generación de incentivos en la forma de programas, becas o préstamos con período de gracia son algunas de las formas posibles de implementación de esta política.

  • Incorporación de IA a los procesos del Estado

La optimización del Estado, en términos de más eficacia (menos gastos, mejores resultados) y seguridad es un mandato moral para nuestro país. La IA permite optimizar todos los procesos.

  • Fortalecimiento de las capacidades de seguridad nacional

En el campo de la seguridad nacional que incluye la defensa nacional, la seguridad interior y la inteligencia la incorporación de IA a los procesos centrales es un imperativo tan vital como urgente. Las amenazas externas e internas, los intereses vitales de la nación y al bien común pueden incorporar IA a su acción generando vulnerabilidad por asimetría de capacidades. Esta asimetría es particularmente urgente en los campos de ciberdefensa y ciberseguridad.

  • Regulación para fortalecer la resiliencia frente a los riesgos de la IA

Los riesgos éticos, económicos y sociales de la IA, entre los que se cuentan el sesgo algorítmico, la vigilancia masiva, el uso indebido de datos personales, la desinformación a gran escala, como los deep fakes y la manipulación de noticias son severos. Aumentar la resiliencia implica desarrollar marcos regulatorios sólidos y éticos que protejan los derechos de los ciudadanos y limiten los posibles abusos de estas tecnologías.

El juego de poder de la IA está en marcha en los escenarios de la geopolítica. Incorporarse a la cadena de valor emergente es el imperativo de la hora porque todos los procesos convergen hacia la IA. El diseño de una estrategia es un imperativo tan vital como perentorio. Está en juego el lado de la brecha en el cual quedará el país. Desarrollo económico o pobreza eterna son las opciones.

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