La motosierra también empobrece a la Ciudad

En la Ciudad de Buenos Aires, 15,3% de la población se encuentra en situación de indigencia

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Personas sin hogar duermen en
Personas sin hogar duermen en la calle en Buenos Aires, Argentina, el miércoles temprano 27 de septiembre de 2023. (AP Foto/Natacha Pisarenko)

Esta semana conocimos el impactante dato de que 24,8 millones de argentinos se encuentran bajo la pobreza. Son consecuencia de un ciclo económico de larga data, pero con notable aceleración tras la llegada de Javier Milei y su motosierra. En la Ciudad de Buenos Aires ya se nota el impacto, que será largo y difícil de revertir. En un año, la indigencia se duplicó: pasó del 8,4% al 15,3% de la población. La pobreza, por su parte, subió del 13% a casi el 20%. En este escenario, hoy en día de cada 20 porteños, a 3 no les alcanza para cubrir la canasta básica alimentaria, y 7 están bajo la línea de pobreza. También es notorio el incremento del desempleo, que en nuestra Ciudad ya llega al 7,3%. Es una cifra que se amplía cada trimestre desde que asumió Milei: en sólo 9 meses prácticamente se duplicó.

Un caso testigo de este cambio en el nivel de vida es el del subte: los aumentos del boleto, que pasó en medio año de costar $125 a $650, hicieron que se redujera un 25% la cantidad de usuarios del servicio con respecto al año pasado. Miles de ciudadanos dejan de utilizar servicios públicos por no poder afrontar este drástico incremento. La caída en el poder adquisitivo general también puede verificarse en la baja de la recaudación de un impuesto como Ingresos Brutos que cayó 30% real en lo que va del año.

Esto tiene su impacto en la vida cotidiana porteña. Cuando empeora la situación económica, aumentan el delito y la conflictividad social. Por más que intenten implementar el protocolo de Patricia Bullrich, la realidad es que cada vez va a haber más piquetes, más violencia, más gente durmiendo en la calle, más cartoneros revolviendo basura, porque las causas de insatisfacción social se profundizan día tras día. La propuesta del Gobierno de la Ciudad es instalar cárceles container en cada barrio, frente a la crisis que tienen sus comisarías y alcaidías.

Buenos Aires es la principal ciudad del país, la más grande y la que cuenta con mayor cantidad de recursos propios por habitante. Sin embargo, está siendo de las primeras en sentir los efectos del modelo económico libertario. Se nota en las calles, en los pasillos del subte y en los rincones de muchos edificios donde duermen personas que se quedaron sin techo. La inacción del Jefe de Gobierno, Jorge Macri, es constante. Abandonando su mandato de cuidar a los vecinos, el ex intendente de Vicente López no usa ninguna de las herramientas que tiene a disposición para contener en alguna medida el desastre que está produciendo la gestión nacional. La Ciudad cuenta, por ejemplo, con un Fondo Anticíclico de 350 millones de dólares que sirve precisamente para enfrentar momentos críticos como este, pero que curiosamente su Gobierno decide no utilizar.

En la presentación del presupuesto, Milei le pidió a las provincias un ajuste de 60 millones de dólares. Se trata de una cifra que representa cerca del 70% de los recursos de muchas de ellas. Se achican las responsabilidades del Estado nacional y no se envían a las provincias los recursos para hacerse cargo de sus nuevas funciones. Un ejemplo muy claro es el de los colectivos porteños: se traspasó el servicio, pero no el presupuesto para que funcione bien. Otras provincias, como Santa Fe o Buenos Aires, le reclaman a Milei por esta situación, pero Jorge Macri guarda silencio.

Quizás lo más grave es que ni Javier Milei ni Jorge Macri proponen una sola idea para salir de esta crisis. La economía está estancada y la obra pública se encuentra detenida como nunca antes en la historia, lo que empeora el problema de empleo. La Ciudad de Buenos Aires es una de las más damnificadas por el ajuste de Milei. No se puede permitir que los vecinos sean rehenes de la especulación electoral de Jorge Macri y de sus intentos de sumarse a La Libertad Avanza. Los porteños y las porteñas no son prioridad de esta gestión, pero lo son para quienes nos preocupamos por ellos y ellas, por mejorar su situación actual y por sus ansias de progreso social.

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