No es un misterio y es un tema histórico en la dogmática tributaria: ¿Impuesto a la Renta proporcional o progresivo? De eso trata el flat tax. Por supuesto la primera respuesta es que debe ser progresivo. Quien más gana más paga, de eso se trata.
Pero deseo comenzar por describir la situación actual donde se reconoce que, al menos, un 50% de la economía es informal (en negro en nuestro slang). Esa masa de contribuyentes escondida lo hace por necesidad, porque no podría continuar operando si debieran colocarse en la “formalidad”. Esto es público, notorio y no merece discusión. Es nuestra realidad y la debemos reconocer.
Estamos en tasas del 7% al 35%, para personas humanas e ideales, pero el Impuesto a las Ganancias nunca llegó al primer lugar del podio de la recaudación, siendo segundo en varios momentos y hasta tercero también, cuando debía ser el primero si hubiera existido un sistema tributario que no tenemos.
La Argentina es especial y distinta, con lo que las recetas tributarias aplicables en otros países no han funcionado nunca en estos lares, casualmente por ser especial y distinto. Entonces, ¿Seguimos aplicando lo de siempre o nos permitimos cambiar?
La Argentina es especial y distinta, con lo que las recetas tributarias aplicables en otros países no han funcionado nunca en estos lares
Estamos ante una nueva moratoria y blanqueo, que forma parte del folklore nacional, pero en realidad indica y demuestra la frustración y la catástrofe de lo que tenemos como impuestos en el orden nacional, pues no puede considerarse un “sistema tributario” cuando en realidad se carece de ello y 50% de la economía “en negro” lo demuestra claramente.
Ante propuestas disruptivas siempre han existido voces que defendían el “sistema progresivo” en el Impuesto a las Ganancias o Renta, invocando la equidad, capacidad contributiva, igualdad de las cargas públicas, etc., pero nunca se niega que el organismo fiscal federal concluye que no puede fomentar, incitar, provocar, estimular que los “presuntos contribuyentes”, que están en zona de confort sin pagar impuestos, pasen al “sistema tributario” actual.
Tampoco se reconoce que existen, dentro del régimen legal, hechos imponibles a los que se aplican tasas proporcionales, por ejemplo, sobre dividendos y transferencias de inmuebles.
Cambio de paradigma
Es claro que los “presuntos contribuyentes” se niegan a formalizarse porque si lo hacen desaparecen, con lo que el organismo fiscal queda “cazando en el zoológico” como siempre y si alguna vez acciona contra uno de ellos éste desaparece pues no soporta la carga fiscal.
Entonces, se vuelve cada tanto a los blanqueos y moratorias, demostrando la incapacidad y frustración de la carga de impuestos en el orden nacional. Esa es la realidad histórica.
Entonces ¿Cuál es la propuesta?: el impuesto parejo o proporcional con una tasa del 10% y deducciones simples y específicas tanto para personas humanas como para las ideales.
Un impuesto que lo comprendan todos los habitantes, sin necesidad de hacer cursos especiales para entender las normas y más cursos para rellenar los aplicativos.
No estoy inventando nada pues es un tema histórico y el interesado puede comenzar por “El impuesto parejo” de Hall y Rabushka y continuar por numerosos trabajos, ponencias y países que lo han aplicado o lo aplican. En un momento que se promocionan cambios estructurales este debería ser uno más, a lo que agrego, que esa alícuota, del 10%, debería ser también la del IVA.
Un impuesto parejo o proporcional, con una tasa del 10% y deducciones simples y específicas, tanto para personas humanas, sería lo ideal
No sé lo que pueden dar los números pues no soy actuario ni economista, pero, si tenemos un 50% de economía informal ¿No deberíamos dudar al menos de todas las estadísticas que se difunden?, desde el Producto Bruto hasta la actividad económica hasta la presión tributaria. Pensemos un momento ¿Son creíbles esos números? ¿Reflejan la realidad económica del país? ¿Exponen lo que se debería recaudar?
¿Estoy cuestionando todo? Si, porque ese “todo” es una parte no un todo. Duele, pero es un relato que lo aceptamos y creemos, eludiendo la realidad. Lo verdadero nos indica que resultaría importante tener casi el 100% de contribuyentes aportando impuestos porque pagan algo soportable hoy económicamente. Lo hacen porque no se justifica el riesgo de no pagar y no expreso evadir porque no realizan ni una maniobra para ello, simplemente están fuera del sistema.
La característica, aparte de la alícuota, debería ser tener tributos simples de pagar y de conocer, siendo esto último en nuestro criterio, de suma importancia.
Con un IVA simple y directo sin tantos pliegues, (que existieron desde el inicio del tributo pues recuerden que para saber si un producto estaba gravado o no se debía acudir a la Nomenclatura arancelaria de Bruselas) y más simple en el impuesto a las ganancias, aceptando deducciones que se detallarían específicamente, eliminando cuestiones técnicas, con acceso y comprensión universal de ellas. Que todos los habitantes lo entiendan.
¿La propuesta es disruptiva?: Sí; ¿Está en contra de toda la doctrina e historia acumulada sobre la aplicación de esos tributos? Sí; ¿Hemos tenido éxito con lo propuesto e implementado hasta ahora?: No; ¿Tenemos un país económica y tributariamente normal?: No; ¿Nos encontramos en una situación de excepcionalidad?: Sí … entonces ¿Por qué seguimos insistiendo en lo que nos fue mal en el último medio siglo como mínimo y no intentamos cambiar? Porque no hay decisión política.
¿Técnicamente es posible el cambio? ¿Qué ocurrirá con las cuentas públicas? Ha sido un problema irresuelto como ¿Qué vino primero: el huevo o la gallina?
Resultaría indispensable es el cambio que se acompañe con una difusión y educación tributaria potente, que llegue a todo
Lo que sí resultaría indispensable es el cambio que se acompañe con una difusión y educación tributaria potente, que llegue a todos los habitantes en forma didáctica y concisa.
En paralelo, que finalicemos la costumbre que por sobre la Constitución Nacional se encuentra el aplicativo. A que ser al menos una vez serios y se esté a disposición del contribuyente y no el contribuyente a disposición del organismo recaudador.
Las diversas normas dictadas casi sobre los vencimientos del régimen de beneficios fiscales son demostrativas de la falta de respeto hacia el contribuyente y sus asesores.
Comencemos de nuevo con “algo posible” y distinto. ¿Por qué no?
El autor es Abogado, consultor en temas tributarios