¿Podrá Milei avanzar sin un colapso político?

Con un índice de pobreza que supera el 52%, una inflación persistente y un Estado inflado por décadas de populismo, Javier Milei enfrenta la titánica tarea de salvar a un país al borde del abismo

Javier Milei (Foto: Gustavo Gavotti)

Días complejos para el gobierno libertario de Javier Milei que tomó las riendas de un país devastado por décadas de políticas populistas y una administración estatal inflada hasta la ineficiencia. Sin embargo, más allá del orden macroeconómico que busca restablecer, el reciente dato de pobreza que alcanzó el 52,9% es un recordatorio alarmante de la profundidad de la crisis social en la que Argentina está sumida. Este índice, el más alto de las últimas décadas, es una consecuencia directa del desastre económico y social dejado por gobiernos anteriores, pero también plantea un desafío inmediato y urgente para Milei.

¿Es Javier Milei el responsable de esta cifra de pobreza en Argentina? La respuesta es un rotundo no. Este 52,9% no es el resultado de su mandato, sino de la pesada herencia que recibió: un país colapsado, donde el populismo servil gobernó sin preocuparse por el futuro de la nación, y que solo empobreció a más y más argentinos. Sin embargo, lo que sucede a partir de ahora sí es responsabilidad del actual presidente. Son dos temas que deben distinguirse, aunque el kirchnerismo, en su discurso cargado de odio y en su afán por mantenerse en el poder, prefiere no hacerlo.

El contraste entre el dogma oficialista del déficit cero y la alarmante tasa de pobreza refleja dos caras de una misma moneda: por un lado, la necesidad de sanear la economía y reducir el gasto público, y por otro, la imperiosa urgencia de atender a los sectores más vulnerables. El ajuste económico que Milei está llevando a cabo es el más importante en la historia reciente de Argentina, pero no puede darse el lujo de ignorar los niveles de pobreza que han alcanzado niveles endémicos. Si el gobierno libertario desea mantener la gobernabilidad, la reducción de la pobreza debe ocupar un lugar central, incluso por encima del control de la inflación.

El próximo dato de pobreza, que se conocerá dentro de seis meses, será una señal clara del impacto de las políticas de Milei. Si bien el presidente está avanzando en el cumplimiento de sus promesas de campaña, limpiando lo que él llama “la mugre de la casta”, este esfuerzo no ha estado exento de desafíos y resultados mixtos. En algunas áreas, su gobierno ha progresado, pero en otras, el avance ha sido lento y complejo. Lo cierto es que la lucha contra la pobreza es un incendio silencioso, uno que no se ve como los incendios forestales en Córdoba, pero cuyas consecuencias podrían ser igualmente devastadoras si no se aborda con urgencia.

Javier y Karina Milei (Foto: Gustavo Gavotti)

Además, el gobierno de Milei enfrenta múltiples obstáculos. En primer lugar, debe lidiar con los sindicatos, especialmente aquellos ligados a empresas públicas como Aerolíneas Argentinas. La privatización de esta compañía ha sido un punto central en la agenda del gobierno, pero se enfrenta a la resistencia de los gremios, que ven amenazados sus privilegios. Aerolíneas, un símbolo del gasto desmedido del Estado, opera con pérdidas que son cubiertas por los contribuyentes, y su venta es esencial para reducir el déficit fiscal. Sin embargo, la resistencia sindical promete ser feroz, y Milei deberá manejar este conflicto con cautela para evitar que escale a niveles incontrolables.

En paralelo, el Gobierno tiene que lidiar con el juego político en el Congreso, donde los consensos son difíciles de alcanzar. Los gobernadores provinciales, muchos de ellos acostumbrados a un Estado que financia sus necesidades sin exigir resultados, también presentan una resistencia significativa a las reformas estructurales. El Presidente se encuentra en la difícil posición de tener que negociar con una clase política que, en muchos casos, está más interesada en preservar el statu quo que en avanzar hacia un cambio real.

Pero quizás uno de los mayores desafíos de Milei es el cepo cambiario. Actualmente, el país cuenta con reservas negativas de 5.000 millones de dólares, mientras que se necesitarían al menos 10.000 millones positivos para una salida segura del cepo, lo que nos deja 15.000 millones por debajo del objetivo. Levantar el cepo sin las condiciones adecuadas sería una jugada extremadamente peligrosa, capaz de desatar una crisis cambiaria que podría hacer colapsar aún más la economía. El gobierno sabe que la herramienta fiscal es su única opción para generar las reservas necesarias, pero el camino hacia ese objetivo es lento y doloroso.

La paciencia social es limitada, y el ajuste económico en curso está empezando a erosionar la popularidad de Milei. El aumento de las tarifas de servicios públicos ha golpeado duramente a la clase media y baja, especialmente en regiones como la provincia de Buenos Aires, donde la pobreza estructural es más evidente. La combinación de inflación, recesión y ajuste está generando un clima de tensión social que el gobierno debe abordar rápidamente si quiere evitar un colapso en su apoyo popular.

A pesar de todo esto, Milei aún tiene un as bajo la manga: la falta de una oposición fuerte y consolidada. El kirchnerismo, aunque retoma el discurso del odio y la polarización, se encuentra debilitado y fragmentado. No hay una figura opositora capaz de hacerle un contrapeso real al gobierno libertario, lo que le da a Milei un respiro temporal en el escenario político. Sin embargo, este respiro no durará para siempre, y la administración sabe que el tiempo es limitado.

El contexto internacional también juega un papel en esta compleja ecuación. Los conflictos en Oriente Medio, la invasión rusa a Ucrania y las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos son factores que influyen en la estabilidad global y que podrían tener consecuencias serias para la economía argentina. El Gobierno no puede permitirse ignorar estas señales, especialmente cuando su situación económica interna es tan frágil.

En definitiva, Milei enfrenta una serie de desafíos monumentales. Debe encontrar la manera de equilibrar la necesidad de un ajuste económico drástico con la urgencia de reducir la pobreza y mantener la paz social. Cada decisión que tome en los próximos meses será crucial, y el margen de error es mínimo. Si logra sortear estas dificultades, podrá consolidarse como el líder que sacó a Argentina del colapso. Si falla, la historia podría juzgarlo de manera muy diferente.

Y como parte de esa historia, ayer por la tarde, el mandatario, se presentó en el escenario de Parque Lezama con un mensaje firme: no hay vuelta atrás en el camino trazado, sin importar las dificultades que puedan surgir día a día. Con La Libertad Avanza ahora consolidado como un partido nacional, el futuro político se perfila más sólido. La responsabilidad de organizar la estructura nacional de cara a las elecciones de 2025 recae en manos de Karina Milei, quien deberá tejer los hilos estratégicos para enfrentar los próximos desafíos electorales.