La comunicación en una Argentina polarizada

El mensaje del Papa Francisco aboga por el diálogo, la misericordia y la verdad como antídotos ante las divisiones

El papa Francisco ofrece un discurso durante un encuentro con autoridades y representantes de la sociedad civil en la Gran Galería del Castillo Real de Laeken, Bruselas, el 27 de septiembre de 2024. (AP Foto/Andrew Medichini)

“La sumisión de la mayoría a la minoría, hecho fundamental de casi toda organización social, no ha dejado de asombrar a quienes han reflexionado mínimamente sobre este tema.”

“…del lado que desea conservar el orden y los privilegios, quieren mostrar que el yugo pesa poco, o incluso que es consentido”.

“Puesto que la mayoría obedece, y obedece hasta dejarse imponer el sufrimiento y la muerte, mientras que la minoría manda, esto indica que no es cierto que el número sea una fuerza. El número, por más que la imaginación nos lleve a creer otra cosa, es una debilidad. La debilidad está del lado en que se tiene hambre, en que hay extenuación, donde se suplica, donde se tiembla, no del lado donde se vive bien, donde se conceden gracias, donde se amenaza.”

(Simone Weil, Fragmentos de su Meditación sobre la obediencia y la libertad)

En nuestro país la tensión polar se extiende entre los que son portadores de la cultura secular y quienes profesamos una religión, ricos y una mayoría de pobres. Y donde, transversalmente recorren ese sustrato “campañas” a través de los mass media que pregonan la ideología liberal y la preferencia por los ricos y aquellos otros que se les oponen levantando las banderas de lo nacional y popular y la preferencia por los pobres, los de la defensa y resistencia y los de la entrega y el colonialismo.

El período democrático que nos toca vivir nos recuerda el “Discurso de la servidumbre voluntaria” del escritor francés de La Boétie escrito entre 1546 y 1549 que merecerá nuestra relectura y una nota futura.

La polarización crea incertidumbre, tal como vemos que sucede en EE.UU. o donde los demócratas y los republicanos ven a los otros como una amenaza al bienestar de la nación.

En este ámbito -dicen Diego Fares y Austen Ivereigh en su nota titulada “Cómo comunicar en una sociedad polarizada”- el psicólogo social Jonathan Haidt en The Righteous Mind ha subrayado la importancia de las intuiciones morales que los motivan a unos y otros. (pág.7 de la rev. La Civiltá católica, año 3 Nro. 25, feb. 2019).

Y prosiguen diciendo que en el país del norte “la organización de ciudadanos Better Angels que tiene el propósito de trabajar por esa polarización ha identificado siete “hábitos” para “despolarizar” el conflicto que deducen de las siete virtudes del cristianismo clásico. El fundador de dicha organización social David Blankenhorn lo explica así: las tres virtudes más altas son: 1) “criticar desde dentro”, es decir, criticar al otro desde un valor que se tiene en común con él (reconociendo que las intuiciones morales suelen ser universales); 2) “buscar los bienes en conflicto” reconociendo y sopesando los bienes que compiten entre sí; 3) contar más de dos, evitando los pseudo desacuerdos.

El Papa Francisco y la polarización en las comunicaciones sociales

Cuando el Papa debió enfrentar la polarización en la propia Iglesia y es más, cuando debió enfrentar la polarización concretamente frente a quienes defendían o tapaban la acción malvada, nos dijo: “Las actitudes posibles frente al mal siempre son: la resignación o la aceptación del mal; la desesperación; la huida, la ignorancia o la “tapadera”; la adhesión al mal, o finalmente, la acción individual o colectiva para transformarlo de manera radical. (Infobae, opinión, Bernasconi, 12/05/2018).

Dijo el Santo Padre que “La identidad en las redes sociales se basa demasiadas veces en la contraposición frente al otro, frente al que no pertenece al grupo: este se define a partir de lo que divide en lugar de lo que une, dejando espacio a la sospecha y a la explosión de todo tipo de prejuicios (étnicos, sexuales, religiosos y otros).A diferencia de las redes sociales la Iglesia se describe como “una red tejida por la comunión eucarística, en la que la unión no se funda sobre los “me gusta” (like), sino sobre la verdad, sobre el “amén” (que se traduce como “es verdad” o “así sea”, la aclaración es n.).

“El virus de la polarización” tiende a contaminar las subjetividades y de-formar la realidad

Decía Francisco: “El virus de la polarización y la enemistad se nos cuela en nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar. No somos inmunes a esto y tenemos que velar para que esta actitud no cope nuestro corazón, porque iría en contra de la riqueza y la universalidad de la Iglesia” (Homilía Consistorio, 19/11/16). El virus de la polarización ingresa en el corazón y es utilizado por la asociación de algunos medios con ciertos políticos, para atizar o apagar el fuego. Por lo general estos últimos encargan a la prensa -cual gladiadores del rey -para que expliquen y difundan, atacando o defendiendo, según sea el fin particular que se persiga. De una manera per-formativa, en muchos casos de-formativa y no in-formativa.

En este campo ocupan un lugar significativo la spamización del lenguaje, la sobre comunicación y sobre información (repetición de ideas y noticias por todos los medios) como formas de violencia psíquica y física.

Qué es la “forma mentis” y cuáles son sus efectos antivirales

Siempre que obremos honestamente y lo que queramos sea despolarizar y no atacar con informaciones o comunicaciones mentirosas, deformadas o hirientes o buscar la guerra, se cuenta con antivirales efectivos.

A la forma mentis o, el modo de pensar y de actuar o de tratar -prescripto por el Papa Francisco-, en una sociedad polarizada, para despolarizar tenemos que tener presente dos “noes” y dos “síes”. Los primeros son: 1) No discutir con el que busca polarizar; y 2) No dejarse confundir por falsas contradicciones. Los segundos son 1) decir sí -más con las obras que con las palabras -a la misericordia como paradigma último, y 2) decirlo en dialecto maternal, que llega al corazón de cada persona en su propia cultura.”

En la nota que citamos al comienzo sus autores reúnen numerosos ejemplos de las muchas actitudes de Francisco en preguntas o situaciones de gran polarización y en la forma que él abordó la respuesta en cada caso. Tomaremos una que deja, a nuestro juicio, una enseñanza magistral.

En el vuelo de regreso del viaje apostólico a Myanmar y Bangladesh (2/12/2017) Su Santidad le cuenta a los periodistas que lo acompañaron durante el viaje que “durante la visita había crecido una polarización en torno a si debía pronunciar o no el término “rohinyá” -con el que se designa a los miembros de la comunidad étnica musulmana naturales de Myanmar pero a quienes no se les reconoce la ciudadanía, se los considera apátridas, son perseguidos y sobre ellos se ejerce violencia. En su mayoría se hallan refugiados en los vecinos Bangladesh y Malasia. El Santo Padre ante las autoridades, la sociedad y el cuerpo diplomático entre otras alusiones al conflicto dijo: “Quiero expresar mi agradecimiento al Gobierno por los esfuerzos para afrontar este desafío, de modo particular a través de la Conferencia de Paz de Panlong, que reúne a representantes de los diversos grupos con el objetivo de poner fin a la violencia, generar confianza y garantizar el respeto de los derechos de quienes consideran esta tierra como su hogar.” Amén de rogar por la necesidad de una vigencia plena de los Derechos Humanos…(ver disc. del 28/11/2017, en Vatican News). Se abstuvo, sin embargo, de nombrar a los innombrables. Pero cuando pocas horas después aterrizó en Bangladesh, mantuvo un encuentro con refugiados a quienes les dijo: “Dios hoy también se llama Rohinyá”. Francisco explicó:”cerrando las puertas (de las autoridades de Myanmar) y con la agresividad se impide el diálogo y el mensaje no llega”. Y también dijo: “después, en mi encuentro con los refugiados rahinyás -donde tanto el Papa como los refugiados derramaron lágrimas de emoción -comprendí que había sido capaz de superar las polarizaciones existentes.”

No dejarse arrastrar por el espíritu de discusión y no confundir contradicción con contraste

Cuando advertimos que en el otro prima el espíritu de la discusión, “Con las personas que no tienen buena voluntad, con las que solo buscan el escándalo, la división, que sólo buscan la destrucción, también en las familias: silencio. Y oración” (Homilía en Santa Marta, 3/09/18 cit. por Fares y otro op. cit. Nota 26). Y los mismos (la ref. a J.M.Bergoglio “Silencio y Palabra”, Reflexiones en esperanza, Bs.As.1992) enseñan que el Papa funda esa afirmación en los siguientes términos:”En momentos de oscuridad y mucha tribulación, cuando las “galletas” y los “nudos” no pueden desenredarse ni las cosas aclararse, hay que callar: la mansedumbre del silencio nos mostrará aún más débiles, y entonces será el mismo demonio quien, envalentonado, se manifieste a la luz, quien muestre sus reales intenciones, no ya disfrazado de ángel de luz, sino desembozadamente”.

Luego, es preciso no confundir contradicción con contraste. Aquí Bergoglio siguiendo a Romano Guardini nos explica que la realidad del ser humano es siempre compleja: “integra todos los polos, todo ser humano es una trama de relaciones (un haz de relaciones dirá Ortega ag.n.) que contrastan entre sí pero no son contradictorias. En el contraste una realidad no contradice la anterior: la asume, la transforma o la deja atrás”. En el contraste puede haber opuestos complementarios.

Por último el sí de la misericordia y el testimonio en dialecto

El sí de la misericordia lo encontramos en el modelo evangélico que el Señor relata en la Parábola del Buen Samaritano. Siente, se conmueve, actúa curando la carne del otro y poniendo su cuerpo en la propia ayuda.

Del testimonio “en dialecto” es lo que Francisco llama “doctrina”: verdades sentidas, no meramente conocidas. El lenguaje del corazón. Donde se pone en juego una inteligencia conducida por los sentimientos. Una inteligencia que siente, diría el filósofo Xavier Zubiri. “Una manera de dialogar no desde los desacuerdos, sino escuchando los unos los sueños de los otros” (Dicen Fares y Ivereigh a quienes seguimos en la nota citada ut supra).