Europa pelea por recuperar competitividad frente a Estados Unidos y China

El informe elaborado por el economista Mario Draghi es lapidario y deja en evidencia el atraso del viejo continente

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Autos fabricados en China destinados al mercado europeo
Autos fabricados en China destinados al mercado europeo

“Europa ha estado preocupada por la desaceleración del crecimiento desde principios de este siglo. Varias estrategias para aumentar las tasas de crecimiento han ido y venido, pero la tendencia se ha mantenido sin cambios”. Mario Draghi. Prefacio del Informe: “El futuro de la competitividad Europea”.

Mario Draghi es, posiblemente, el economista europeo contemporáneo más destacado por su actividad pública, comparte con otros pocos de dicha profesión ser un importante político de su continente (tal vez comparable a ¨gigantes¨ de la reconstrucción europea  de la talla de Erhard de Alemania y Einaudi de su país, Italia).

Ha sido premier Italiano, antes alto funcionario de su país y Presidente del Banco Central Europeo, donde le tocó liderar la crisis del Euro de la década pasada, es sobre todo conocido por su incesante actividad pública y su voz siempre escuchada.

El 17 de septiembre de este año presentó en la Unión Europea su informe para relanzar la competitividad europea: ¨El  futuro de la competitividad europea¨.

Nadie en el viejo continente pudo ignorar sus recomendaciones, y especialmente su diagnóstico, el que es lapidario en cuanto a la pérdida de competitividad de Europa en manos de los Estados Unidos y China.

Draghi da como un hecho la delantera de los Estados Unidos y China en competitividad económica, ejemplifica en sectores de la inteligencia artificial, del mundo digital, en la inversión en investigación y desarrollo, energía, etc.

El informe muestra que, entre otras cosas, Europa se acercó a la productividad estadounidense en escasos momentos desde 1890, siendo el último cercano a la década del 90, a partir de ahí no ha dejado de alejarse, también enfatiza que la época de la energía barata ha terminado (con la crisis con Rusia), baja inversión en I y D y que el viejo continente tiene un exceso de regulaciones, burocracia y falta de coordinación entre las 27 naciones todos factores que afectan la competitividad de la economía europea impactando en el desarrollo de la Unión.

Propone una estrategia basada en la inteligencia, en el desarrollo digital, en un esquema de alta inversión, de una estrategia de innovación unida a la descarbonización, y de mayor coordinación normativa y menores trabas dentro de la eurozona.

Dentro de este largo, y ya muy valorado informe, se encuentran múltiples menciones a los aspectos regulatorios y a la competencia en los mercados.

Explica de un modo muy técnico  que la Unión Europea ha sido hostil al desarrollo digital, esto se debe no solo a los bajos incentivos a la inversión sino a las regulaciones y la normativa antimonopólica de la EU.

Hemos visto recientemente fuertes medidas y multas de la UE contra empresas digitales (concretamente Apple y Google además de otras investigaciones abiertas), y un clima similar en torno a evaluar el impacto estructural de las fusiones/compras en ámbito tecnológico.

¨Una razón clave para las tasas de inversión más bajas es el mercado fragmentado de Europa. Por ejemplo, en la UE hay 34 grupos de operadores de redes móviles y sólo un puñado en Estados Unidos o China, en parte porque la UE y los Estados miembros han tendido a ver negativamente las fusiones en el sector. Esta fragmentación hace que los costes fijos de invertir en redes sean relativamente más onerosos para los operadores de la UE que para las empresas a escala continental en Estados Unidos o China.

En ese mismo sentido se refiere a las barreras regulatorias, en un capítulo dedicado a las barreras a la innovación en Europa.

¨Las barreras regulatorias para la ‘escala’ son particularmente onerosas en el sector tecnológico, especialmente para las empresas jóvenes. Las barreras regulatorias limitan el crecimiento de varias maneras. En primer lugar, los procedimientos complejos y costosos en sistemas nacionales fragmentados desalientan a los inventores. En segundo lugar, la postura regulatoria de la UE hacia las empresas tecnológicas obstaculiza la innovación: la UE tiene ahora alrededor de 100 leyes centradas en la tecnología y más de 270 reguladores activos en redes digitales en todos los Estados miembros. En tercer lugar, las empresas digitales se ven disuadidas de hacer negocios en toda la UE a través de filiales, ya que enfrentan requisitos heterogéneos, una proliferación de agencias reguladoras y una ‘doralización’ (sobreregulación) de la legislación de la UE por parte de las autoridades nacionales. Este problema se ve agravado por el hecho de que la aplicación de la ley de competencia en la UE posiblemente inhibe la cooperación intraindustrial. Por último, múltiples normas nacionales diferentes en materia de contratación pública generan altos costos continuos para los proveedores de la nube. El efecto neto de esta carga regulatoria es que sólo las empresas más grandes –que a menudo tienen su sede fuera de la UE– tienen la capacidad financiera y el incentivo para soportar los costos de cumplimiento. Las empresas tecnológicas jóvenes e innovadoras pueden optar por no operar en la UE en absoluto”.

El informe es particularmente interesante en este aspecto, promueve un debate, haya o no acuerdo sobre su diagnóstico y sobre sus conclusiones y recomendaciones, es obvio que ha fijado una agenda de discursión, sobre temas que en general se encuentran muy consolidados en la Unión Europea como el control Antitrust y los sistemas regulatorios.

En ese sentido y estrictamente sobre los aspectos de  antitrust y regulación tal vez sería útil mirar a la experiencia española de los últimos años que ha mi modo de ver está resultando innovadora y útil.

España creó (fusionando varios organismos) en el 2013 una agencia única, denominada ¨Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia¨, para que evalúe competencia (Antitrust) y regulación de servicios (energía, telecomunicaciones, transporte, etc) poniendo el enfoque que todo debía ser un equilibrio que permitiera la competencia en los mercados con regulación que no impidiera el virtuoso desarrollo de este proceso. También hay ciertos progresos en dicho sentido en Reino Unido (que no forma parte de la Unión Europea).

La experiencia española ha resultado útil para evitar la discordinación y también tener una mirada múltiple (desde ángulos técnicos- regulatorios y de la libre competencia) y especialmente tener un modo de análisis y monitoreo de los mercados que permite ir midiendo los aspectos positivos y negativos de algunas regulaciones o de algunas medidas antitrust para promover su corrección o su ratificación.

De todo el informe Draghi surgen muchos elementos para pensar que sobrepasan la problemática europea, que siempre enfatizó en ciertos aspectos de la unidad dado que el origen de la Unión (desde el antiguo tratado de Carbón y Acero) siempre privilegió está para sostener la paz.

El informe Draghi es incómodo en ciertos aspectos porque puede detonar asimetrías que tal vez pongan ruido en la unidad (ej. Para la innovación se requieren altos niveles de educación y centros de estudios compatibles- el se refiere a esto en el informe) y ello requiere un alto compromiso de los Estados nacionales (Gobierno-Sociedad) para tener un avance sostenido y armónico no dejando a ningún Estado miembro postergado.

Un debate extraordinario, que solo ha empezado, y que es de esperar nuestro país pueda aprovechar para aprender e implementar en el futuro, en busca del desarrollo ¨perdido¨ que siempre es nuestro faro.

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