El Gobierno retrocede, el fuego avanza

Hay más 40 mil hectáreas incendiadas, viviendas destruidas, personas heridas, animales muertos, rutas cortadas por el humo, degradación del suelo y la vegetación. Mientras, en Argentina existe una ley que estableció los presupuestos mínimos para la protección del ambiente en materia de incendios forestales y rurales, pero quedó congelada

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Hay más de 40 mil hectáreas quemadas tras los incendios en Córdoba  EFE/ STR
Hay más de 40 mil hectáreas quemadas tras los incendios en Córdoba EFE/ STR

En Córdoba ya se registraron más de 40 mil hectáreas incendiadas. La situación es crítica y el fuego arrasa. Viviendas destruidas, personas heridas con quemaduras, animales muertos, rutas cortadas por el humo, degradación del suelo y la vegetación. En Argentina tenemos una Ley de Manejo del Fuego, pero quedó completamente congelada con la llegada de este Gobierno. En unos meses arranca el verano y crece aún más la expectativa de incendios, especialmente en un contexto de crisis climática: necesitamos que el gobierno entienda la gravedad del tema.

Mientras tanto, Milei está de gira por Nueva York para ratificar lo que Mondino ya expresó en la ONU: Argentina no va a integrar el Pacto de Futuro la Agenda 2045, que incluye la lucha contra la crisis ambiental. El presidente, además de desatender las problemáticas más urgentes de los argentinos, nos deja afuera de los desafíos que está encarando el mundo.

Primero lo primero: ¿cómo surge el fuego?

El 95% de los incendios que ocurren en la Argentina son producto de la acción humana. Es decir, acciones intencionales, con fines especulativos, así como otras no intencionales: hacer un fogón, descartar colillas de cigarrillo, quemar residuos o limpiar terrenos. Situaciones típicas que, por los pocos cuidados de las personas y por la falta de educación ambiental e inversión en la materia, pueden generar incendios.

Año tras año, vemos cómo los incendios forestales se multiplican y el fuego avanza con más intensidad. En los últimos cinco años, las provincias de Corrientes, Córdoba, San Luis, Entre Ríos y La Pampa fueron las más afectadas con la mayor cantidad de hectáreas quemadas. Las altas temperaturas, la sequía y los fenómenos climáticos extremos potencian estos peligros.

¿Cómo debería actuar el Estado? Ley de Manejo del Fuego

En 2013 se promulgó la ley 26.815 que estableció los presupuestos mínimos para la protección del ambiente en materia de incendios forestales y rurales, y creó el organismo encargado de abordarlos, el Sistema Federal de Manejo del Fuego, coordinado por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) junto a la participación de la Administración de Parques Nacionales (APN), las provincias y CABA.

En el Proyecto de Presupuesto 2025 que presentó en el Congreso, Milei proyectó $28mil millones para el SNMF, mientras que este año el presupuesto se mantuvo congelado a los valores de 2023. Considerando la inflación, se deberían destinar más de $37mil millones en 2024 y más de $75mil millones para 2025 sólo para mantener las capacidades del Sistema. Pero el problema no es sólo de recursos sino también de gestión. Según la Oficina de Presupuesto Nacional del Ministerio de Economía, durante el primer trimestre de 2024 no se ejecutó ni un sólo peso de los fondos asignados. A septiembre de este año, tan solo se ejecutó un 39% del presupuesto.

Con todo esto dicho, lo que estamos viendo es una caída en términos reales de más del 67% de esta partida.

Sin inversión, es imposible que el SNMF pueda brindar una buena respuesta rápida y efectiva ante el combate y control del fuego, porque se traduce en menos herramientas y capacitaciones para brigadistas, vehículos hidrantes, equipamiento y maquinaria. Cabe aclarar que este organismo depende de la degradada Secretaría de Ambiente Nación, que brindó muy escasos recursos para robustecer la acción de los 500 brigadistas que están dando la vida por cuidar nuestros bienes comunes naturales y las comunidades afectadas. Por ejemplo, a Capilla del Monte, uno de los distritos más afectados, enviaron sólo un avión hidrante.

Mientras tanto, la Provincia de Buenos Aires no permanece indiferente: envió helicópteros equipados con helibaldes y brigadistas para atacar desde el aire los incendios en Valle de Punilla, que ya lleva 16 mil hectáreas quemadas; también brindó un móvil de Bomberos de la PBA y un móvil de Defensa Civil para apoyo en tierra. Mantenemos el compromiso de cuidado y respeto ambiental. Algo que, aunque básico, Milei desconoce.

Modificación de la Ley de Fuegos

Hubo un tiempo —no muy lejano— en el que el presupuesto de incendios sí aumentaba. En efecto, entre 2020 y 2023 se incrementó un 354% en términos reales, luego de que se aprobara la modificación a la Ley de Fuegos impulsada por Máximo Kirchner. ¿Por qué Kirchner había propuesto este cambio, allá, por el 2020? Para cuidar los territorios y evitar incendios especulativos. La modificatoria de la Ley de Fuegos prohíbe por 30 o 60 años (dependiendo de si es o no área protegida) negocios inmobiliarios y actividades comerciales distintas a las previas al incendio.

Este año, en julio, diputados libertarios empezaron a hacer maniobras legislativas para dar de baja esta modificatoria, aduciendo que “presupone intencionalidad en todos los incendios e impone restricciones como la prohibición de venta”. La ley no prohíbe la venta de las tierras sino que limita el cambio de uso del suelo con el objetivo de desalentar los incendios intencionales y garantizar la restauración de los territorios afectados.

Sobre esta cuestión también se refirió Cristina Fernández de Kirchner en X: “No es una ley punitivista sino de preservación y recuperación de los ecosistemas, ya que no diferencia si fue intencional el origen del fuego o no (aunque el 95% sean causados por acción humana: lobby inmobiliario, fines de explotación agrícola, etc). Por eso, la modificación busca desincentivar estas prácticas inhabilitando el loteo, división o cualquier uso de las tierras diferente al que tenían previo al incendio”.

Lo de Milei no es sólo un tema “ideológico” y tampoco es que “le molestan” las políticas ambientales: su preocupación son los negocios. Por eso sus esfuerzos a toda costa para darle lugar al mercado y a sus ganancias.

El ataque constante a la cuestión ambiental

El avance del fuego es sólo una parte de una problemática aún mayor que el gobierno viene desfinanciado y, con un profundo desprecio, desincentivando de la discusión pública con esfuerzos políticos muy claros. Para Milei, el ambientalismo es otro invento “comunista” y las acciones en este ámbito son gastos a pasar por la motosierra. De ahí la desjerarquización del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, que hoy en su versión degradada y desfinanciada hizo poco y nada frente a la crisis en Córdoba.

La Ley Bases es la expresión más rotunda de que lo prioritario es dejar que “el mercado” se encargue. El RIGI, que materializa lo que anunció Máximo ―buscar implementar la flexibilización ambiental, laboral y tributaria―, es especialmente peligroso porque avala a empresas extranjeras a asentarse en cualquier parte de nuestra Argentina para explotar sin medida ni limitación nuestros recursos (bienes claves de nuestra economía como la agroindustria, la minería, el gas, el petróleo y la energía), con prohibición de restricciones, grandes exenciones impositivas, deducciones de costos y acceso a los tan preciados dólares de manera diferencial.

Otro artículo preocupante le otorga al Poder Ejecutivo la facultad de modificar, transformar o disolver los fondos fiduciarios públicos como el Fondo para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos o el Fondo Nacional del Manejo del Fuego.

Desde que lanzaron el DNU 70/23, apenas empezando su gobierno, ya habían empezado a elucubrar el primer marco legal que habilitó el corrimiento o del Estado argentino de sus funciones más básicas, entre ellas las ambientales (sigue vigente la derogación la Ley de Tierras, la Ley Promoción Industrial, los fondos para energías renovables).

Hay una intención mucho mayor respecto a lo ambiental y no es para nada ingenua: allanar el camino para la entrega total de nuestros bienes comunes naturales. No importa si se incendian, se destruyen o si se los venden a intereses foráneos, el único compromiso del gobierno es desentenderse completamente.

Un Presidente que todavía no pisó las provincias (pero sí se pasea por el mundo)

Mientras se incendia Córdoba, Milei anda nuevamente en el ruedo internacional (1 de cada 5 días anda afuera del país). Fue a Nueva York para la Cumbre del Futuro convocada por la ONU, pasó a tocar la campana en Wall Street y, por supuesto, se encontró con Elon Musk, a quien se le hace agua la boca por nuestro litio.

Este año, la convocatoria a la Asamblea de las Naciones Unidas tiene como eje el Pacto del Futuro. Al ver la intervención de la canciller Mondino este fin de semana, nos enteramos que el país quedará marginado del concierto global de la naciones: Argentina se abstuvo de apoyar este acuerdo global que implica compromisos con las agendas de cambio climático, inteligencia artificial, fake news, democracia y desigualdad social. Ese pacto también significa financiamiento orientado a cumplir metas ambientales. ¿Argentina? Afuera.

En materia socioambiental, el acuerdo marca la necesidad de acelerar las acciones para cumplir con el Acuerdo de París: entró en vigencia en el 2016, con el objetivo de que los países acordaran estrategias multilaterales para limitar el calentamiento global por debajo del 1,5°C, en comparación con los niveles preindustriales. Esto demuestra que al mundo le importa bajar las emisiones de efecto invernadero y trabajar de manera mancomunada, porque el cambio climático nos empuja a “un abismo”, como declara el Secretario General de la ONU, António Guterres. Milei, en la vereda de enfrente, no puede ni siquiera atender las problemáticas al interior del país del que es cabeza de Estado.

Los discursos rimbombantes de Milei para su tribuna de X le cuestan muy caro a los argentinos. No es “gasto”, no es déficit fiscal, estamos hablando de la vida de la gente, de las comunidades, de la calidad de nuestra tierra y nuestros bienes comunes naturales.

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