Cuando todavía no había gabinete, Francisco mandó un rosario para una de las personas más cercanas a Javier Milei. Corría noviembre del año pasado.
Un reconocido profesional de la salud llevó en sus manos la pieza bendecida hasta el Hotel Libertador, búnker fundacional del actual Gobierno. La destinataria, Sandra Pettovello. Estaba bendecido, y con un mensaje: “Cuide a los pobres”.
La relación de Francisco con la actual administración es acaso tan sinuosa como con Mauricio Macri. Serpenteante. En esferas del poder, creen que Su Santidad dice una cosa en privado, y después hace otra en público.
La sorpresa (e indignación) por las críticas de la semana pasada parecen contradecirse con lo que Francisco le transmitió en privado al Gobierno. Al menos, eso creen en la Rosada.
Hace más de 15 días, el mismo profesional que acercó el rosario bendecido, le transmitió a la ministra Pettovello que Francisco quería recibirla en una audiencia privada. La misma se mantuvo en secreto bajo cuatro llaves. Prácticamente, nadie sabía de invitación. Tanto es así, que el vocero Manuel Adorni, sobre la misma hora de la presentación del Presupuesto, comentó que la funcionaria estaba en el Vaticano. Antes, casi nadie sabía.
El encuentro fue el lunes 17, a las 17, en la residencia de Santa Marta. Durante la mañana, El Papa le había dedicado unos minutos a los popes de la CGT. La charla con la Ministra se prolongó durante casi una hora, se sacaron una sola foto y todo fue presenciado por testigos. Eran todos argentinos.
Francisco ya había recibido un informe pormenorizado del Gobierno argentino sobre la auditoría que hizo la Sindicatura General de la Nación (Sigen) al Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), que controlaba la gente de Juan Grabois durante el gobierno de Alberto-CFK-Massa. En el mismo, se detallan irregularidades de todo tipo. Son públicas. Y algunas tienen correlato judicial.
Antes de asumir, la actual ministra fue convocada a un encuentro con curas villeros en el populoso conurbano. Comieron asado. Luego, uno le susurró al oído: “Cuide el FISU”. Se cree, era (o es) la caja para sostener gran parte de una estructura blue destinada a asistir personas con menos recursos, o directamente a desviar fondos públicos. En Capital Humano piensan en esto último. Pero, sorprendentemente, este Fondo sigue abierto. Lo maneja el titular de la Libertad Avanza en Provincia, Sebastián Parejas. La ministra y el funcionario casi que no se hablan. Podría decirse hasta que están enfrentados.
Palabras más, palabras menos, Francisco le dijo a Pettovello en Santa Marta: “Sigan adelante con las denuncias. ¡Con todo!”. Fue coherente, leyeron en el Gobierno, porque durante la audiencia con el presidente Javier Milei en febrero, Su Santidad había puesto el grito en el cielo cuando se le informó de la situación con los llamados “gerentes de la pobreza”.
“Que hijos de…”, habría exclamado Francisco cuando se le describieron algunos de los hechos, según pudo reconstruir este periodista. Se narraba la intermediación de planes sociales, de reparto de alimentos y del posible negociado con viviendas en villas miserias.
El informe del FISU está en el Vaticano. Por este, y otros motivos, la sorpresa del Gobierno con las declaraciones públicas del Papa. “Recibió a quien nos dijo que denunciemos”, resumió una fuente, que no viajó en esta oportunidad a la Santa Sede.
Hasta ahora, el Papa recibió a solo dos integrantes del Gobierno, Milei y la citada Pettovello. El Presidente bajó la línea de no escalar el tema, y de tratar con respeto al jefe de la Iglesia. Pero se sabe que forman parte de corrientes ideológicas distintas. Francisco reclama Justicia Social, cuando el Gobierno cree que esa es una de las banderas que llevó a la Argentina al déficit y a la pobreza actual.
Es decir, piensan completamente distinto. Y resulta improbable que se pongan de acuerdo (tampoco tienen por qué hacerlo), más allá de cierta gestualidad para disimular las notorias diferencias.