Finalmente llegó el momento más esperado por el mercado. Llegó el tan ansiado recorte de tasas de la Reserva Federal de los EEUU, luego de dos años y seis meses de ciclo restrictivo. Sin embargo, más allá de que la primera baja jamás hubiera pasado desapercibida dada la expectativa, fue noticia su magnitud.
Mientras que la mayoría de los economistas pronosticaban que sería de 25 puntos básicos (pbs), el anuncio fue por 50 pbs, dándole la derecha al mercado, que le asignaba un 66% de probabilidad a dicha marca.
Curiosamente, a pesar de estar mayormente priceada, generó volatilidad en el mercado de todas formas. Inicialmente, los principales índices bursátiles estadounidenses tomaron la noticia de buena manera, pero a medida que los minutos se transformaron en horas los verdes se tornaron rojos.
A pesar de estar mayormente priceada, generó volatilidad en el mercado de todas formas
¿A qué se debió este giro en la percepción del movimiento? En las últimas semanas se ha especulado en todos los ámbitos si el Comité de la Reserva Federal debía recortar las tasas en 25 pb o 50 pb.
- Los que abogaban por el primero establecían que la economía se mantenía en un sendero de crecimiento sólido y que la batalla contra la inflación no estaba terminada. Además, dictaban que un recorte mayor podría señalar que la Fed observaba señales de debilitamiento económico que pudieran derivar en una recesión.
- La segunda postura se enfocaba más en el mercado laboral, que forma parte del mandato dual de la Fed y ya ha dado claras señales de enfriamiento. Temían que mantener una postura más restrictiva derive en una ruptura de ese mercado, y que ello dispare un período recesivo.
De esta manera, cuando se anunció el recorte de 50 pb, dos efectos contrarios entraron en juego:
- positivo, la baja implicaba un alivio para los balances de las corporaciones, que podrían mantener a sus trabajadores, pues se verían beneficiados por menores cargas de intereses, lo que significaría un menor estrés sobre sus márgenes, y
- negativo, la baja generó un mayor temor de que efectivamente la Fed haya observado grietas que provoquen preocupación. Al parecer, la batalla del día la ganó el segundo.
Afortunadamente el mercado siempre da revancha. Luego del toque de campana, los inversores tuvieron tiempo para analizar la información recibida con más tiempo y tranquilidad, preparándose para lo que seguiría el jueves.
Evidentemente, pasado el fragor del momento, y procesado el discurso del presidente de la Fed y el dot plot presentado (gráfico que muestra las opiniones de los miembros de la Reserva Federal), el mercado volvió a cambiar de opinión. Se podría decir que surtieron efecto las palabras del presidente de la Fed, Jerome Powell, que hicieron énfasis en que buscan preservar las condiciones del mercado laboral y el crecimiento económico mientras la inflación sigue acomodándose en la dirección correcta.
También puede haber jugado a favor que Michelle Bowman, gobernadora de la Fed, haya votado en disidencia apoyando una baja de 25 pb. Esto señalaría que no estaría viendo tensiones en la economía más grande del mundo.
Por ese motivo, el jueves fue un gran día para los mercados. El S&P 500 y el Dow Jones Industrial Average avanzaron 1,8% y 1,3% hacia nuevos máximos, respectivamente, y el Nasdaq saltó 2,5%, aunque aún se mantuvo 3,5% por debajo del récord intradiario marcado el 11 de julio de este año. En resumen, tras digerir la nueva información, el mercado se tornó bullish nuevamente.
Ahora, que el mercado tome una u otra posición no significa que el veredicto sea final. Tampoco las palabras del presidente de la Fed pueden ser tomadas como santas, visto y considerando que siempre buscarán influenciar las expectativas. Sí es positivo que la única disidencia haya sido por una baja menor a los 50 pbs y que ningún gobernador haya votado por una mayor. También es positivo que el consenso haya sido tan contundente.
Las palabras del presidente de la Fed no pueden ser tomadas como santas, visto y considerando que siempre buscarán influenciar las expectativas
Un poco menos auspicioso es que el dot plot muestre un desempleo proyectado superior a 4,4% para diciembre dado que es sobre el que posan las mayores dudas, pero hay que reconocer que aun si lo alcanzara seguiría siendo un nivel bajo históricamente.
Antecedentes
En este sentido, cabe recordar que hasta agosto el mercado se encontraba sumamente optimista con el devenir de la economía de Estados Unidos. El hard landing prácticamente ya había sido olvidado. El sendero de desinflación superaba las estimaciones privadas, la economía crecía a un ritmo sólido y el mercado laboral se mantenía firme.
El temor recién hizo su reaparición en los primeros días de agosto, luego de que Powell mantuviera la tasa de referencia en julio y llegue un informe de empleo que fue peor de lo esperado. Ahí comenzaron las dudas de si el ciclo restrictivo se había extendido más de lo necesario. El informe destacó que la tasa de desempleo había trepado de 4,1% a 4,3%, y activó la Sahm Rule, lo cual también generó pánico. Este indicador es considerado un predictor recesivo y en los últimos años ha tenido un 100% de eficacia.
La creación de empleo tampoco había sido ideal, con 114 mil nuevos puestos de trabajo en relación a los 175 mil esperados. Además, el ISM manufacturero había llegado bastante por debajo del esperado (46,8 vs 48,8 esperado), señalando debilidad en la actividad.
No obstante, también cabe recordar que ese informe mostraba que la tasa de participación había crecido 0,1 puntos porcentuales, lo que justificaba la mitad del crecimiento del desempleo, y Texas había sufrido un huracán que podía distorsionar los datos reales. A su vez, el ISM manufacturero ha llegado en terreno contractivo 21 veces desde noviembre 2022. Ello es todos los meses con excepción de uno.
Sin lugar a duda, ha sido el sector de servicios el gran impulsor de la economía. De hecho, su fortaleza también hacía que la inflación sea difícil de domar. Sus componentes han sido lo que más tiempo ha tardado la Fed en silenciar. No menos importante, los últimos datos de crecimiento del PBI de Estados Unidos han oscilado entre buenos y superlativos. Incluso el GDP Now de la Reserva Federal de Atlanta, que es una medida de alta frecuencia para el crecimiento del PBI del país, muestra una tasa real anualizada del 3% en lo que va del tercer trimestre.
Los últimos datos de crecimiento del PBI de Estados Unidos han oscilado entre buenos y superlativos
En definitiva, ya ha transcurrido tanto tiempo desde que se comenzó a anunciar el inicio de una recesión que el mercado parece estar susceptible. Cualquier dato que sirva de excusa para justificar un descenso de los máximos alcanzados, es suficiente para disparar la volatilidad. Hoy, con el sector de servicios en zona de expansión, la confianza del consumidor al alza, la capacidad de utilización por encima del promedio del mileno y un nivel de desempleo muy inferior al promedio de los últimos 30 años (4,2% vs 5,6%), el crecimiento económico parece no estar en duda.
De hecho, comenzando a desandar el sendero contractivo y con la normalización de la curva, los elementos que deberían generar mayor tensión en las compañías podrían desaparecer.
Copiando a Powell, que nombró la Curva de Beveridge, la eliminación de nuevas búsquedas de empleo, que han descendido de forma notoria, no necesariamente deberá traducirse en un ciclo de despidos si las compañías estresadas perciben que pronto cambiará el panorama.
En otras palabras, las expectativas de un futuro cercano mejor podrían evitar un ascenso significativo del desempleo. Por supuesto, al igual que la Reserva Federal, habrá que mantenerse data dependiente, pero por el momento pareciera que la fiesta tiene todo lo necesario para continuar.
El autor es Corporate Credit Team Leader de PPI (Portfolio Personal Inversiones)