Para los adolescentes tener una billetera virtual es muy fácil. Los requisitos son mínimos: tener 13 años y un celular apto para descargar la aplicación que más les guste. También, estas carteras virtuales generan un sinfín de beneficios para los padres: poder enviarles dinero ante cualquier eventualidad, desde las más cotidianas como comprar algo en el kiosko de la escuela o poder socorrerlos en caso de alguna urgencia.
Pero los beneficios con los que cuentan estas aplicaciones son proporcionalmente tan altos como los riesgos, sobre todo cuando hablamos de menores de edad y de la falta de controles parentales que estas billeteras presentan.
Nadie duda que los avances tecnológicos han surgido, en muchos casos, para simplificarnos la vida y en el caso puntual de las billeteras virtuales para tornar más fáciles las operaciones económicas. Pero cómo controlamos en qué gastan su dinero los adolescentes es una respuesta que el Estado tiene que dar.
Los chicos pueden descargarse una cartera digital sin avisarles a sus padres, quienes además no tienen forma de acceder al uso que los menores de edad hacen de la misma ya que no presentan ninguna opción de control para padres o tutores.
En definitiva los adultos responsables dependen de la buena voluntad de los chicos para saber qué hacen con el dinero que tienen en sus cuentas. El peligro es total, porque muchos padres no pueden detectar las señales de alerta. Y cuando llegan, es tarde.
La ludopatía es una realidad. Cada vez hay más chicos que se animan a contar y pedir ayuda. Muchos padres y docentes están atentos a este nuevo malestar de época que se vio incrementado con el uso de la telefonía celular post pandemia.
Tener un buen diálogo con los adolescentes es fundamental, pero parecería que no alcanza en tiempos donde el estímulo llega de manera tan fácil a los adolescentes. En un contexto social donde la inmediatez parece dominarlo todo, la fantasía de conseguir dinero rápido genera una adrenalina adictiva.
Por eso el Estado tiene que estar presente, exigiendo que todas las billeteras virtuales tengan controles parentales para aquellas cuentas destinadas a los menores de edad. Ampliando las campañas de concientización y bloqueando cuentas que permitan que los menores apuesten. Desde el Senado de la provincia de Buenos Aires venimos trabajando arduamente en este tema porque la ludopatía no es un juego.