¿La Inteligencia Artificial debe ser regulada en Argentina?

Existen iniciativas y proyectos de ley en el Congreso para regular el uso de la IA en nuestro país

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La falta de regulación es un tema poco discutido que afecta el desarrollo seguro
La falta de regulación es un tema poco discutido que afecta el desarrollo seguro

Los avances vertiginosos de la Inteligencia Artificial (IA) de los últimos dos años han ocasionado un cimbronazo en diversas áreas. Hoy existen IAs capaces de generar música, pinturas, hacer videos con actores artificiales, controlar automóviles y robots, procesar y analizar millones de datos… Algunas de estas, tareas imposibles para un ser humano y otras que son el trabajo de muchos. Pero, como toda herramienta creada por la humanidad, también puede ser usada para hackear sistemas informáticos, crear los químicos más mortales (ideados para una guerra química), controlar drones y misiles (para la guerra tecnológica), generar estafas telefónicas imitando la voz de nuestros seres queridos y fakes news. Estos son algunos ejemplos reales de lo que es capaz la IA y muchos en el momento que lees esta nota ya son antiguos.

A este tipo de aplicación de la IA lo denominamos “direccionados”, porque son direccionados para una tarea en particular y queda en nosotros si los utilizamos para el bien o el mal de nuestra sociedad: ¡Mejorarnos como humanos es fundamental!. Existe un tercer factor, “muchas veces impredecible”, los efectos colaterales de cualquier tecnología que pueden ser buenos, como ocurrió con la invención de la penicilina o con algo más cotidiano como la invención del microondas, pero también negativos, como con el cambio climático, la dependencia de las drogas y el impacto negativo de las Redes Sociales.

La evolución rápida de los programas con IA, y en particular de la inteligencia artificial generativa, se dieron principalmente por los siguientes factores: desarrollo de hardware muy potentes, la creación de nuevos modelos de aprendizaje “algoritmos”, la gran cantidad de datos basados en comportamiento humano disponibles gracias a la digitalización y la gran cantidad de información en Internet que son el material para entrenar a la IA. Por otro lado, tenemos los aspectos económicos que fomentan la inversión y colaboración en investigación, por la aparición de nuevos mercados para las aplicaciones comerciales satisfaciendo las necesidades de los usuarios. Pero a mi parecer el principal factor es el acceso libre para su uso y la difusión libre de los modelos para otro puedan programarlos. Mucho se habla, se habló y se hablará sobre la IA, pero hay un tema que se nombra muy poco y del cual existen pocas reflexiones al respecto: la falta de regulación y la falta de leyes que establezcan límites adecuados para estos desarrollos. Esto es algo muy común cuando se crean tecnologías disruptivas y ya nos ocurrió: por ejemplo, con la Revolución Industrial, con sus aspectos negativos y positivos.

Con la IA ocurre algo similar. Mientras la tecnología llegaba a la sociedad, los gobiernos y algunos científicos miraban espantados, alertando sobre los efectos negativos e impredecibles de la IA. Otros gobiernos y científicos no lo vieron así y a dos años de este cambio tecnológico: ¡Seguimos vivos! La IA no se transformó en Terminator ni en la Matrix.¿Esto significa que no hay más efectos negativos a futuro? Nada más alejado de la realidad, ya que podemos observar cómo muchas empresas están invirtiendo en reemplazar trabajadores por IA. Cuanto más repetitivas son las tareas, cuanto más formateados están los datos, y cuanta mayor cantidad de datos correctos e incorrecto sobre una tarea, es más fácil aprenderla para la IA.

Afortunadamente, ya existen varias iniciativas de regulaciones de la IA, es responsabilidad de la buena política lograr consensos para crear la mejor ley posible, que no sea tan restrictiva que impida la inversión privada, la investigación y desarrollo, ni tan permisiva que se puedan crear aplicaciones dañinas para la sociedad o que generen más desempleo. En nuestro país, el Congreso está tratando el tema y se creó una comisión para trabajar sobre proyectos de ley para la regulación de la IA. Existen tres proyectos de ley que, a mi entender, son los más interesantes a considerar y se pueden encontrados en las páginas del congreso.

Los más relevantes en la actualidad, analizados desde el punto técnico y desde el sentido común fueron:

  • Regulación y uso de la Inteligencia Artificial” (Diputada Costa, Anahí);
  • Marco legal para la regulación del desarrollo y uso de la Inteligencia Artificial” (Diputada Victoria Morales Gorleri); y la
  • Modificación Ley Nacional 25.467″ (Diputada Jimena Latorre y Facundo Manes).

Estos proyectos coinciden en la necesidad de la modificación de la ley 25.467 de ciencia, tecnología e innovación, que tiene más de 20 años de antigüedad y ha quedado atrasada en muchos aspectos. Además, coinciden en promover el uso de la IA, resaltando sus beneficios para el desarrollo digital, económico y social, promover el beneficio humano y evitando riesgos y consecuencias negativas. La necesidad de establecer un marco normativo y de la creación de una autoridad estatal especializada que garantice el cumplimiento de la ley es fundamental, porque ni la mejor ley es buena sino se cumple. Del análisis surgen algunos objetivos comunes: que la IA no afecte o comprometa derechos humanos, las libertades fundamentales y los principios éticos; que no genere o perpetúe situaciones que afecte a la diversidad y la inclusión, a la justicia social, a la equidad y/o cualquier tipo de discriminación; que no se use con fines bélicos y/o militares; que no reemplace la responsabilidad final de los seres humanos y su obligación de rendir cuentas; y que no sea generadora de riesgos a la seguridad y a la protección de los seres humanos, medio ambiente y ecosistemas.

Es necesario enmarcar el desarrollo de la IA en algunos principios fundamentales. La IA llegó para quedarse, es una oportunidad mundial para generar valor agregado y optimizar, mejorar procesos. Es fundamental regular su desarrollo y utilización para establecer límites, para no sufrir los aspectos negativos y beneficiarnos de los positivos. El subirnos a esta ola sin el más mínimo recaudo puede ocasionar que los aspectos negativos no solo nos hagan perder la oportunidad, sino que nos perjudiquen y nos hagan retroceder en términos de una sociedad mejor y más justa. Y en tecnologías de tan rápida evolución es mejor lograr acciones concretas por consenso y de rápida aplicación más que leyes grandilocuentes que establezcan objetivos de largo plazo, pues cuando se promulga dicha ley y se implementan los organismos de control, la tecnología avanzó tanto que la hace obsoleta. Por todo lo dicho, la respuesta es simple: ¡Sí, definitivamente la IA debe ser regulada!.

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