Honor y gratitud en el día del Maestro

El legado de Sarmiento: los docentes son la piedra angular del desarrollo del país

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El 11 de septiembre celebramos
El 11 de septiembre celebramos el legado de Sarmiento y su visión educativa

“Todos los problemas son problemas de educación”, afirmó Domingo Faustino Sarmiento, una verdad que sigue siendo tan vigente hoy como en su tiempo. Sarmiento, quien decía que “la educación es la base de la prosperidad de un pueblo”, comprendió que la educación es el pilar sobre el cual se edifica una nación. Su legado nos recuerda que el desarrollo de un país está indisolublemente ligado a la calidad de su sistema educativo y que solo a través de la educación se puede lograr un progreso sostenible, equitativo e igualitario.

El 11 de septiembre es una fecha que resuena en lo más profundo de nuestra identidad como país, conmemoramos el legado de Sarmiento, quién con su visión y tenacidad sembró las bases de nuestro sistema educativo.

Los docentes, herederos de esa obra son quienes día a día se levantan con la misión de formar ciudadanos, de sembrar conocimiento, y sobre todo, de construir futuros. Los maestros son guías, mentores y en muchas ocasiones, los únicos referentes de muchos niños y jóvenes. Su labor no se limita a la transmisión de contenidos; los docentes moldean almas, infunden valores, y en tiempos complejos como los actuales, se convierten en el faro que guía a quienes más lo necesitan. Es un trabajo, a veces silencioso, lleno de compromiso y sacrificio, pero también de una profunda vocación por el bienestar de las futuras generaciones.

Sin embargo, en el ajetreo de lo cotidiano, olvidamos la magnitud de su labor. La sociedad, muchas veces, falla en reconocer que el trabajo docente es una piedra angular de la cohesión social y del desarrollo humano. En un mundo donde la educación enfrenta desafíos constantes - desde la falta de recursos hasta la creciente desigualdad - es imprescindible que reconozcamos la importancia de los maestros, no solo con palabras, sino con acciones y políticas concretas.

Graciela Frigerio nos recuerda que “el oficio de educar implica una apuesta al porvenir,” una apuesta que los docentes hacen todos los días, incluso en condiciones adversas, con la esperanza de que cada uno de sus estudiantes pueda alcanzar su máximo potencial. Este compromiso con el futuro es lo que convierte a la enseñanza en una vocación profundamente significativa y en un motor de cambio social.

Es en este contexto necesario reconocer a los docentes y no limitarnos a una felicitación o un agradecimiento una vez al año. El verdadero homenaje consiste en luchar por mejorar las condiciones simbólicas y materiales en las que desarrollan su labor cotidiana en las aulas. Un sistema educativo que no valora a sus maestros, que no los apoya con recursos suficientes, que no garantiza espacios dignos para enseñar, está condenado a la mediocridad. No podemos exigir excelencia en la educación sin antes asegurar que aquellos que enseñan cuenten con las herramientas, el respeto y las condiciones necesarias para hacerlo.

Asegurar recursos y condiciones dignas
Asegurar recursos y condiciones dignas para los maestros es esencial (istock)

La enseñanza no puede florecer en un terreno árido. Es crucial que las políticas educativas se centren en fortalecer las escuelas como espacios seguros, modernos y acogedores, donde tanto docentes como alumnos se sientan valorados y motivados. La infraestructura escolar no es solo un edificio; es el entorno donde se forja el futuro de un país. Por eso, es imprescindible que se invierta en la modernización de las instalaciones, en la provisión de recursos, en la creación de ambientes de aprendizaje que inspiren y motiven tanto a estudiantes como a docentes. Estos espacios deben ser lugares donde la creatividad, la curiosidad y el pensamiento crítico puedan emerger, y donde los maestros se sientan respaldados en su misión de guiar a las próximas generaciones.

A su vez, es imperativo repensar la formación docente. La educación es un campo dinámico, y los maestros deben estar equipados para enfrentar los desafíos de una sociedad en constante cambio. Esto requiere acceso a capacitación continua, a espacios de reflexión e intercambio profesional, y a un sistema de apoyo que reconozca y valore su desarrollo profesional. Proponemos que se trabaje en un plan integral que contemple no solo mejoras salariales, sino también el acceso a capacitación continua, el fortalecimiento de la infraestructura escolar, y la creación de un nuevo ecosistema institucional para la formación y carrera de los docentes, donde podamos incentivar y reconocer el esfuerzo y la mejora. Un ecosistema que no solo los respalde, sino que también los inspire a seguir siendo agentes de cambio en la sociedad.

Cuando los docentes cuentan con el apoyo y los recursos que necesitan, los estudiantes reciben una educación de calidad, y la sociedad en su conjunto se beneficia de ciudadanos mejor preparados, más críticos y más comprometidos con el bien común.

En su obra La educación como política central del porvenir, Elisa Carrió subraya que “la educación debe ser el pilar sobre el cual se construyan las políticas públicas” enfatizando que no hay proyecto de país viable sin un sistema educativo robusto y equitativo. Carrió también sostuvo en la Convención Constituyente del ‘94 que “la educación es el instrumento de la libertad igual, la herramienta que garantiza e iguala los puntos de partida”. Por ello, honrar a los docentes es un acto de justicia y un compromiso ineludible con el futuro de nuestra nación, para que ningún origen se convierta en condena.

En este Día del Maestro, celebremos el trabajo de quienes dedican su vida a educar y asumamos el compromiso de ser parte activa del cambio que necesita nuestro sistema educativo. De esta manera, el sueño de Sarmiento de una educación para todos, con justicia y equidad, podrá ser una realidad tangible. Y así comenzar a transitar un camino virtuoso inclusivo y de calidad.

¡Gracias, maestros y maestras, por ser los verdaderos arquitectos de nuestra sociedad!

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